Avance científico

El fármaco que da esperanza a las personas con síndrome de Down

Un estudio realizado en ratones apunta que un medicamento común para el tratamiento del VIH podría paliar los síntomas de este trastorno genético

Una niña con síndrome de Down juega con un perro
Una niña con síndrome de Down juega con un perrolarazon

En España hay unas 35.000 personas con síndrome de Down, un trastorno genético que no tiene cura ni tratamiento farmacológico. Sin embargo, un estudio publicado recientemente en la revistacientífica “Journal of Cellular and Molecular Medicine” podría empezar a cambiar la vida de estas personas.

Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) y del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa han descubierto que la lamivudina, un fármaco antirretroviral de uso común para tratar el VIH, mejora la capacidad cognitiva de un modelo de ratón con síndrome de Down.

El síndrome de Down es una condición causada por la presencia de un cromosoma extra en el genoma humano, que contiene 23 pares de cromosomas, pero, en el caso de las personas con este síndrome, hay una de estas parejas que, en vez de dos, presenta tres copias del cromosoma número 21.

Además de otros problemas, las personas con síndrome de Down también tienen un mayor riesgo de padecer Alzheimer, puesto que el cromosoma 21, que tienen triplicado, contiene los genes de una proteína relevante para esta enfermedad, la proteína precursora amiloide (APP), que se acumula en el cerebro generando agregados proteicos que causan la alteración de la función cerebral. Estos agregados proteicos son comunes en la mayoría de las personas mayores de 40 años con síndrome de Down, sin que haya hasta ahora un tratamiento preventivo.

Ahora, los resultados de este estudio apuntan a una posible vía de tratamiento con fármacos y sitúan a los retrotransposones como una posible diana terapéutica para el síndrome de Down, según explicó el director del IrsiCaixa, Bonaventura Clotet.

Los retrotransposones son segmentos de ADN que cambian su ubicación dentro del propio genoma creando copias de ARN de sí mismos para salir de la zona del genoma donde están ubicados y convertirse de nuevo en ADN para poder volver a insertarse en el genoma, pero ya en otro lugar. Dichos segmentos pueden insertarse en áreas específicas del genoma y, por casualidad, posicionarse en regiones promotoras de genes asociadas a enfermedades neurodegenerativas, potenciando su actividad. Según Clotet, la actividad de estos segmentos de ADN para saltar de un sitio a otro del genoma aumenta con la edad.

“Además, los retrotransposones presentan algunas similitudes con el VIH ya que, al igual que este virus, necesitan pasar de ADN a ARN, y a la inversa, para hacer copias de sí mismos”, ha explicado el especialista. De este modo, los investigadores se plantearon la hipótesis de que el uso de moléculas capaces de inhibir la replicación del VIH –como la enzima transcriptasa inversa– también podría funcionar para bloquear los retrotransposones.

El equipo de científicos trató durante cuatro meses a un grupo de ratones Ts65Dn, el modelo animal de síndrome de Down “más estudiado hasta la fecha”, con la lamivudina mientras que el grupo control recibió únicamente agua.

Llevaron a cabo experimentos de comportamiento diseñados para comprobar la actividad locomotora, la memoria de reconocimiento y la ansiedad. Los investigadores descubrieron que los ratones que habían recibido el fármaco mostraron mejores capacidades cognitivas.

Los resultados del estudio plantean la hipótesis de que los beneficios observados gracias a la lamivudina pueden deberse a su efecto sobre una o más variantes del gen APP, según afirman los autores del trabajo.

Aclaran que sería necesario llevar a cabo estudios clínicos para confirmar que el fármaco provoca un efecto similar en seres humanos, pero reivindican que sus resultados en animales ponen de relieve el “potencial” de utilizar intervenciones farmacológicas como la lamivudina u otros fármacos capaces de bloquear la misma diana terapéutica.