El 50% de los alumnos, sin nota para hacer el grado universitario deseado

El 5 de junio comienza la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), siendo los primeros en enfrentarse a ella los alumnos de Cantabria, Comunidad de Madrid, La Rioja y Murcia. De estas pruebas dependerá el futuro de miles de jóvenes españoles, pues sus notas determinarán los grados universitarios a los que podrán acceder. Sin embargo, según una encuesta realizada por la agencia de estudios en el extranjero educoWay entre 500 jóvenes de toda España entre 18 y 24 años, la mitad de los alumnos que desean estudiar en una universidad pública no consiguen sacar la nota que necesitan para estudiar el grado deseado.

«Una gran parte de las carreras más demandadas hoy día son las que tienen las notas de corte más elevadas. Quienes pueden permitírselo económicamente recurren a una universidad privada, pero sus elevados costes no están al alcance de cualquiera, y muchos jóvenes tienen que renunciar a estudiar aquello que desearían, lo que les provoca un alto grado de frustración», sostiene Jose Abedín, CEO de educoWay.

En muchos casos, los estudiantes terminan eligiendo grados universitarios con los que no están satisfechos. De hecho, según la citada encuesta, sólo un 23% de los alumnos universitarios consideran totalmente acertada la decisión tomada respecto a sus estudios, mientras que un 48% se arrepiente o, como mínimo, tiene dudas respecto a su elección.

Esto puede atribuirse, en parte, a la falta de una orientación adecuada durante las etapas educativas previas. La encuesta de educoWay revela que sólo uno de cada tres jóvenes consultados afirma haber recibido una orientación universitaria adecuada en esos momentos. Además, sólo uno de cada cuatro alumnos de Bachillerato tenía totalmente claro lo que quería estudiar y en qué centro universitario deseaba hacerlo.

«Esta falta de información y orientación puede influir en las decisiones universitarias de los estudiantes y llevar a que se sientan insatisfechos con sus elecciones académicas. Es fundamental mejorar los recursos de orientación y proporcionar a los alumnos una visión más completa de las diferentes opciones educativas disponibles, para que puedan tomar decisiones más acertadas y encontrar un camino que se ajuste mejor a sus necesidades y metas», afirma Jose Abedín.

De la misma forma se ha identificado gran desconocimiento respecto a la alternativa de estudiar en Europa, donde muchas universidades públicas no exigen nota de corte y existe una posibilidad real de acceder a grados que se han podido quedar fuera de su alcance por la nota de la EBAU. El 77% de los alumnos encuestados no habría descartado la idea de estudiar fuera de España de haber conocido la existencia de becas y ayudas económicas que, incluso, pueden ofrecer la posibilidad de cursar toda la carrera de forma gratuita.

«Es fundamental que se lleve a cabo una labor mucho más exhaustiva en los centros educativos e institutos de todo el país para que nuestros jóvenes conozcan a fondo todas las alternativas que tienen ante sí. Hoy día existen muchos canales, incluso digitales, para organizar encuentros informativos y que ningún alumno tenga que elegir su futuro desde el desconocimiento», subraya el CEO de educoWay. «Los gobiernos de varios países europeos subvencionan hasta el 100% de los estudios universitarios completos de los estudiantes de la Unión Europea. Por ejemplo, estudiar en Dinamarca resulta totalmente gratis; en Países Bajos el coste se sitúa en 2.314 euros/año; y en Bélgica podemos pagar hasta 1.092 euros/año. Es importante que los estudiantes sepan esto, porque muchas universidades españolas tienen unos costes mucho más elevados», sugiere Jose Abedín.

Ayer, el ministro de Universidades, Joan Subirats, señaló que el Gobierno no descarta retrasar en un año la implantación de la nueva EBAU, prevista para 2024, «si se llega a un acuerdo de todas las partes y es razonable», después de la petición formulada en este sentido por el Consejo de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE). Se trataría, en todo caso, de retrasar la implantación a 2025 en lugar de comenzar a aplicarla el próximo curso.