Investigación
Una escopeta, amenazas de muerte y una infidelidad: las claves de la desaparición de Said
La hermana del joven desaparecido reclama que se reactive su búsqueda y vuelvan a tomar declaración a un matrimonio que estuvo bajo la lupa policial
Said tenía 33 años y, aunque se había recolocado en el sector de la construcción, la mayor parte del tiempo que estuvo residiendo en España se dedicó a la agricultura y la ganadería. Se encargaba del rebaño de ovejas de una familia pudiente de Algaida (Mallorca) y de la recogida de la almendra en la gran finca que poseían. Siempre tuvo buen trato con los trabajadores de allí y con la propia familia. Tanto es así que, según pudieron averiguar más tarde los investigadores de la Policía Nacional, el joven mantuvo una relación sentimental con la hija de la dueña de la finca, una mujer casada y 20 años mayor que él. En una ocasión, incluso, ella le regaló un coche, algo que sorprendió a los hermanos de Said y, por supuesto, al marido de ésta cuando se enteró.
El joven que más tarde desaparecería misteriosamente en Palma de Mallorca, le había contado a un familiar que la última vez que estuvo comiendo en casa de ellos el marido de la mujer le amenazó y llegó incluso a sacar una escopeta asegurándole que «tarde o temprano» le iba a «matar».
El joven no llegó a denunciar las amenazas y ahora solo consta en las declaraciones que han ido prestando a la Policía y que ya están incorporadas al sumario del caso que investiga el Juzgado de Instrucción número 1 de Palma. Una investigación que, según lamenta la hermana del joven marroquí, parece ya olvidado, constatando así la idea colectiva de que hay «desaparecidos de primera y de segunda». Y él, a criterio de su hermana, parece ser de la segunda categoría.
Sin llaves y con ropa de trabajo
Fue ella, Bouchra, quien denunció la desaparición de Said el 18 de junio de 2019 aunque el chico había perdido el contacto con todo el mundo el día 15. Según se pudo averiguar más tarde de testimonios de las últimas personas que estuvieron con él, el joven llegó a su barrio después de trabajar y se quedó en los bares de la plaza Pere Grau sobre las 18:00 horas de ese día. Su hermana, con la que vivía en esa época, vio que había bajado sin llaves y tampoco se había cambiado la ropa del trabajo por lo que imaginó que no tenía mucha intención de salir aquel día. Sin embargo, al ver que no regresaba, supuso que podía haberle surgido algún plan con amigos y dejó pasar el fin de semana antes de preocuparse de verdad y acudir a la comisaría de Policía.
Llegó el lunes y, al ver que nadie lograba contactar con él, que no regresaba a casa ni tampoco acudió a su puesto de trabajo (el jefe le llamó a la hermana preocupado al no verle llegar), decidió denunciar su desaparición. Said ni siquiera había ido a recoger el dinero que le adeudaba la empresa para la que trabajaba, algo muy raro porque él tampoco tenía una situación económica muy estable.
Se iba a casar
Además, desde el día 15 dejó de comunicarse por WhatsApp con su novia, que vivía en Marruecos. Said había estado de vacaciones en su tierra un par de meses antes y se había comprometido con una joven con la que pensaba casarse en unas semanas. Por todos estos motivos, los agentes rápidamente clasificaron la desaparición como «inquietante» y «no voluntaria» y comenzaron los protocolos habituales en estos casos, como la búsqueda en hospitales y el análisis de movimientos en sus cuentas bancarias.
Todo resultó infructuoso y solicitaron al juzgado que requiriese a la compañía telefónica de Said la información relativa a su tráfico de llamadas, mensajes y posicionamientos desde el día anterior a su desaparición. Trascendió entonces que la última de sus comunicaciones fue precisamente con su examante. Ella dijo que fue Said quien le llamó sobre las 23h del día en el que se le perdió la pista, algo que extraña mucho a su hermana Bouchra porque el joven nunca tenía saldo para realizar llamadas.
Según la versión de la mujer, que también tuvo que prestar declaración ante los agentes, Said le dijo que se iba a Fenalitx con unos amigos que había conocido esa noche, algo que también chirría a Bouchra porque eso de que ni se había cambiado la ropa de albañil. Poco después, a principios de octubre, la examante también llamó a otro familiar de Said que reside en Alemania para decirle: «No busques a tu hermano, que he visto en sueños que está bajo tierra». A Bouchra le sorprendió mucho esta llamada ya que la mujer no tiene relación con este familiar de Alemania.
Dado lo extraño que debió parecerle a la Policía la actitud del matrimonio también solicitó al juzgado la intervención de sus comunicaciones pero, a pesar de todas las investigaciones, los agentes todavía no saben nada acerca del paradero de Said tres años y medio después de su desaparición. Su hermana cree que el caso está ya medio olvidado y no creen que tengan abierta una búsqueda activa.
Un tacógrafo sin analizar
Por eso, la abogada de la familia, la también criminóloga Icíar Iriondo, solicitó nuevas declaraciones del entorno del joven y, por ejemplo, la ampliación del marido de la examante del desaparecido. El hombre es camionero y cuando sucedió la desaparición del marroquí, él se encontraba de viaje. Los investigadores solicitaron que les llevara el tacógrafo del camión para realizar algunas comprobaciones pero, al parecer, nunca lo llevó y nadie se lo ha reclamado. A pesar del tiempo transcurrido, mantienen viva la esperanza de que el caso no se cierre ni caiga en el olvido. Por eso, si alguien tiene alguna información al respecto, pueden ponerse en contacto con la abogada del caso a través del correo metroametro@metroametro.org
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