Violencia de género

Cuando la violencia de género empieza con un whatsapp

En el Día Mundial contra la Violencia de Género, LA RAZÓN reúne a varios referentes juveniles en busca de una solución a los preocupantes datos sobre la elevada tolerancia entre los adolescentes a las conductas machistas

Cuando la violencia de género empieza con un whatsapp
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En el Día Mundial contra la Violencia de Género, LA RAZÓN reúne a varios referentes juveniles en busca de una solución a los preocupantes datos sobre la elevada tolerancia entre los adolescentes a las conductas machistas.

► El móvil, un arma letal en la violencia de género adolescente

El feminicidio es la punta del iceberg. El fracaso de una sociedad que se reafirma evolucionada, pero en la que las mujeres continúan siendo asesinadas por hombres por el simple factor genético. Este año, 44 han muerto ya a manos de sus parejas, y desde 2003, fecha en la que comenzaron a registrarse estos crímenes, rozan el millar. A esta cifra tan desesperanzadora se suman los alarmantes datos que arrojan las estadísticas sobre la falta de sensibilidad que los jóvenes muestran ante este tipo de violencia. Ellos son el futuro, en sus manos está que el ya popular lema «Ni una menos» sea una realidad, que sus valores impregnen una sociedad igualitaria, pero la tendencia que marcan los estudios está lejos de este objetivo. En 2018, el número de menores enjuiciados por violencia de género ha aumentado un 48%, advierte un informe del Consejo General del Poder Judicial. Es más, el 27% de varones por debajo de los 18 años considera que la violencia machista es algo «normal» dentro de la pareja y el 21% apunta que es un tema exagerado por los políticos. ¿A qué se debe este desconocimiento? ¿Por qué los jóvenes adoptan patrones más machistas, incluso, que los de generaciones anteriores? Según los expertos consultados por este diario, uno de los factores clave es la identificación de lo que se considera violencia machista. «Los adolescentes perciben bien las acciones violentas directas y evidentes como la física y la sexual. Y suelen rechazarlas. En cambio, les cuesta mucho percibir manifestaciones menos directas de la violencia. Las nuevas tecnologías forman parte de sus relaciones. En muchas ocasiones y debido a la poca conciencia sobre el riesgo de su uso pueden emplearlas como medios para ejercer violencia de género. Las redes sociales agravan situaciones de violencia en el noviazgo haciendo que descienda la conciencia sobre algunas conductas, como el control abusivo. Por ejemplo, un 25,1% de las chicas reconoce haber sufrido control a través del móvil», explica la psicóloga Ana Isabel García Arpa.

«Juegos sin importancia»

Una opinión que comparte el sociólogo Juan María González-Anleo, que muestra un informe del que es coautor en el que, entre otros aspectos, exhibe la evolución del porcentaje de jóvenes que sufren determinadas agresiones. En concreto, los que confiesan que «mi pareja me ha pegado» ha pasado de representar el 2% de los jóvenes en 1999 al 4,6% en 2016. «Asusta la tolerancia que exhiben los adolescentes en esta materia. Tenemos generaciones con valores morales demasiado laxos. Acabar con el machismo es una tarea muy compleja porque, aunque no nos guste, es un factor cultural todavía muy notorio en nuestra sociedad y que afecta a todas las esferas, desde contar un chiste al modo en el que tratar a tu pareja», apunta este doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y Experto en Juventud y Sociedad por la UNED.

