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Camino de Santiago: “No hace falta ser religioso para sentir la espiritualidad”

El segundo año Xacobeo consecutivo fulmina todos los récords de afluencia del Camino de Santiago: un 17% más de peregrinos que prepandemia

Una señal marca la distancia a Santiago de Compostela en una de las etapas del Camino en Rabé de las Calzadas (Burgos)
Una señal marca la distancia a Santiago de Compostela en una de las etapas del Camino en Rabé de las Calzadas (Burgos)Alvaro BarrientosAgencia AP

2022 es un año histórico para el Camino de Santiago. Por primera vez en más de ocho décadas, la Puerta Santa de la Catedral de Santiago de Compostela permanece abierta –por segundo año consecutivo– para dar la bienvenida a peregrinos de todo el mundo debido a las circunstancias especiales de la pandemia de covid, que impidió a muchas personas peregrinar a la capital de Galicia a lo largo del año pasado. Esta circunstancia histórica solo ha ocurrido otras dos ocasiones en el último siglo y medio: en 1885, cuando el papa León XIII decidió celebrar un año Santo extraordinario para conmemorar el hallazgo de los restos del apóstol Santiago en el interior del templo; y en 1937 y 1938, con motivo de la Guerra Civil.

Aunque la afluencia de peregrinos ha crecido y continúa haciéndolo en todas las rutas, las «favoritas» de este año siguen siendo el Camino del Norte, el Camino Francés y el Camino Primitivo. El Camino del Norte es la segunda ruta del Camino de Santiago más larga, sólo por detrás de la Vía de la Plata. Empieza en la ciudad vasca de Irún y llega hasta Santiago de Compostela, tras unirse al Camino Francés en el municipio de Arzúa. Tiene 820 km de recorrido hasta la capital de Galicia, con un total de 34 etapas de aproximadamente 25 kilómetros cada una. En 2015, fue reconocido por la UNESCO, junto con el Camino Primitivo, como Patrimonio de la Humanidad.

El final de una de estas 34 etapas, en la localidad de Vilanova de Lurenzá, en la provincia de Lugo, se encuentra el Albergue Savior, un lugar privilegiado que permite pasar la noche a poca distancia de los diferentes puntos de interés turístico de la comarca. Entre ellos, la Playa de las Catedrales, un monumento natural ubicado en la formación geomorfológica Rasa Cantábrica, que ocupa año tras año el podio de la mejor playa de España, además de ser considerada la segunda mejor de Europa y la sexta mejor del mundo.

Cancelaciones de última hora

Arturo Bressel y su pareja regentan este idílico lugar, testigo directo de las aventuras de los peregrinos que recorren las distintas etapas del Camino del Norte.

«En el turismo postcovid, el Camino encaja perfectamente ya que la gente busca lugares no masificados, en los que pueda disfrutar de actividades al aire libre a la vez que descubre una parte muy importante del patrimonio nacional. Y todo eso, a buen precio», señala Bressel. «Aun así, y debido a las características específicas de este tipo de turismo, ha seguido habiendo mucha afluencia de peregrinos; en 2020 tuvimos una ocupación similar a la del año anterior, y 2021 fue aún mejor. De hecho, está siendo curiosamente este año cuando estamos teniendo más cancelaciones de última hora que, a mi juicio, tienen que ver con la crisis económica. Cancelar habitaciones en un albergue que cuesta 15 euros la noche (9 euros en los municipales) no es algo normal si no es porque la gente no puede, hoy por hoy, permitirse ni el más mínimo gasto extra», añade.

Según los datos de la Xunta de Galicia, la región cerró 2021 con más de 178.900 compostelanas – documento otorgado por las autoridades eclesiásticas y que certifica que la persona ha completado el Camino de Santiago– selladas en el Centro Internacional de Acogida al Peregrino, lo que confirmó la reactivación del Camino y superó todas las expectativas. Por su parte, 2022 está fulminando todos los récords: durante la primera semana de junio se había alcanzado ya la compostelana número 100.000– cifra que el año pasado no se logró hasta la primera semana de agosto–.

