Infancia

Harvard revela que los niños que hacen tareas domésticas acaban teniendo mayor felicidad y éxito profesional

La investigación analizó datos de 9971 niños y explica a la edad a la que se deben empezar a realizar estas actividades

Dos niños jugando
Dos niños jugando cottonbro studio

La educación de sus hijos es primordial para los padres. Normalmente se intenta buscar la mejor manera de educar a los niños para que tengan el mejor futuro posible y puedan tener éxito en la vida. Sin embargo, no es fácil saber con total seguridad las actividades que pueden ir mejor de cara a tener éxito con el paso de los años.

En relación con lo mencionado, investigadores de la Universidad de Harvard han abordado la búsqueda de claves para potenciar la productividad y el bienestar en la niñez mediante un análisis llamado ‘Associations Between Household Chores and Childhood Self-Competency’, publicado en Journal of Developmental and Behavioral Pediatrics. Estos especialistas han seguido la trayectoria de de 9971 niños, con el objetivo de detectar un hábito que incida favorablemente en la formación de futuras actitudes laborales.

La investigación se centra en la evaluación de cómo las responsabilidades domésticas pueden influir en la evolución personal. Los expertos han examinado antecedentes y patrones en la vida de numerosos sujetos, determinando que el involucramiento en actividades del hogar sencillas es un factor determinante para cultivar el compromiso y la ética profesional. La labor investigativa destaca la importancia de integrar a los niños en actividades cotidianas, lo que favorece la adquisición de competencias esenciales para el futuro.

Así afecta la realización de las tareas del hogar

La implicación de los pequeños en labores del hogar tiene un impacto considerable en su crecimiento integral. Según los hallazgos, la participación en actividades simples permite a los niños desarrollar una mayor percepción de las necesidades de quienes los rodean y fomentar comportamientos altruistas. Este enfoque colaborativo propicia una mejora en la autoestima, lo que se traduce en relaciones interpersonales más saludables y en una mejor ética laboral. En consecuencia, la capacidad de trabajar en equipo y la empatía se convierten en pilares fundamentales para el éxito posterior.

La importancia de un inicio temprano

La evidencia científica apunta a que es crucial que los niños comiencen a asumir tareas básicas desde los 4 o 5 años. Esta etapa temprana resulta determinante para que los menores internalicen la responsabilidad y refuercen su autoconfianza. Como señala el estudio: “En comparación con los niños que realizaban tareas domésticas regularmente, los niños que rara vez las realizaban tenían mayores probabilidades de obtener puntuaciones en el quintil inferior en la capacidad académica, relación con los pares y satisfacción con la vida”. Esto resalta la relevancia de instaurar una rutina de quehaceres en la infancia, pues el hábito se consolida con el tiempo y permite que se mantenga una actitud positiva y colaborativa.

Impacto en la vida profesional y social

El análisis de Harvard no solo se limita a aspectos académicos, sino que también abarca los efectos en la vida profesional y en la esfera social. La realización regular de tareas en el hogar se asocia con una mejor percepción de las competencias sociales y académicas, independientemente del género. Actividades como ordenar espacios o colocar adecuadamente los utensilios se han identificado como acciones que, aunque simples, contribuyen a formar individuos menos egocéntricos y más comprometidos con el bienestar colectivo. En este sentido, se ha observado que “La frecuencia de las tareas domésticas se ha asociado positivamente con la percepción de un niño con competencias sociales y académicas altas además de niveles de satisfacción con la vida independientemente del sexo”.

También afecta al bienestar

Si bien el estudio subraya la relevancia de las tareas del hogar para el desarrollo personal, los expertos enfatizan que este factor no actúa de manera aislada. La calidad de las relaciones interpersonales es igualmente determinante para alcanzar un estado de felicidad duradero. La Universidad de Harvard recalca que “la felicidad también depende de la de las personas con las que se relacionan”.

Además, los investigadores añaden que “la felicidad, al igual que la salud, es un fenómeno colectivo”. Esta perspectiva sugiere que, aunque fomentar la responsabilidad en casa es vital, el entorno social y afectivo en el que se desenvuelven los niños juega un papel fudnamental en la consecución de una vida plena y exitosa.