Policía
El compinche de El Lute, asesinado por su mujer y acusado de maltrato
El cuerpo de Raimundo Medrano, de 69 años, enfermo y casi ciego, fue hallado en una leñera de Calatayud
Quién le hubiera dicho a Raimundo Medrano, uno de los tres «quinquis» que pusieron en jaque a la Guardia Civil en los años 60, que su final iba ser el que ha sido. La muerte del que llegó a ser considerado como el enemigo público número 2 de aquella época se remonta al pasado día de Reyes. Ese día, su mujer, María del Carmen V. F., de 55 años, se personó ante la Comisaría de la Policía Nacional de Calatayud, en Aragón, para denunciar que su marido había desaparecido.
Hasta ese momento nadie dentro de la Comisaría tenía constancia de que Medrano estaba en Calatayud. Se habían mudado allí hacía once meses. Pero algo no cuadraba. María del Carmen aseguró a los agentes que su marido, de 69 años, estaba casi ciego (de la estufa que explotó cuando estuvo en prisión), medicado por padecer diabetes y sufría problemas de tensión arterial. Fue entonces cuando los agentes activaron el protocolo de una desaparición inquietante. Tras hablar con los vecinos y familiares, los investigadores sospecharon de que no fuera una desaparición accidental. Había cosas que no cuadraban, como por qué un hombre estando prácticamente invidente iba a salir de su casa solo, cuando siempre se le veía con ella. Máxime cuando ese día los termómetros marcaban -4 o -5ºC. O ¿por qué motivo María del Carmen no acudió a la Comisaría hasta el día siguiente de su supuesta desaparición?
Según su primera versión, el día 6 de enero María del Carmen acude por la mañana al consultorio médico y al volver y comprobar que Mariano Medrano no había regresado la noche del 5 –han pasado nada menos que 30 horas– decide denunciar su desaparición, explicaron fuentes de la investigación. Alega que siempre se dice que hasta pasadas las 24 horas no se puede denunciar en caso de un mayor de edad, si bien eso no es así, aunque es un mensaje que ha calado tanto que muchos toman como cierto. En una situación similar, primero una persona puede denunciar y luego son las fuerzas de seguridad las que, tras evaluar el riesgo (que sea ciego, con necesidad de tomar medicación... ), arrancan la búsqueda. María del Carmen también dijo que su marido había salido con 2.000 euros y un teléfono móvil que no daba línea, según informó la Policía Nacional. Pretendía así despistar a los agentes, pero sus incoherencias la delataron. Tras tomar declaración a vecinos y varios familiares, entre ellos dos de los tres hijos del matrimonio –ninguno vive en Calatayud–, los agentes ya sabían que su historia cojeaba. Según relataron los vecinos a la Policía, Raimundo salía a pasear pero siempre con su mujer, y era sólo a ella a la que aseguraron haber visto sola cuando iba a hacer las compras.
Y poco más, porque según relataron varios vecinos a este periódico no había mucho trato con ellos. «Bajaban a comprar y apenas mediaban palabra con el resto. Eran cordiales, daban los buenos días y nada más», comenta una vecina. La pareja no llevaba demasiado tiempo viviendo en el barrio de San Roque de Calatayud. S egún esta vecina, «se mudaron aquí hace cosa de un año y medio».
Tras encajar las diferentes pesquisas y analizar las diferentes versiones de María del Carmen, la Policía lo tenía bastante claro. Y el tiempo hizo que, quizá por el agotamiento, los nervios, por no saber ya como redibujar las mentiras dichas a los agentes o porque una de sus hijas que viven en los alrededores de Madrid, Alcalá deHenares o Guadalajara se personó hasta la Comisaría, María del Carmen rompió a llorar. Era ya de madrugada (del 6 al 7 de enero) cuando la mujer confesó ser la autora de la muerte de su marido. Había escondido su cuerpo, tapado con plásticos, en una leñera, un habitáculo con forma de cueva que utilizaba la familia para albergar la leña en una roca colindante con la casa. Utilizó un arma de fuego. Después se negó a seguir hablando. Sí lo hizo con la jueza de Instrucción nº2 de Calatayud, que decretó auto de prisión provisional comunicada y sin fianza para Carmen V. F. como posible autora de un delito de asesinato, un delito por el que se enfrenta a entre 15 y 20 años de prisión, de confirmarse su autoría.
Entre otras cosas, la mujer de Raimundo Medrano alegó que su marido le pegaba y la maltrataba psicológicamente, tal y como informó el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. Sin embargo, al preguntar al respecto a fuentes próximas a la investigación, esta posibilidad a priori no se habría mencionado durante el interrogatorio. Y «no consta que la mujer hubiera puesto una denuncia contra el compañero de fechorías de El Lute por violencia de género y tampoco consta que existiera una orden de alejamiento», según los datos facilitados a este periódico, «ni consta que ella estuviera fichada». Un dato que resulta curioso porque la violencia doméstica no sólo ha salpicado a este delicuente. Al Lute, su compañero de atraco, su ex mujer le acusó de violencia de género, pero fue absuelto.
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