Cambio climático
El factor que conecta la temperatura extrema con las olas migratorias
Se espera que muchas personas abandonen sus hogares ante el aumento del calor
De acuerdo con los últimos datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, el número de migrantes internacionales llegó a 281 millones en 2020, lo que significa que el 3,6% de la población mundial vivía fuera de su país de nacimiento ese año. El aumento se produjo a pesar del efecto de la pandemia. Año a año, el número de personas que abandonan sus países se incrementa. Al igual que la temperatura del planeta.
La última década (2011-2020) fue la más cálida registrada, con una temperatura global que alcanzó entre 1,0 y 1,1 °C más que los niveles preindustriales. Pero no solo aumentó la temperatura: también se vivieron olas de calor extremas más frecuentes y si no se cumplen los compromisos actuales, la temperatura promedio y los eventos extremos (olas de calor y de frío) serán más frecuentes y, valga la redundancia, extremas. Aquí es cuando se unen ambos factores: temperaturas extremas e inmigración de acuerdo con un estudio publicado en «PlosClimate».
Un aumento en el calor externo, según los autores, «compromete la capacidad del cuerpo para termorregularse lo que provoca impactos fisiológicos que pueden empeorar las condiciones de salud existentes o resultar en una variedad de impactos cardiovasculares, respiratorios, cerebrovasculares, renales, psicológicos y hormonales que, en última instancia, pueden contribuir a la muerte prematura y la discapacidad».
Numerosos estudios previos señalan que el estrés por calor y las enfermedades asociadas pueden limitar la adaptación a un determinado lugar estimulando la migración. Básicamente el calor extremo, que provoca un cambio en las cosechas, las rutinas de trabajo, el acceso a servicios, afecta directamente a la población. Para evitar esto se toman medidas como ventilación, aire acondicionado o diseño de paisaje (parques con más árboles por ejemplo) y estas medidas precisan recursos y consumen energía. Si un país tiene pocos recursos para enfrentarse a estos eventos, sus habitantes se enfrentan a la decisión de irse del país. De acuerdo con Rita Issa, líder del estudio, es probable que el aumento de las temperaturas debido al cambio climático influya en los patrones de migración humana.
Impacto negativo
En la última década, las olas de calor fueron frecuentes y las temperaturas superficiales fueron las más altas registradas. A medida que el planeta se calienta, se espera que muchas personas abandonen sus hogares para escapar de estos efectos. Sin embargo, aún no se comprende el papel exacto del calor en la migración humana. Para iluminar esta relación, el equipo de Issa comparó una serie de documentos, informes anuales y literatura científica que explican el impacto del calor en la migración humana o el calor que experimentan los migrantes a lo largo de su viaje.
De los 32 estudios que evaluó el equipo de Issa, la mitad de ellos mostraba una correlación entre la exposición al calor y la probabilidad de que una persona migre. La gran mayoría de los estudios que evaluaron los efectos del calor en los migrantes mientras viajan, informaron de impactos negativos en la salud, como enfermedades relacionadas con el calor, estrés por calor y muerte prematura. El estudio señala que las personas sufrieron más por el calor cuando vivían en regiones con infraestructura deficientes o tenían adaptaciones laborales insuficientes, un nivel educativo más bajo y un nivel socioeconómico inferior.
Los hallazgos del estudio sugieren que es probable que el calor influya en los patrones de migración humana, incluido el momento en que las personas se mueven, los riesgos que enfrentan en el camino y el calor que pueden experimentar una vez que se establecen. Sin embargo, el hecho de que solo la mitad de los estudios incluidos encontraran una correlación entre el calor y la migración sugiere que el calor no es el único factor que impulsa la migración.
Los investigadores señalan que ningún estudio, hasta la fecha, ha mostrado evidencia de un «umbral de temperatura» por encima del cual las personas seguramente migrarán. En cambio, proponen el desarrollo de formas aceptadas de comparar las mediciones de temperatura, los impactos del calor y los factores ambientales que causan la migración, lo que creen que respaldaría los esfuerzos futuros para estudiar a los migrantes climáticos y promulgar políticas que los protejan de daños.
La salud del migrante
«La migración –concluyen los autores– es una respuesta adaptativa válida al calor extremo. Parte de la razón por la que no hay una temperatura determinada a la que las personas migrarán es instituir medidas de adaptación que limitan las consecuencias del calor extremo, como vemos en lugares como países del golfo Pérsico (Emiratos Árabes Unidos, Qatar…) donde el aire acondicionado se usa ampliamente. Sin embargo, a menudo los más pobres y marginados siguen siendo vulnerables a las temperaturas extremas.
Estos hallazgos ofrecen una doble oportunidad para la acción: una política decisiva para limitar el calentamiento global mediante la reducción de las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero; y estrategias adaptativas que tengan en cuenta la vulnerabilidad humana, que abarcan la planificación urbana, las adaptaciones ocupacionales, la modificación del hogar y más, para ayudar a disminuir los impactos del calor en la salud, el bienestar y la productividad humanos».
Si bien es cierto que, según expone el trabajo del equipo de Issa, el cambio climático influye en los patrones de migración y que se necesitan medidas para evitar consecuencias en la salud de los migrantes, tanto en origen como en destino, el análisis se centra apenas en una parte de la realidad que incluye factores económicos y sociales a nivel global. El cambio climático es apenas uno de ellos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar