Paleontología

«Eran tan inteligentes como nosotros»

Participación española. Siete instituciones han colaborado en un proyecto que ha abarcado diez años de trabajo

La Razón
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Participación española. Siete instituciones han colaborado en un proyecto que ha abarcado diez años de trabajo.

Más allá de las fechas, claves para situar en contexto el hallazgo publicado por «Science», el trabajo parece zanjar un debate que abarcaba cerca de dos décadas: el patrimonio de la inteligencia no es exclusivo de los seres humanos. «Anteriormente había una diferenciación tradicional entre sapiens y neandertales, en la que se decía que las capacidades simbólicas y cognitivas eran exclusivas de los primeros. Esta publicación refuerza que no es así: neandertales y sapiens estamos mucho más cerca de lo que se pensaba», explica a LA RAZÓN José Javier Alcolea González, de la Universidad de Alcalá de Henares, y que conforma parte del equipo que analizó las pinturas de La Pasiega (Cantabria). Junto al centro madrileño, han participado en el estudio la Universidad Isabel I de Burgos, la Universidad de Barcelona, la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA), el Centro de la Prehistoria/Cueva de Ardales (Málaga), la Junta de Extremadura y la Universidad de Cádiz.

Así, la conclusión, es que éramos prácticamente idénticos. «A mi juicio, no hay razón para decir que estamos ante una especie distinta», afirma de forma contundente Joao Zilhao, investigador ICREA de la Universidad de Barcelona. De hecho, si se resucitara hoy la especie neandertal, su aspecto morfológico sería prácticamente calcado al nuestro. «Son ancestros. Unos abuelos, unos bisabuelos... No en vano, su genoma permanece en nosotros, entre un 2 y un 4% en cada individuo», añade. ¿Eran, pues, tan inteligentes como nosotros? La respuesta es, como mínimo, afirmativa. «Lo que queda claro es que ya es que no hay pruebas de que fueran menos inteligentes», afirma Zilhao.

Como relata Zilhao, el estudio es fruto de diez años de trabajo. Se comenzó en 2008 y se han datado 26 cuevas en cuatro países, tras un análisis de casi 1.000 muestras. La clave ha sido el método conocido como uranio-torio, que analiza estos elementos químicos en la calcita pintada de un color rojizo por los neandertales. El método más habitual en estos casos es el radiocarbono. «Sin embargo, sólo sirve para datar materia orgánica, que suele ser la de color negro. Además, su límite de aplicabilidad es de 40.000 a 45.000 años», dice Zilhao. Muy lejos de esos más de 64.000 años de antigüedad que refleja el estudio, una época en la que la única especie presente en la cornisa cantábrica, en la Península y en el conjunto de Europa, era la neandertal. Nosotros, los sapiens, llegamos de África hace «sólo» 41.000-42.000 años.

Todos nos preguntamos, también los investigadores, qué querían expresar aquellos neandertales con estas pinturas. En el caso de La Pasiega, Alcolea explica que estamos ante formas geométricas, bien constituidas. «No se trata de algo creado al azar, ni un accidente geométrico. Se trata de un código para transmitir algún tipo de información», añade el investigador de la Universidad de Alcalá de Henares. «Es imposible averiguar lo que quieren decir estas pinturas», dice por su parte Zilhao. «Pero sí podemos especular con que se utilizan como soportes narrativos relacionados con mitos de su origen, como marcación de territorio, como información de determinados lugares...», añade. ¿Y podrían encerrar algún tipo de simbología religiosa? «Podría, pero sería en todo caso una religión en el sentido animista, no sobre un dios superior: considerarían la naturaleza algo tan humano como ellos mismos, no se creerían diferentes a los animales o las montañas», concluye el investigador ICREA.