Muerte de Francisco

El adiós al Papa de la gente

Este miércoles, a las once de la mañana, la basílica de San Pedro abre sus puertas para que los fieles se despidan de Francisco durante tres días

Cuenta atrás para el último adiós a Francisco. A partir de este miércoles las puertas de la basílica de San Pedro se abrirán a las once de la mañana para despedir al Papa de la gente. El Santo Pueblo Fiel de Dios, como definía él a quienes llorarán ante su féretro, podrá rezar ante el primer Pontífice latinoamericano de la historia durante tres días. Miércoles y jueves se cerrarán las puertas a las doce de la medianoche, mientras que el viernes, el velatorio concluirá a las siete para comenzar a preparar el funeral de Jorge Mario Bergoglio que se celebrará el sábado en la Plaza de San Pedro, en la que se convertirá en una multitudinaria despedida. Y no solo por los jefes de Estado y de Gobierno que participen. Ni por los miles de fieles que de todos los puntos del planeta se movilizan para acudir a las exequias.

Este fin de semana el Sucesor de Pedro, que falleció el lunes a los 88 años, debía presidir el jubileo de los adolescentes, que incluía la canonización del primer santo millennial, el italiano Carlo Acutis. Se esperaban más de 80.000 peregrinos.

Será a las diez de la mañana, primer día de los Novendiales, en el atrio de la Basílica de San Pedro, cuando tenga lugar la misa exequial, según el «Ordo Exsequiarum Romani Pontificis». Se trata del libro litúrgico modificado por el Papa Francisco el 29 de abril de 2024 y publicado por la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Pontífice.

Las modificaciones realizadas «simplifican y adaptan» las disposiciones establecidas en la Constitución Apostólica promulgada por Juan Pablo II en 1996 y actualizada por Benedicto XVI en 2013.

Así lo anunció la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas, sobre esta ceremonia que estará presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. Al final de la celebración eucarística tendrá lugar la «Ultima commendatio» y la «Valedictio». A continuación, el féretro del Papa será trasladado a la Basílica de San Pedro y de allí a la Basílica de Santa María la Mayor para su inhumación.

«El rito renovado subrayará aún más que las exequias del Romano Pontífice son las de un pastor y discípulo de Cristo y no las de un poderoso hombre de este mundo», asegura el arzobispo Diego Ravelli, maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias. En esta misma línea, destaca que la eucaristía, por empeño de Jorge Mario Bergoglio, «expresará mejor la fe de la Iglesia en Cristo resucitado…».

Los más cercanos

Pero hasta que arranque la celebración, el luto se contagia desde el lunes en todo el planeta, con el epicentro hasta ayer en la capilla de la residencia de Santa Marta, la que ha sido la casa de Francisco en los últimos doce años y por donde ayer pasaron sus colaboradores más cercanos, así como responsables de la Curia Romana. El Vaticano difundió este martes las primeras imágenes del Santo Padre en un féretro de madera forrado en terciopelo rojo. Las fotografías, captadas durante el acto de constatación de la muerte a las ocho de la tarde del lunes 21 de abril, muestran al Pontífice vestido con una túnica roja, con una mitra blanca sobre la cabeza y un rosario negro entrelazado en sus manos. También se observa que se ha eliminado la tradición de usar tres ataúdes (de ciprés, plomo y roble), utilizándose uno sencillo de madera. Se mantiene el anillo del Pescador, pero, a diferencia de sus predecesores, cuando el féretro sea cerrado en la víspera de la misa exequial, no se colocará el báculo papal junto al cuerpo.

Este miércoles a partir de las nueve, y tras un momento de oración, presidido por el carmarlengo, el cardenal Kevin Joseph Farrell, comenzará la llamada «traslación» del cuerpo, según decidieron los 60 cardenales participantes este martes en la primera congregación general o reunión preparatoria para el cónclave, para el que todavía no hay fecha oficial de arranque.

La procesión pasará por la plaza Santa Marta y la plaza de los Protomártires Romanos, y desde el Arco de las Campanas saldrá a la plaza de San Pedro y entrará en la Basílica Vaticana por la puerta central. Después, en el Altar de la Confesión, bajo el recién restaurado baldaquino, el cardenal camarlengo presidirá la Liturgia de la Palabra, que será el punto de partida para la visita de los fieles.

Entre tanto, el martes trascendieron algunos detalle de cómo vivió Francisco las horas previas a su fallecimiento por un ictus. Entre las últimas palabras que se conocen del Pontífice antes de morir, se encuentra el agradecimiento a su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, por animarle a realizar su último viaje en el papamóvil el domingo. «Gracias por traerme de nuevo a la Plaza», le dijo Francisco a su asistente, según explican desde la Santa Sede. «¿Crees que puedo hacerlo?», le preguntó a Strappetti, quien lo tranquilizó. De hecho, el colaborador del Papa asegura que le vio «cansado, pero feliz».

Tras este baño de multitudes el Domingo de Resurrección descansó por la tarde, tuvo una cena tranquila y se fue a descansar. «Alrededor de las 5:30 de la mañana aparecieron los primeros síntomas, con la pronta intervención de quienes le cuidaban. Más de una hora después, tras saludar a Strappetti, que estaba acostado en la cama de su apartamento en el segundo piso de Casa Santa Marta, el Papa cayó en coma. No sufrió, todo sucedió rápido, dice alguien que estuvo a su lado en esos últimos momentos», desvela Vatican News, el portal oficial de la Santa Sede. Ese mismo enfermero que le acompañó hasta el último suspiro fue aquel que le salvó la vida, como el propio Papa llegó a explicar, cuando en 2021 le recomendó operarse de una estenosis diverticular sintomática del colon.

Llamada a Gaza

Además, también ha trascendido que el Papa llamó por última vez a la única parroquia católica de Gaza la noche del sábado, antes de la vigilia pascual, para preguntar por las celebraciones de Pascua y por los niños, una costumbre que inició cuando estalló el conflicto en Tierra Santa y que mantuvo durante su último ingreso hospitalario, siempre que su salud se lo permitió.

Francisco habló con el vicario parroquial, el padre Yousef, y también conversó con otra religiosa, preguntando por cómo estaban preparando la celebración.

Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia, explicó ayer a los medios locales que el anuncio de la muerte del Papa fue un momento muy doloroso para la comunidad, y que incluso los ortodoxos y los musulmanes acudieron a darle el pésame. Romanelli también destacó que Francisco se había vuelto tan cercano a su comunidad que reconocía las voces de los feligreses y conocía los nombres de los menores, y que cuando llamaba ponían el altavoz para que hablara con los más pequeños, a quienes se refería por su nombre.

«En 16 meses nunca dejó de llamar a esa hora. Incluso cuando viajaba en avión, tenía que hablar con nosotros. Aunque tuviera una celebración, tenía que hablar con nosotros. La ‘llamada de Gaza’ era para él una de esas rutinas esenciales, como comer o beber agua. Nunca la olvidaba, nunca», asergura el responsable del comité de emergencias de la parroquia, George Anton.