Una gran parte de los jóvenes otorga poca importancia a conductas como controlar el móvil a su pareja, compartir su contraseña, amenazar con contarle algo a sus amigos o chantajear. Según la psicóloga García Arpa, «en muchas ocasiones, incluso no rechazan actos como empujar, pellizcar o dar pequeños golpes porque los categorizan como juegos sin importancia». Y aquí llega la importancia de la formación en todos sus niveles: familiar, escolar y entre iguales. «La mujer no es un ente monolítico. Muchos jóvenes confunden feminismo con la otra cara del machismo. O no perciben las desigualdades reales que existen, y todo parte de la educación. Es necesario para comprender conceptos que son complejos. Hacen falta más contenidos en feminismo, igualdad, incluso, en cuestiones básicas de convivencia. El trabajo también reside en casa, por eso muchas asociaciones de padres y madres ya se proponen talleres que incluyen a padres para fomentar cierta educación», asegura Carolina Meloni, profesora de Ética y Pensamiento Político de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación de la Universidad Europea de Madrid. Los expertos coinciden en que la multitudinaria manifestación feminista del pasado 8 de marzo fue un gesto muy significativo a la hora de concienciar a la juventud, «aunque no hay que ser extremadamente optimistas. Existen síntomas positivos, pero queda mucho por hacer», sentencia Meloni. «No creo que estemos mejor que hace 20 años. Existen alrededor de un 30% de chicas menores de 18 que están siendo maltratadas y no son conscientes de ello. Todo empieza con el desapego, luego le sigue la coacción y en tercer lugar la humillación. Estas son las conductas que explican el maltrato entre los jóvenes y las consecuencias para la sociedad son muy preocupantes. La percepción de la vulnerabilidad es muy baja entre adolescentes», apostilla Luis Rodríguez, investigador de la Universidad de Sevilla. Pero, ¿cuál es el tipo de amor o conducta de pareja que más se implementa entre los jóvenes? ¿A qué estereotipos responde? La psicóloga García Arpa lo tiene claro: «Los estereotipos tradicionales y los roles de género se mantienen en las relaciones entre los jóvenes debido a una estructura social jerarquizada y discriminatoria. Por lo que los patrones de relación son similares a los de sus progenitores. Los estereotipos de género son interiorizados desde bien pequeños y por ello las personas jóvenes parecen tener mucha dificultad para reconocer el sexismo en su cotidianidad. En los adolescentes se han normalizado comportamientos menos extremos de maltrato. Incluso, los roles de género se han perpetuado en las redes sociales, manteniendo la dominación hacia grupos más vulnerables». Además, la especialista apunta a que lo que diferencia la relación entre adultos de la que mantienen los jóvenes es que en este último caso las agresiones se dan de manera más recíproca o bidireccional. Meloni incide en el «mal» que hace la mitología del amor romántico que se refleja en la sociedad: «Hasta en los dibujos animados podemos verlo. En ellos se presentan a los niños guerreros y a las niñas como princesas, como un objeto sexual al que adorar. Es el hombre el que siempre suministra el bienestar a la mujer mientras ella se queda en el espacio privado esperando a que el príncipe azul venga a buscarla», analiza la profesora de la Universidad Europea. Tanto es así, que si tienen curiosidad escuchen la canción de la popular serie infantil «Willy Fog» y la descripción que hace de la protagonista femenina. O en la serie de «Crepúsculo», donde «un hombre violento es el que tiene que velar por la seguridad de una mujer frágil y vulnerable», afirma Meloni. Los valores que promocionan estos contenidos, así como canciones con altas dosis machistas (véase el reguetón), son inoculados sin que el receptor sea consciente de ello y más tarde imitan esas conductas multiplicando así las actitudes machistas. Esto es lo que González-Anleo denomina «La microfísica del poder». «Es decir, que si quiero que le pegues un tiro a alguien lo harías con una pistola. Esto sería macrofísica. Mientras, la micro, lo que hace es meter en la cabeza ideas, conocimientos tendenciosos a través de chistes, comentarios, creando una imagen de la mujer como una propiedad», dice el sociólogo.
El educador social Abraham Fernández lleva años trabajando con esta problemática y a través de charlas y talleres conoce bien a los adolescentes. «El asunto de los celos suele ser muy frecuente. Estos desarrollan pautas de posesión y control abusivo. Lo que resulta preocupante es que ellas con frecuencia también justifican estas actitudes y aseguran que lo hacen porque las quieren. En varios encuentros con jóvenes, algunas chicas han llegado a decir que no quieren estar sin un hombre el día de mañana. Es ahí donde debemos trabajar, hacer hincapié en erradicar ese pensamiento machista. Hacerles ver a ambos sexos que esa no es la conducta apropiada», asegura el experto.

La negación es otro de los factores que impide a los jóvenes reconocer abiertamente que se encuentran sumidos en un caso de violencia de género. Se refugian en sus amigos y si estos deciden denunciarlo, la víctima, según los expertos, podría sentirse aún más vulnerable. «Por eso, tienden a minimizar lo que están viviendo, incluso alguno se refugia en el argumento de que la violencia de género sólo se da entre adultos», apunta García Arpa. De ahí la necesidad de visibilizar la realidad de lo que pasa en las aulas para que los jóvenes comprendan lo que es una relación basada en la igualdad y el respeto.