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Un bar entrega los bocadillos que no se consumen en el día a personas necesitadas
Envuelto en un papel de aluminio hay un salvavidas para los que naufragan por la calle sin saber qué llevarse a la boca. Son los bocadillos que sobran en un bar al acabar la jornada. Como señala Eduardo López, propietario de la cafetería Positano en Oviedo, se trata de que no se desperdicie nada de comida. En España se tiran anualmente unos 170 kilos de alimentos por habitante durante todo el proceso de elaboración. Es decir desde que sale del campo hasta que acaba en nuestro cubo de basura. El gesto lo de Eduardo, pero lo hacen otros bares de la zona, incluso fuera de Asturias. Así también nos lo encontramos en una panadería de Barakaldo, en Vizcaya. Sus propietarios al echar el cierre dejan las barras de pan que les sobra colgadas en la puerta. En definitiva pequeños gestos que suman en un mundo en el que se calcula se despercia un tercio de la comida que se produce.
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