Alergias

Avispa asiática, ¿peor que la común?

Aunque la «Vespa vetulina» haya hecho saltar todas las alarmas en Galicia, de las tres muertes por picadura de insecto, solo una ha sido provocada por este himenóptero: su veneno no es más peligroso para los alérgicos que el de la especie común.

Avispa asiática, ¿peor que la común?
Avispa asiática, ¿peor que la común?larazon

Aunque la «Vespa vetulina» haya hecho saltar todas las alarmas en Galicia, de las tres muertes por picadura de insecto, solo una ha sido provocada por este himenóptero: su veneno no es más peligroso para los alérgicos que el de la especie común.

El caso de Juan Manuel Casanova podría editarse «Cómo no actuar ante una picadura de avispa». «Y eso que soy médico», admite este ilerdense de 49 años. Hace cinco años, como todos los veranos, se trasladó con su familia a su casa de campo. Un día, trabajando en el jardín, quitando las malas hierbas, le picó una avispa en el brazo: «Solté un par de improperios y seguí con mi labor». Al rato recibió otro picotazo, «esta vez en el brazo» y fue cuando «me picó una tercera cerca del ojo» cuando decidió darse por vencido y soltar las herramientas. «Empecé a sentir un malestar que no sé describir, así que mi mujer me metió prisa para ir al hospital. Mientras ella terminaba de recoger, yo me adelanté para arrancar el coche, pero no llegué. Me mareé y me caí al suelo, perdí la consciencia. Lo siguiente que recuerdo es a mi vecino, que también es médico, inyectándome corticoides».

Pese al susto, que requirió atención inmediata por parte de una ambulancia y su traslado al hospital debido a un cuadro de hipotensión grave –«estuve cerca de 15 minutos ido total»– Juan Manuel no acudió posteriormente al alergólogo.

Al año siguiente, volvió a tentar a la suerte. «No di demasiada importancia a lo que pasó», admite. En un contexto similar, en su casa de verano, «quise quitar un avispero que se instaló en uno de los columpios» y, de nuevo, tres avispas, en una reacción de defensa, le atacaron. «Me fui directo a casa a tumbarme en el suelo recordando lo del verano pasado, subí las piernas, intenté mantener la calma, pero de nada sirvió. Perdí de nuevo el conocimiento y tuvo que venir la ambulancia».

La vida ya le había dado una segunda oportunidad, así que Juan Manuel decidió, esta vez sí, acudir al especialista. «Me hice las pruebas de alergia, me salió positivo en dos especies de avispas autóctonas y entré en un programa de vacunación, primero me inyectaban cada mes y ahora tengo que acudir cada mes y medio». «Después de vacunarme me han vuelto a picar y es cierto que he notado un ligero malestar e hinchazón en la zona, pero nada comparado con lo anterior», explica.

Afortunadamente, Juan Manuel salió airoso de las picaduras de avispas pese a ser alérgico, por una mezcla de suerte y una rápida intervención de sus vecinos y los servicios de emergencias. Pero no siempre ocurre así. De hecho, la semana pasada se registraron tres fallecimientos por picaduras de avispas, todos en Galicia. El perfil era el mismo: hombres alérgicos al veneno de estos insectos que fallecieron minutos después de recibir la picada mientras trabajan el campo. Aunque al principio se dijo que la especie responsable fue la «Vespa Velutina» –más conocida como la avispa asiática– más tarde se supo que sólo estuvo implicada en uno de los casos.

«La picadura de la avispa asiática no tiene por qué ser más peligrosa que las de las autóctonas», aclara la alergóloga del la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEIAC), Arantza Vega. «Se le ha puesto el sobrenombre de ''avispa asesina'' porque ataca a las abejas y acaba con las colmenas, pero no porque asesine personas», explica. Y añade: «En España, lo normal, es ser alérgico a las especies autóctonas, sobre todo a la avispa común y la papelera, fácilmente reconocibles. Hay otros tipos de himenópteros, como los abejorros –presentes sobre todo en invernaderos y cultivos– y el avispón, que suelen ser más infrecuentes».

En España se estima que se producen 20 muertes al año de personas por alergia a la picadura de estos insectos. Pero la doctora Vega rebaja el nivel de alarma: «Solo el 3% de la población es alérgica y si no lo eres, es imposible morirte ni por una ni por diez picaduras ya sea de la avispa asiática o de las autóctonas». El problema es que «no podemos prevenir quién va a desarrollar una alergia a los himenópteros». «Las pruebas preventivas para ver si vas a desarrollar una reacción grave no sirven. Se pueden detectar anticuerpos, pero eso no es señal de riesgo de alergia. Así que, hasta que no recibes la picadura y compruebas la reacción que producen en tu cuerpo, el especialista no puede determinar si esa persona requiere una vacuna», que otorga protección hasta en un 98%. «Si no ha entrado en el programa de vacunación y ha desarrollado una reacción grave, lo ideal es que lleve siempre consigo un autoinyectable de adrenalina, muy fácil de aplicaer».

La alergóloga aclara que cuando una persona alérgica desarrolla un cuadro grave, «que llamabos anfilaxia, la muerte se produce en pocos minutos, bien por un broncoespasmo o por un colapso vascular». Si bien insiste: «Lo normal cuando te pica una avispa es sentir dolor y un leve enrojecimiento e inflamación en la zona. A lo sumo desarrollar una hinchazón más extensa, de diez centímetros. En el caso de sufrir picores,manchas rojas, dificultad para respirar, mareo, hipotensión... se debe acudir rápidamente a urgencias para un tratamiento inmediato con adrenalina y una posterior valoración del alergólogo».

Su veneno, un arma contra el cáncer

Un equipo de científicos del Instituto de Biociencias de la universidad paulista (Brasil) y de la Universidad de Leeds (Reino Unido) ha descubierto que una avispa con una picadura considerablemente dolorosa podría ser una herramienta muy eficaz contra el cáncer. Según un estudio publicado por la revista «Biophysical Journal», el veneno de la Polybia paulista, comúnmente conocida como paulistinha, contiene una molécula capaz de atacar las células cancerosas sin dañar las sanas.