Salud

Dr. Fernández Bueno: «Las alternativas libres de humo no son una puerta de entrada al tabaquismo»

El cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla y portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo reclama, junto a otros expertos, que la OMS incluya la reducción de daño en sus medidas para reducir la cifra de fumadores

Doctor Fernando Fernández Bueno
Doctor Fernando Fernández BuenoLa Razón

Expertos internacionales en reducción del daño por tabaquismo reclaman a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que incluya estas políticas entre sus nuevas recomendaciones para reducir la cifra mundial de fumadores, que sigue anclada por encima de los 1.000 millones desde hace 20 años, cuando se aprobó el Convenio Marco del Control del Tabaco de la OMS. Esta petición fue el principal eje de la VI Cumbre Científica sobre Reducción de Daño por Tabaquismo celebrada esta semana en Atenas, donde 27 expertos, médicos y científicos de 18 países incidieron en que los productos de nicotina libres de humo como el cigarrillo electrónico, los dispositivos de calentamiento de tabaco, las bolsitas de nicotina o el snus reducen la exposición a sustancias tóxicas hasta en un 95% y, por tanto, deben tener una regulación y una fiscalidad acorde a su menor daño.

Estos mensajes se lanzan dos meses antes de que tenga lugar en Panamá la décima Conferencia de las Partes (COP10) del Convenio Marco para el Control del Tabaco, fechada para noviembre, que será «una excelente oportunidad para que la OMS impulse un debate abierto en torno a cómo la ciencia puede ayudar a reducir el número de fumadores», expuso el español Fernando Fernández Bueno, cirujano oncológico del Hospital Gómez Ulla y portavoz de la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo, durante su intervención en el congreso.

Fernández Bueno destacó que existe una abundante literatura científica que avala a las alternativas de reducción del daño como herramientas eficaces para dejar de fumar. Y existen casos concretos que demuestran esta eficacia como los de Reino Unido, Nueva Zelanda, Suecia o Japón. Así, por ejemplo, entre 2013 y 2022, las tasas de tabaquismo en Suecia disminuyeron un 50%, en el Reino Unido un 27%, en Nueva Zelanda un 48% y en Japón un 33%, gracias al uso de las herramientas de reducción del daño como el cigarrillo electrónico y el tabaco calentado en sus políticas de tabaquismo. Sin embargo, pese a estos datos objetivos, el doctor español denunció que existe una «corriente negacionista», en la que se encuentran gobiernos e instituciones, que no reconocen el valor de estos productos. Por ello, pidió a la OMS que «rectifique» y considere enfoques como el de la reducción de riesgo «basados en los avances científicos en la lucha contra el tabaquismo». En esta entrevista concedida a LA RAZÓN amplía su postura al respecto.

 VI Cumbre Científica sobre Reducción de Daño por Tabaquismo
VI Cumbre Científica sobre Reducción de Daño por Tabaquismo La Razón

¿Las alternativas libres de humo pueden ser una vía de entrada al consumo de cigarrillos?

Según la evidencia actual, los productos libres de humo no son una puerta de entrada al tabaquismo. La primera es el caso de Suecia, donde la utilización de productos libres de humo como alternativa al consumo de nicotina, con el snus (producto autóctono de tabaco sin humo en formato húmedo y pasteurizado que administra nicotina a través de las encías) como referente, ha reducido la tasa del tabaquismo al 5%, convirtiéndose en el primer país del mundo libre de humo. Eso, además, sin provocar un aumento en el cáncer, con cifras un 40% inferiores a la media del resto de Europa, incluso en el cáncer oral. El otro ejemplo es un estudio epidemiológico entre adolescentes que se hizo en EE UU cuando se hablaba de la epidemia del vapeo. Curiosamente, mientras aumentaba el número de consumidores de cigarrillo electrónico, en la mayoría de los casos, por parte de jóvenes que ya eran consumidores de cigarrillos, se consiguieron las tasas más bajas de tabaquismo. Y en Reino Unido están consiguiendo reducir en 10 puntos el porcentaje de fumadores gracias al uso de alternativas libres de humo. Si el uso de estos productos fuera una puerta de entrada al tabaquismo veríamos todo lo contrario.

Durante el congreso se criticó el paternalismo en torno a la reducción del daño. ¿Los consumidores deben poder elegir alternativas menos dañinas?

La lucha contra el tabaquismo debe ser contra el cigarrillo, no contra la nicotina. Esta no es el problema, hasta tal punto que está legalizada la venta de parches, chicles y sprays. La nicotina no produce cáncer y no tiene ningún efecto más allá de una pequeña generación de placer y un aumento de la frecuencia cardiaca y de la tensión arterial, como lo hace el café. No entiendo por qué no está legalizado su consumo intraoral como con el snus en Suecia y Noruega. De hecho, la no comercialización del snus se puso como condición para que estos países entrasen en la UE .

Algunos ponentes denunciaron que la prohibición del snus en la UE es un escándalo de salud pública. ¿Qué opina?

