Verano

Este hábito tan común en verano arruina tu piel sin que te des cuenta

Un pequeño gesto repetido correctamente puede marcar la diferencia entre una piel sana o una dañada con el paso del tiempo

Este hábito tan común en verano arruina tu piel sin que te des cuenta
Este hábito tan común en verano arruina tu piel sin que te des cuenta istock

El verano es sinónimo de sol, playa, piscinas y paseos al aire libre. Pero también de errores que pueden pasar desapercibidos y afectar seriamente la salud de tu piel. Uno de los más comunes, repetido por miles de personas a diario, es tan habitual que muchos no lo consideran un problema: no reaplicar el protector solar.

El error no está en no usarlo… sino en usarlo mal

Cada vez más personas aplican protector solar antes de salir de casa, lo cual es positivo. El problema es que pocas lo reaplican con la frecuencia necesaria. El sudor, el agua, el roce con la toalla o la ropa reducen notablemente la eficacia del producto, incluso si es resistente al agua.

Muchos pasan horas al sol confiando en una sola aplicación hecha por la mañana, sin saber que a las dos horas, su piel ya está prácticamente desprotegida.

Consecuencias silenciosas

Este descuido no siempre provoca una quemadura evidente, pero puede dañar la piel a nivel profundo. Con el tiempo, esto se traduce en envejecimiento prematuro, manchas, pérdida de elasticidad e incluso un mayor riesgo de cáncer de piel. Y todo por un gesto que se olvida o se considera innecesario.

Otros hábitos que también afectan sin que lo notes

  • Aplicar protector solo en la cara y olvidar zonas como orejas, cuello, escote, empeines o manos.
  • Usarlo solo en días soleados, ignorando que los rayos UV atraviesan nubes y ventanas.
  • Usar productos vencidos o guardados desde el verano anterior, con la fórmula deteriorada.

Cómo proteger la piel de verdad

  • Reaplica el protector solar cada dos horas, o después de nadar o sudar.
  • Usa protección incluso en días nublados o si vas a estar a la sombra.
  • Acompaña el uso de crema con otros gestos: gafas de sol, sombreros, ropa ligera pero cubriente.
  • Asegúrate de que el protector tenga un FPS adecuado (mínimo 30) y protección contra rayos UVA y UVB.

El mal uso del protector solar es un hábito silencioso pero dañino. En verano, cuidar la piel no es solo una cuestión estética, sino de salud a largo plazo. Un pequeño gesto repetido correctamente puede marcar la diferencia entre una piel sana o una dañada con el paso del tiempo. Y todo empieza por no confiar en una sola aplicación.