Enfermedades respiratorias
Haber padecido bronquitis o neumonía en la infancia eleva la mortalidad de adulto
Un estudio publicado en 'The Lancet' determina que las personas que han contraído una infección respiratoria durante la primera infancia tienen un 93% más de probabilidades de morir prematuramente de enfermedades respiratorias en la edad adulta
Contraer una infección respiratoria durante la primera infancia se asocia a un mayor riesgo de muerte por enfermedad respiratoria entre los 26 y los 73 años. Así lo determina un estudio, pionero en su género y que abarca ocho décadas publicado en la revista 'The Lancet'. La investigación sugiere que las personas que habían padecido bronquitis o neumonía, a los dos años de edad tienen un 93% más de probabilidades de morir prematuramente de enfermedades respiratorias en la edad adulta, independientemente de su origen socioeconómico o de su hábito de fumar. Esto podría explicar una de cada cinco muertes prematuras por enfermedad respiratoria en Inglaterra y Gales entre 1972 y 2019 (179.188 de 878.951 muertes), afirma el estudio.
Las enfermedades respiratorias crónicas suponen un importante problema de salud pública. Se estima que en 2017 murieron por esta causa 3,9 millones de personas, lo que representa el 7% de todas las muertes en el mundo. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) causó la mayoría de estas muertes. Se ha demostrado que las infecciones respiratorias infantiles están relacionadas con el desarrollo de alteraciones de la función pulmonar en la edad adulta, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Ahora, por primera vez, se tienen indicios de que la salud respiratoria temprana también tiene un impacto en la mortalidad más adelante en la vida.
El investigador James Allison, del Imperial College de Londres, destaca que las medidas preventivas actuales de las enfermedades respiratorias en la edad adulta se centran principalmente en los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo. "La vinculación de una de cada cinco muertes por enfermedades respiratorias en la edad adulta con infecciones comunes que se producen muchas décadas antes, en la infancia, demuestra la necesidad de centrarse en los riesgos mucho antes de la edad adulta".
Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron datos de un estudio de cohorte en Reino Unido, The National Survey of Health and Development. Los participantes fueron reclutados al nacer en 1946, y se recopilaron los registros de salud y defunción hasta el año 2019. De los 3.589 participantes en la investigación, el 25% (913/3.589) tuvo una infección respiratoria antes de cumplir los dos años. A finales de 2019, el 19% (674/3.589) de los participantes habían muerto antes de los 73 años. Entre estas muertes prematuras, el 8% (52/674) falleció de enfermedades respiratorias, principalmente EPOC.
Tras ajustar factores como los antecedentes socioeconómicos durante la infancia y el hábito de fumar, el estudio sugiere que los niños que habían sufrido una infección respiratoria a los dos años tenían un 93% más de probabilidades de morir prematuramente de enfermedades respiratorias en la edad adulta. Esto equivale a una tasa del 2,1% de muerte prematura por enfermedad respiratoria entre las personas que sufrieron estas patologías en la primera infancia, en comparación con el 1,1% en la población general. Este riesgo representa una de cada cinco (20,4%) de las muertes prematuras de adultos por causas respiratorias, lo que corresponde a un exceso de 179.188 muertes por enfermedades respiratorias en toda Inglaterra y Gales entre 1972 y 2019. En comparación, las muertes respiratorias en adultos atribuibles al tabaquismo representan tres de cada cinco muertes (57,7%) por enfermedades respiratorias en Inglaterra y Gales durante el mismo periodo (507.223 de 878.951 muertes).
"Los resultados de nuestro estudio sugieren que los esfuerzos por reducir las infecciones respiratorias infantiles podrían repercutir en la lucha contra la mortalidad prematura por enfermedades respiratorias en etapas posteriores de la vida. Esperamos que este estudio sirva para orientar las estrategias de las organizaciones sanitarias internacionales a la hora de abordar este problema", afirma la profesora Rebecca Hardy, de la Universidad de Loughborough y el University College de Londres (Reino Unido).
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