En general, se estima que este año hay un 17% más de peregrinos que prepandemia. Aunque esta es una cifra «a la baja», dado que no todas las personas que hacen el camino recogen su «compostelana». De hecho, los datos recogidos por sensores instalados en el Camino Francés –dentro de un proyecto piloto para medir la afluencia– apuntan que al menos el 50% de los peregrinos que llegan a Santiago no recogen la distinción.

«Este año estamos viendo muchos extranjeros, te diría que más que nunca. Y de países muy lejanos de los que antes nunca habíamos visto llegar peregrinos, como Zimbawe, Corea, Alaska o California. Además, los que vienen repiten», indica el dueño de Savior.

De vocación: peregrina

BeLu («nickname» de peregrina por el que la gente la conoce en El Camino) es una de las que repite. Esta alemana de 45 años paró en el albergue de Arturo hace unos días, y su historia le impresionó –algo que no se consigue fácilmente después de ver pasar a tantos peregrinos–. Y es que ella no es una peregrina al uso: para ella caminar es una forma de vida, a la que dedica todo el tiempo que puede. Este año van a ser nueve meses, de los que ya lleva invertidos cinco y medio.

BeLU, peregrina alemana, en un punto del Camino del Norte
BeLU, peregrina alemana, en un punto del Camino del NorteLa RazónLa Razón

Salió por la puerta de su casa en Fulda (Alemania) el pasado 22 de febrero con la misión de llegar andando hasta la Puerta Santa de la Catedral de Santiago y volver, nueve meses después, de la misma forma. Lleva 160 días caminando, en los que ha recorrido Suiza, Francia –por la Via Podiensis, pasando por Lourdes, Col de Somport– y, ya en España, el Camino Francés hasta Santiago, donde llegó hace un mes. De ahí continuó hasta Finisterre, donde cogió el Camino “Dos Faros” -desde Malpica hasta La Coruña-; de ahí a Betanzos, donde inició el Camino del Norte. Este fin de semana llegará a Ribadesella, desde donde partirá a recorrer la Costa de Irún, el Camino del Litoral Aquitano, de ahí a Orleans, a Paris y, finalmente, de vuelta a Alemania.

«No es la primera vez que hago algo así, pero si la ocasión más especial para mí. No soy creyente, pero si lo hago por cumplir una promesa que me hice a mí misma hace años. No hace falta una motivación religiosa para respirar y sentir la espiritualidad que rezuma cada metro del camino, es omnipresente, está por todas partes», explica mientras hace un alto en su jornada para descansar y beberse «una cerveza fresquita».

BeLu empezó su trayectoria como peregrina cuando tenía poco más de 20 años. Lo hizo caminando desde Alemania hasta Lourdes con sus padres. «Ellos se conocieron allí, ambos fueron como peregrinos, y volvieron allí para casarse», explica. Su madre padecía una enfermedad y quisieron hacer la ruta de nuevo ofreciéndola por esa causa. «Allí vi a los primeros peregrinos del Camino de Santiago. Empecé a leer sobre él y me propuse hacerlo en cuanto mi trabajo me lo permitiera», explica. «Admiro mucho a los peregrinos primigenios, los que lo hacían en la Edad Media, pasando verdaderas inclemencias».

Paqui Torres, malagueña. Segundo año consecutivo recorriendo el Camino del Norte

El año pasado, Paqui celebró su 50 cumpleaños en el Camino; este año, celebran los de su pareja. «Para nosotros es el mejor regalo que nos podemos hacer, disfrutamos muchísimo de todo: la gastronomía, el paisaje, la gente». Para esta andaluza, uno de los principales atractivos del Camino del Norte son las leyendas que lo rodean, «Como la de la Santa Compaña, nos apasiona el tema; paramos en todos los cementerios y las pequeñas iglesias a rezar una oración».

Paqui y Juan Antonio Torres, de Málaga, en el Camino del Norte
Paqui y Juan Antonio Torres, de Málaga, en el Camino del NorteEditorial La Razón