La Razón Solidaria

Las claves para unas vacaciones seguras con nuestras mascotas

Un grupo de expertos elabora una guía para disfrutar del verano junto a los animales de compañía sin comprometer su bienestar

Perros y equipaje en el maletero del coche antes de ir de vacaciones de verano
Perros y equipaje en el maletero del coche antes de ir de vacaciones de veranoDreamstime

El verano es sinónimo de desconexión, escapadas y planes al aire libre, y cada vez son más las personas que deciden compartir esas experiencias con sus animales de compañía. Sin embargo, viajar con mascotas requiere una planificación cuidadosa para evitar imprevistos y garantizar su bienestar en todo momento. Para perros y gatos, adaptarse a un entorno nuevo puede resultar estresante si no se toman las precauciones adecuadas. Por eso, organizar el viaje con antelación y tener en cuenta sus necesidades específicas no solo es una muestra de responsabilidad, sino también la mejor forma de asegurarse de que tanto ellos como sus humanos disfruten plenamente de las vacaciones.

Viajar con una mascota, si se hace correctamente, puede convertir una escapada en una experiencia mucho más enriquecedora. Compartir nuevos lugares y aventuras con un animal querido fortalece el vínculo y añade una dosis especial de alegría a cualquier plan. No obstante, es esencial cuidar ciertos aspectos clave para que el viaje sea cómodo, seguro y libre de sobresaltos. Desde la firma PSH Skin Healthcare, especializada en higiene y dermatología para animales, insisten en la importancia de atender a cinco pilares básicos. El primero de ellos es la salud. Antes de salir, es imprescindible comprobar que la cartilla veterinaria está actualizada, que el animal tiene microchip y que sus vacunas están en regla.

Si se va a viajar al extranjero, es necesario consultar con antelación los requisitos del país de destino, que pueden incluir tratamientos antiparasitarios o certificados sanitarios adicionales. Si su mascota está en tratamiento médico, asegúrese de llevar suficiente medicación para todo el viaje, incluso un poco más por si surge algún retraso. Llevar también la documentación impresa y en formato digital es recomendable, ya que puede ser útil en caso de emergencia veterinaria. Localizar con antelación una clínica cercana al lugar de destino es otra precaución inteligente que puede evitar momentos de angustia.

En cuanto al transporte, este debe ser seguro y adaptado al tipo de animal. Para perros, lo ideal es un transportín homologado, con espacio suficiente para que puedan estar cómodos y ventilación adecuada. En el caso de los gatos, el transportín también es indispensable, pero debe tener un tamaño que les proporcione seguridad sin permitir movimientos bruscos.

Es muy útil que los animales se familiaricen previamente con el transportín: dejarlo abierto en casa, introducir en él su manta o juguete favorito y hacer trayectos cortos puede ayudar a que lo vean como un refugio y no como una fuente de ansiedad. Mantener las rutinas de higiene durante el viaje es igualmente importante. Los cambios de agua, clima o incluso el estrés pueden alterar el equilibrio de la piel, así que lo más recomendable es seguir utilizando los mismos productos de cuidado que emplean en casa. Champú, cepillo, toalla propia y otros básicos deben ir en la maleta para asegurar que el animal se sienta limpio, protegido y cómodo.

Si el destino incluye playa o río, secar bien al animal tras cada baño es fundamental, especialmente en perros con orejas largas o pelajes densos, para prevenir irritaciones. No puede faltar tampoco un equipaje adaptado: bebedero, comedero, su comida habitual, juguetes, mantas, toalla, botiquín de primeros auxilios y hasta protector solar específico si es necesario.

El botiquín debe incluir elementos básicos como pinzas para garrapatas, desinfectante, vendas, guantes y algún medicamento específico en caso de necesidad.

Aunque a veces se pasa por alto, los premios son una herramienta muy útil: ayudan a reforzar el buen comportamiento durante los desplazamientos, a calmar al animal en momentos de nerviosismo o a redirigir su atención ante estímulos desconocidos.

Finalmente, elegir bien el alojamiento es clave. No basta con que admitan animales; es importante comprobar si realmente son espacios «pet friendly», es decir, si cuentan con instalaciones adaptadas, si hay zonas comunes accesibles para ellos o si se aplican normas específicas. También conviene informarse sobre las normativas locales respecto a la presencia de mascotas en playas, parques o transporte público. Incluso en espacios naturales pueden existir restricciones, como rutas no aptas para perros o áreas protegidas donde está prohibida su presencia. En este sentido, planificar el destino según el perfil del animal es esencial: no es lo mismo viajar con un perro joven y activo que con uno mayor o con necesidades especiales.