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Historia

¿Cómo ha evolucionado la pasta de dientes desde la antigüedad?

Los dentífricos han cambiado casi tanto como lo ha hecho la dieta de las personas. Actualmente, necesitamos mucha más protección contra la caries

Pasta de dientes La Razón

El primer manuscrito donde podemos encontrar una referencia a algo parecido a la pasta de dientes data de los tiempos del Antiguo Egipto. En aquellos escritos se menciona un producto muy abrasivo conocido como “clister” que se fabricaba con piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uña de buey, mirra y cáscara de huevo. Aunque también se apuntaba que solía ser necesario incluir algunas hojas de menta o de flores a la receta original para disimular la intensidad de los ingredientes y para prevenir el mal aliento.

Los egipcios empleaban ya hace más de 6,000 años una pasta para limpiar sus dientes y encías | Dominio PúblicoLa Razón

Después de los egipcios, otras muchas civilizaciones desarrollaron sus propias versiones de la pasta de dientes. Como los persas -por ejemplo- que elaboraban una variante rudimentaria (pero muy ingeniosa) del dentífrico, haciendo una mezcla de una tintura y de agua boratada que aplicaban en los dientes con un pincel. Unos cuatro siglos después, en torno al siglo I a.C., el médico latino Escribonio Largo desarrolló su propia receta a base de vinagre, miel, sal y cristal muy machacado.

Más tarde, ya durante el medievo, pueden encontrarse algunas alusiones a la pasta de dientes en el mundo árabe y de cómo -en un principio- utilizaron una mezcla de arena fina y piedra pómez. Aunque más tarde se dieron cuenta de que esta fórmula dañaba el esmalte de los dientes, por lo que tuvieron que desarrollar otras recetas. Como la que el médico y botánico toledano Ibn Wafid ofrecía en su “Libro de la almohada”, que consistía en “hojas de menta, de albahaca, de membrillo, de melocotón, con una cantidad doble de hojas de rosa, y tierra jabonera de Toledo más hojas de cidra: se pulveriza todo, se pasa por tamiz y se usa”.

También hay referencias a los productos que utilizaban algunos pueblos precolombinos, como los mayas, por ejemplo; que usaban la raíz de Rauwolfia heterophyla willad o chacmum para combatir algunas molestias dentales. Aunque también hay alusiones al uso de cenizas de iguana quemada viva o al chicle que se se extraía de un árbol originario de las selvas del Petén, en Guatemala.

Indígenas con mascaras practican el Rabinal Achí, la danza maya que sobrevive al paso del tiempo en Guatemala | Fuente: EFE/ Esteban BibaEsteban BibaAgencia EFE

En conclusión, son muchas las civilizaciones y culturas que se han interesado por el cuidado de la dentadura a lo largo de la historia. Sin embargo, todas aquellas recetas del dentífrico enfrentaban problemas diferentes a los que enfrentan a día de hoy nuestros dientes. En aquellos momentos, las necesidades de las dentaduras eran otras porque en las dietas de aquellas culturas no se consumía tanto azúcar como el que ingerimos a día de hoy.

El ingrediente secreto

Actualmente tenemos a nuestra disposición dentífricos muy avanzados para cuidar de nuestra higiene bucal. Y con los años este producto ha mejorado mucho, se le han añadido muchos sabores diferentes y muchas propiedades interesantes, como el efecto blanqueante, el efecto protector de encías o el efecto calmante contra la sensibilidad, por ejemplo.

El ingrediente principal en la pasta de dientes actual son partículas abrasivas de dióxido de silicio (SiO2, sílice) que suponen en torno al 50% de la composición. En torno al 20 o 40% es agua. Y el resto son sorbitol (C6H14O6, un poliol edulcorante), fluoruro de sodio (NaF) y triclosán (C12H6Cl3O2), además de humectantes y saborizantes. El NaF, añadido en 1914 por Frederick S. McKay, es el principio activo principal de los dentífricos actuales. Su aporte de flúor aumenta la resistencia del esmalte de los dientes al ataque ácido de bacterias causantes de caries; derivada fundamentalmente del consumo de azúcar.

En 2019, el gasto dental por ciudadano en España fue de 90 euros, de los cuales el 98% se corresponde con gasto directo del bolsilloSANITAS DENTALSANITAS DENTAL

De hecho, si los dentífricos que se comercializan actualmente acaban perdiendo su efectividad con el tiempo, es precisamente porque lo hace el flúor que contienen. Sin el flúor, las pasta de dientes son poco más que una crema inútil de sabores. Normalmente esta fecha de caducidad ronda los dos años desde la fabricación del producto. Es decir, que hay tiempo de sobra para gastarla. Ahora bien, es importante obedecer esta limitación, porque una vez se supera esta fecha, este principio activo puede degradarse y perder gran parte de su efectividad, privándonos de la protección que tanto necesita el esmalte de nuestros dientes.

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