Gerona
Condenan a 22 años de prisión a una madre que obligó a prostituirse a sus dos hijas menores
La Audiencia de Málaga ha condenado a 22 años de prisión a una mujer por obligar a prostituirse a sus dos hijas de 16 años. Además, se condena a un hombre y a su compañera sentimental por acordar con la progenitora traer a las víctimas a España desde Rumanía para que ejercieran primero en una casa en Gerona y luego en dos clubes de las localidades malagueñas de Nerja y Vélez-Málaga. Según se declara probado en la sentencia de la Sección Novena, a principios de 2011, un acusado y su compañera sentimental acordaron con la madre de las dos jóvenes que las traerían desde su país "a cambio de un precio con la finalidad de ser explotadas sexualmente". Así, se indica que llegaron a Gerona donde ejercían la prostitución, bajo el control de la pareja.
A la madre y a los otros dos acusados se les condena por dos delitos de trata de seres en concurso con otro de prostitución de menores, imponiendo 22 años a la progenitora y al hombre, al que, además, se le condena a un año y nueve meses más por falsedad, pues proporcionó a las jóvenes documentos de identidad falsos para aparentar que eran mayores. A la compañera sentimental se le condena a 20 años de cárcel.
La Sala impone, además, según la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, a estos tres, incluida la madre de las niñas, la prohibición de comunicar o acercarse a ellas a menos de 500 metros durante 10 años. Asimismo, se les impone que éstos indemnicen a cada una de las jóvenes con 18.000 euros. Por contra, se absuelve a la pareja y a otro acusado de agresión sexual. La resolución también considera probado que las dos hermanas fueron trasladadas a trabajar en la prostitución en clubes de Nerja y Vélez, en concreto de Torre del Mar; llegando a un acuerdo con el propietario, quien no sabía que eran menores de edad y al que se le condena por un delito contra los derechos de los trabajadores, pero se le absuelve de prostitución, al igual que a otro acusado.
La madre de las mellizas se trasladó a dicha localidad a vivir con ellas, "controlando el dinero que cobraban en el ejercicio de la prostitución"hasta que una de las hijas acudió a la Policía y denunció los hechos, arrestando en ese momento a la mujer. Se absuelve a otro hombre, supuestamente testaferro del dueño del local, que fue acusado del mismo delito. La sentencia señala que las mujeres que trabajaban en dichos clubes tenían una serie de normas y sanciones, por ejemplo, si llegaban tarde; con tarifas establecidas, además de no tener contrato de trabajo ni seguros médicos. Cuando se realizaron los registros en dos de los clubes había ocho mujeres ejerciendo en uno y cuatro en el otro.
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