Alimentación

Comemos cada vez peor

España ha perdido varios puntos estos años en el ranking de países con mejor alimentación: en 1990 la lista de la compra era mejor que la que se realiza ahora en el mercado (y muchísimo más cara)

Comida basura
Comida basuraDreamstimeDreamstime

Si hiciéramos un examen a los hábitos alimenticios de la población mundial el resultado sería demoledor: un suspenso general. De hecho, las notas obtenidas hoy en día serían incluso peores que las recibidas hace 30 años. En tres décadas, la dieta global no se ha hecho más sana, más igualitaria y más accesible. Esa es la conclusión de un estudio publicado esta semana por la Escuela Friedman de Ciencia y Política de la Nutrición, perteneciente a la Universidad de Tufts de la ciudad de Boston, en Estados Unidos.

El trabajo evalúa en una escala de 0 a 100 hasta qué punto la población sigue las recomendaciones nutricionales más reconocidas por la comunidad científica. El cero correspondería al seguimiento de una dieta poco sana (exceso de azúcar, grasas, alimentos procesados) y el 100 el mantenimiento de un perfecto equilibrio entre frutas, verduras, legumbres, futos secos, proteínas y cereales. La media global está en 40,3 (por debajo del 5 si fuera la nota de un examen). Supone una mejora de un punto desde hace 30 años, pero teniendo en cuenta el avance de las tecnologías y el acceso a la alimentación, en realidad se trata de un retroceso relativo. El estudio es uno de los más ambiciosos que se ha realizado jamás para determinar la calidad de la dieta globalmente y recoge datos de todos los continentes.

Los resultados demuestran que la evolución hacia dietas más sanas ha sido positiva en países como Estados Unidos, Vietnam, China o Irán, pero negativa en otros como Japón o Tanzania.

En España, el Índice Alternativo de Dieta Sana Medio, el valor seleccionado para valorar la calidad de la dieta en función de la cantidad de alimentos de diferentes categorías que se consume en un hogar medio, es de entre 40 y 46 sobre 100 (supenso, muy cerca del aprobado raspado). Nos encontramos muy parejos al resto de Europa, algo peor que Italia y Portugal.

Solo diez países, que representan apenas el 1 por 100 de la población mundial, han alcanzado el aprobado. A la cabeza, Vietnam, Irán e Indonesia. Entre los 25 países más poblados, los que peor dieta tienen son Brasil, México, Egipto y Estados Unidos que, aunque ha mejorado en los últimos 30 años, tiene un resultado de menos de 35 sobre 100.

La dieta poco equilibrada es responsable del 26% de las muertes prevenibles en el mundo. Para calibrar el impacto real de este fenómeno los autores han estudiado el comportamiento en 128 países a través de 1.100 encuestas. Se trataba de averiguar hasta qué punto cada país sigue las recomendaciones del llamado Índice Alternativo de Dieta Sana.

En 1995, el departamento de Agricultura de Estados Unidos creó un índice objetivo que medía la aceptación de una dieta equilibrada en la población. Durante años se estableció como posible factor que ayudaba a predecir la salud cardiovascular futura de la población. Más tarde, varios organismos internacionales mejoraron la herramienta y establecieron un índice alternativo que permite evaluar el estado general de una dieta en un territorio.

Grasas o carbohidratos

El primer índice se basaba solo en la cantidad de grasas o carbohidratos consumidos. El segundo se fija más en la calidad que en la cantidad.

Por ejemplo, puntúa mejor el cereal integral que las harinas refinadas y tienen en cuenta si las proteínas proceden de carne roja, ave o pescado. Da mejor puntuación a las proteínas vegetales y de pescado.

Básicamente, este índice premia a las dietas que son ricas en verduras, frutas, grano no refinado, legumbres y grasas poliinsaturadas procedentes de pescado. La puntuación es negativa para el consumo de azúcar, carnes rojas, sal y alcohol.

El estudio ha encontrado algunas diferencias significativas por edades. En todas las regiones del mundo, la dieta alcanza mejor puntuación durante la infancia, se empobrece en la juventud y edad adulta y vuelve a ser mucho más equilibrada a partir de los 60 años.

Las mujeres comen mejor

El descenso de calidad es especialmente significativo en la juventud en los países más ricos, donde la puntuación pasa de 60 en la infancia a 30 a los 20 años. Por sexos, el índice es generalmente mejor en mujeres que en hombres.

Una vez más, la mayores diferencias se encuentran en los países más ricos, donde la calidad de la dieta de los hombres es mucho peor en comparación. No se aprecian diferencias significativas entre las dietas de entornos urbanos y rurales.

Si se comparan los datos desde 1990, se observa que globalmente hoy se consumen más frutas, verduras y pescado y menos carne roja o sal. Pero el índice de calidad aún así no ha mejorado casi. La razón, la disparidad entre regiones. España ha perdido 4 puntos en sus resultados en las últimas tres décadas. Comemos peor que en 1990. Es importante destacar que el Índice Alternativo de Dieta Sana está directamente relacionado con la salud pública. Unos resultados elevados en el examen reducen en un 25% la prevalencia de enfermedad cardiovascular, en un 30% diabetes y en un 5% la de cáncer.

El estudio demuestra que existen muchas disparidades regionales y, por lo tanto, diferencias entre los países con más capacidad de prevenir estas enfermedades y los que lo tienen más difícil. Las mayores mejoras en la dieta se han producido en África subsahariana y el sudeste asiático (que obviamente procedían de varemos muy bajos).

En Asia se aprecia un lento descenso en el consumo de sal y en Latinoamérica, de carne roja. Europa, Medio Oeste y Asia tienen mayores consumos de fruta y verdura, pero también de alimentos procesados y azúcar. Los perjuicios de la comida rápida e industrial superan a los beneficºios del aumento de disponibilidad de alimentos sanos, por lo que el índice de calidad total ha descendido en los últimos años.

Excluir gluten o lactosa sin diagnóstico

Durante los últimos años el gluten y la lactosa han adquirido la fama de «nutrientes poco saludables» y muchas personas han decidido eliminarlos de su dieta. La dieta sin lactosa es el tipo de dieta de exclusión más seguida por la población española. Aunque no estaría justificada desde un punto de vista científico en un 61% de los casos, se estima que un 25% de los españoles lleva una alimentación libre de lactosa y el 64% extiende este hábito a su núcleo familiar, según un trabajo de la Academia de la Nutrición y de Fundación Mapfre.

Algo parecido sucede con el gluten. Un 8% de los encuestados declara realizar una dieta sin gluten, y un 70% la hace extensiva a sus familias. Sin embargo, esta exclusión no tendría justificación científica para el 72% de los casos. De hecho, se estima que el 61% de los sujetos que sigue una dieta de exclusión de lactosa y el 72% de los sujetos que lo hacen con el gluten podrían estar haciéndolo sin que la eliminación de dichos componentes estuviera completamente justificada desde el punto de vista científico.