Criminalidad
Lo que el asesino esconde
«La noche temática» de La 2 profundizará hoy a las 00:00 horas en la oscura personalidad de dos iconos del crimen cinematográfico con el estreno de «Norman Bates» y «Hannibal Lecter»
Se dice que la personalidad psicópata es impasible, inteligente y manipuladora. Carentes de arrepentimiento, encantadores e inmorales, se les asocia con una identidad oscura. Y es que, si preguntásemos a unos cuantoscinéfilos cuáles son los asesinos en serie más importantes de la historia del séptimo arte, la mayoría de las listas responderían a dos personajes: Hannibal Lecter y Norman Bates. Nombres asociados al cine y al crimen, personajes escalofriantes que están arraigados en la cultura popular. Asesinos despiadados y maquiavélicos sobre los que «La noche temática» de La 2 profundizará hoy a las 00:00 horas bajo el título «Estrellas del crimen».
Asesinos de cine
Resulta difícil pensar en un asesino en serie más aterrador que Hannibal, el erudito Doctor Lecter, aquel psiquiatra sociópata que, con una inteligencia sobrenatural y un constante halo de misterio a sus espaldas, puso a temblar hasta al más valiente de los mortales. Conocimos su historia en 1981 cuando Thomas Harris lanzó la obra «El dragón rojo». Por aquellos tiempos, era un joven periodista que trabajaba en Nueva York para las secciones de sucesos de varias revistas. Pero antes, en la década de los 60, Harris encontró la inspiración al conocer a un cirujano asesino que pasó 20 años en una prisión de Nuevo León, (México). Para proteger su identidad, se refirió a él como «Dr. Salazar». Gracias a él creó a un personaje con un peculiar entendimiento de la mente criminal
Al mismo nivel, Norman Bates aterrorizó a los espectadores, no sólo por ser un asesino, sino también por su carácter enfermizo. Se escucha su nombre y automáticamente se piensa en una mujer desnuda, una ducha de agua caliente y un cuchillo ensangrentado. La fuente principal de inspiración de Robert Block para crear el personaje en su novela en 1959 fue Ed Gein. Este agricultor de los alrededores de Wisconsin era un asesino en serie y un ladrón de tumbas. La policía le empezó a seguir la pista en 1957 cuando investigaban la desaparición de Bernice Worden. Al entrar en su casa no sólo encontraron el cuerpo desnudo de Worden colgado de los tobillos, decapitado, abierto por el torso y sin vísceras. El estupor de los agentes crecía en proporciones geométricas cuando hallaron diez calaveras a las que les había quitado la parte superior para servir de tazones y ceniceros, pantallas de lámparas y asientos hechos de piel humana.
Estos dos personajes siempre estarán asociados a los célebres Anthony Perkins y Anthony Hopkins, que se esmeraron en unas interpretaciones pluscuamperfectas. Sin embargo, lo más aterrador es que conviene mirar de reojo más allá de la pequeña pantalla, porque el perfil de este tipo de asesino puede estar a la vuelta de la esquina.
✕
Accede a tu cuenta para comentar