Informe

Ansiedad y adicción al móvil, problemas más comunes de salud mental en menores

El estrés, la depresión o la necesidad de aprobación son también factores que merman su bienestar emocional, según un informe del Observatorio Español de la Salud Mental Infantojuvenil

Adicción al móvil en adolescentes
Adicción al móvil en adolescentesPexels

La ansiedad, el estrés, la frustración los problemas de alimentación y la adicción a la tecnología son algunos de los problemas "más comunes" entre niños y adolescentes, según se desprende de los resultados de un informe del Observatorio Español de la Salud Mental Infantojuvenil (Observainfancia). El documento apunta que los menores reconocen que el uso excesivo de dispositivos electrónicos es una realidad en su vida diaria. Por ello, muchos de ellos afirman que los controles parentales son necesarios para moderar y hacer un buen uso, "evitando los peligros existentes en Internet".

Cuando se les pregunta sobre la posibilidad de no tener móvil o redes sociales, gran parte de ellos cree que esto "no sería un problema" e incluso manifiestan que, desde su opinión, "no creen necesario que sus iguales tengan acceso a estos dispositivos electrónicos". Así, ven esta desconexión como una "oportunidad para disfrutar más de las actividades al aire libre, las interacciones presenciales y otros aspectos de su vida cotidiana".

El estudio, denominado 'Tomando el pulso a la salud mental' y enmarcado en el proyecto EMO-CHILD, lo ha presentado este martes en la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) la catedrática Mireia Orgilés en la III Jornada Científico-Profesional Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, bajo el lema 'Una visón desde dentro', según informa Ep.

Los investigadores han partido de una muestra formada por 187 participantes: 43 niños de ocho a once años, 41 adolescentes de 12 a 16, 24 padres de niños de ocho a once, 33 progenitores de adolescentes de 12 a 16 y 46 profesionales de la educación y de la salud mental.

¿Qué es la salud mental?

Los adolescentes, consideran que la salud mental está relacionada con sentirse bien consigo mismo y saber identificar y gestionar los problemas. Entre los problemas más comunes, identifican la ansiedad, la depresión, los problemas de alimentación, las inseguridades, las preocupaciones, las adicciones y la necesidad de aprobación.

De acuerdo con este dictamen, los niños definen la salud mental como la capacidad de expresar emociones y la importancia de contar con una red de apoyo social "sólida". Así, un tema recurrente identificado por ellos es la "relevancia" de socializar como un componente "clave" para el bienestar mental y emocional. Sin embargo, enfatizan que estas interacciones "deben ir más allá del uso de dispositivos electrónicos" y destacan la "importancia" de las relaciones personales presenciales.

Otro aspecto es la percepción de que los niños tienen "poca información" sobre salud mental en su entorno. Muchos de ellos proponen que el colegio sea un espacio "donde se fomente" la educación en esta materia y plantean que "tanto maestros como familias" puedan desempeñar un papel importante en proporcionarles "el conocimiento y las herramientas necesarias para aprender más" al respecto.

Entre los factores que más afectan al bienestar de sus compañeros, según los adolescentes encuestados por Observainfancia, están los conflictos en el aula, los malentendidos, la relación con los padres y con sus iguales, los estudios y la presión social.

Acoso escolar, suicidio y autolesiones

Respecto al acoso escolar, los adolescentes entrevistados creen que esta problemática debe abordarse hablando con los padres del acosador y de la víctima. Además, comentan que el acoso escolar se vive desde edades tempranas y afirman que las acciones escolares, como por ejemplo charlas y protocolos, "no son eficaces y que ellos no tienen información suficiente para detectarlo".

Además, hay niños que reconocen en su entorno cotidiano el acoso escolar y que suelen hablar con sus padres y docentes para alertar sobre posibles casos.

No obstante, algunos de estos niños dicen sentirse "temerosos" de denunciar estas situaciones por "miedo a represalias por parte de los agresores". A pesar de estos temores, muchos coinciden en que es "fundamental" comunicarlas "de forma clara y oportuna".

Asimismo, el suicidio es percibido por los adolescentes como una "consecuencia trágica de un sufrimiento profundo y prolongado en el tiempo". Dicho sufrimiento puede derivar de múltiples factores, incluidos problemas personales, familiares, sociales o emocionales. La percepción general es que este estado de desesperación puede llevar a una persona a sentir que la única salida es acabar con su propia vida. Sin embargo, también creen "firmemente" que este sufrimiento puede ser aliviado "si la persona afectada busca y recibe ayuda profesional a tiempo" e informan que "no cuentan con herramientas para poder ayudar a una persona que les indique que quiere quitarse la vida".

La mayor parte de los adolescentes participantes afirma que conoce casos de compañeros que se autolesionan. De hecho, según un informe reciente, al menos un 15% de los menores se infringen daño a sí mismos sin intención suicida de modo habitual, es decir, uno de cada 6.

Falta de recursos públicos en salud mental

Para los adolescentes, recibir ayuda psicológica es visto como "algo positivo" porque contribuye a que las personas puedan solucionar sus problemas. Sin embargo, comentan que existen "barreras económicas y relacionadas con que sus padres tengan que saberlo".

Los adolescentes indican que es una buena forma de aprender recursos personales para superar dificultades y que conocen a personas de su edad que reciben terapia psicológica.

Por su parte, cuando a los niños se les pregunta sobre su percepción de acudir al psicólogo, estos expresan una "actitud mayoritariamente positiva" hacia esta figura profesional. Consideran que ir a terapia es beneficioso porque "ayuda a afrontar problemas, gestionar emociones y encontrar soluciones a situaciones que generan malestar". Además, mencionan que conocen a niños de su edad que acuden al psicólogo, aunque todavía manifiestan que perciben que "continúa siendo un estigma social".

Precisamente, los padres con hijos de entre ocho y 12 años citan "dificultades" para acceder a terapias psicológicas adecuadas "debido a la falta de recursos en los servicios públicos y el alto coste de los privados". También destacan "la falta de coordinación entre los servicios de salud pública, los centros privados y las instituciones educativas, lo que complica el tratamiento continuo y efectivo para los niños".