La oponión de Marta Robles

Agresiones sexuales

Que yo pueda decidir cómo defenderme también es un derecho. Que nadie lo olvide.

Marta Robles
Marta RoblesAteneo Mercantil de Valencia

En el Día Internacional de la Mujer quiero hacer una reflexión. La semana pasada, en el programa Espejo Público, Mariló Montero confesó que un famoso le había tocado el culo el día anterior, y yo recordé que, en una gala, me lo pellizcaron hace tres años. Ambas esgrimimos las razones por las que habíamos preferido no decir nada en el momento. Ella alegó que en su caso no quiso incomodar a la mujer que lo acompañaba, y yo que quise proteger a la hija que estaba con él, además de no organizar un escándalo que robara protagonismo al premio literario donde se produjo y a sus ganadores.

Bien, pues la cantidad de titulares posteriores y, sobre todo, la exigencia de que había que denunciar me ha parecido tan opresiva que quiero rebelarme. Las mujeres también decidimos qué tipo de agresión queremos denunciar solo en nuestro entorno o en la comisaría. A veces preferimos defendernos con palabras o con una bofetada o simplemente contar el comportamiento de la persona a nuestro círculo social (que ya es un castigo en sí mismo) a hacer público el nombre en un medio o poner una denuncia, que pueda suponer al agresor entre 1 y 4 años de cárcel. Cada cual tiene sus consideraciones. Si yo me sintiera en peligro, denunciaría sin dudar (o eso creo, porque sé que hay veces que el miedo paraliza); también si fuera un jefe o superior; pero en el caso de un "presunto" amigo, con un comportamiento de ese calibre y en un contexto determinado, puede que prefiera contarlo sin nombrarlo, porque entiendo que solo con esa advertencia se lo pensará antes de volver a hacerlo. Que yo pueda decidir cómo defenderme también es un derecho. Que nadie lo olvide.