Lo considero una falta de atención a la evidencia científica. Con el caso de los cigarrillos electrónicos y los productos de liberación de nicotina se respaldan para prohibirlo en que sólo llevan 20 años y que el cigarro tradicional comienza a generar daños evidentes a partir de los 30 o 40 años, pero el snus lleva utilizándose desde los años 60. Su éxito se debe a unos impuestos más reducidos, campañas publicitarias y de información. Ellos no dicen ‘consume snus, que no pasa nada’. Avisan de que estás consumiendo una sustancia adictiva que no es saludable, pero es un 95% mejor que fumar. Suecia es un ejemplo y mientras Europa prohíbe el snus.

¿Por qué las estrategias usadas hasta ahora para reducir las tasas de tabaquismo no han funcionado?

En Europa, el foco está puesto en la prevención y en la cesación. Eso es genial y hay que seguir haciéndolo, pero sólo conseguimos que dejen de fumar un tercio de los pacientes. La citisina, que es el único fármaco disponible actualmente para recetar a estos pacientes, puede llegar a tasas de cesación del 45%, por lo tanto nos quedan un 55% de pacientes que no pueden dejar de fumar a pesar de que lo intentan y que se enfrentan a este reto sin herramientas. Entiendo que los productos libres de humo no se usen como primera opción, que no sean aptos para todos los pacientes y que se utilicen sólo en centros de deshabituación tabáquica, pero en España las instituciones siempre te van a decir que no, pero nunca con datos, sólo hablan de posibilidades. Si adoptamos esa postura, no podríamos proporcionar ningún fármaco ni vacuna.

Entonces, cuando un paciente llega a consulta, ¿qué opciones tiene?

Al paciente que quiere dejar de fumar pero no puede se le puede ofrecer la farmacología, así como parches, chicles o sprays de nicotina, aunque sus tasas de cesación son sólo del 6%. El problema es que hay pacientes a los que no les puedes dar fármacos, como los pacientes psiquiátricos, mujeres embarazadas y otros que tengan contraindicaciones. Cuando te quedas sin herramientas y tienes los dispositivos de liberación de nicotina, utilízalos. Se sabe que si esos dispositivos se utilizan con apoyo médico las tasas de éxito llegan hasta el 60%. No son la panacea, pero si del 55% que no puede dejar de fumar, el 60% lo consigue, te quedan unas tasas de tabaquismo muy bajas. Pero como actualmente no está incluido en la estrategia de salud pública, en una consulta no los puedes recomendar, por lo que su alcance y beneficios están limitados.

¿Qué respuesta da Sanidad cuando se le propone recomendar alternativas libres de humo?

La respuesta es no y punto, y de ahí no se bajan. Hay que dejar de ser paternalistas para ser pragmáticos. Sanidad siempre se apoya en que es una estrategia de la industria del tabaco cuando la mayor parte de estos productos los hacen empresas privadas que no tienen nada que ver con el sector. De hecho, en el snus el Gobierno sueco tiene una parte de su producción. En cuanto al argumento de que puede afectar a los niños, hay que tener en cuenta que los adolescentes tienen una parte incontrolable. La venta de alcohol también está prohibida a menores y el año pasado murieron 36 menores de 14 años por intoxicación etílica en España. ¿Vas a limitar un producto perfilado para adultos que tiene beneficios para el fumador y su familia porque sea atractivo? Hay un mundo detrás de todas las negativas de Sanidad que se salen de la razón. Le propuse a Pilar Aparicio, directora de Salud Pública, que organizara un ensayo a largo plazo dirigido por el Ministerio para ver qué ocurría con estos productos y su respuesta fue no. ¿Por qué? Porque no.

¿Qué debería cambiar?

En materia de regulación, es necesaria información, formación a los especialistas de la deshabituación tabáquica y la inclusión de herramientas de reducción del daño en las estrategias de salud pública. Pero, sobre todo, hace falta que alguien lidere una política global sobre tabaquismo a largo plazo y para ello se requiere valentía. No todo el mundo está dispuesto a aguantar el chaparrón que supone apoyar la reducción del daño. Muchos médicos ven más cómodo seguir la corriente. En materia tributaria, si quieren que la gente haga el cambio, se debería proponer una reducción de la fiscalidad en los productos de liberación de nicotina.

¿Qué espera de la COP10 y qué papel jugará España?

Creo que la COP10 va a ir en contra de los nuevos productos, en lugar de poner el foco en el tabaquismo. Se quedan sin argumentos y sin políticas. Lo que quieren es convertir todos los productos en emisores de humo para regularlos por igual. Con los sabores también habrá controversia. Entiendo que no puede haber una paleta enorme, pero suprimirlos siendo una manera de que a los fumadores les deje de gustar el sabor del tabaco me parece un error. Además, las personas que vapean sin nicotina no lo hacen con sabor al tabaco, por lo que es muy poco probable que se pasen al cigarrillo tradicional. También hablarán sobre el empaquetado genérico y sobre la ampliación de los espacios libres de humo. España, al frente de la presidencia europea, tiene la oportunidad de que la UE abandere la necesidad de apostar por los avances científicos aplicados al tabaquismo que nos permita reducir el daño.