La opinión de Marta Robles

Instagram, ciudad sin ley

El escándalo de los "pannetones" de Chiara Ferragni ha puesto en evidencia la necesidad de una regulación frente a los engaños de esta red social

La bloguera italiana Chiara Ferragni engañó a sus seguidores al prometer de los fines benéficos de una campaña
Chiara Ferragni Redes sociales

Instagram es puro espejismo. Los filtros, la felicidad impostada, la publicidad que no se cuenta que lo es… Uno puede recomendar sin cobrar, pero si lo hace tiene que decirlo y esto… ¡hay tantas veces que no sucede!

Incluso hay quien se lucra a costa de los buenos sentimientos de los demás. Fundaciones a las que no se inoculan los dineros prometidos, productos con mayor precio, presuntamente para ayudar a personas con enfermedades, que no lo hacen, declaraciones de beneficios que no se realizan…

En esta tesitura se encuentra una de las influencers más renombrada: Chiara Ferragni. La chica Midas, que convierte en oro cuanto toca, ahora anda lamentándose por haber promovido la venta de uno de los más populares panettones italianos, mucho más caro, con lo que han resultado ser falsos fines benéficos para los niños afectados de osteosarcoma y Sarcoma de Ewing.

La causa era buenísima, pero la empresa ya había donado antes de la campaña los 50.000 euros que pretendían dar al hospital de Turín y la acción publicitaria de Chiara, que es de suponer que habrá cobrado lo suyo y que además no ha donado ni una lira para la acción benéfica, le ha hecho meterse en el bolsillo un millón de euros.

La influencer, desbordada, ha pedido disculpas argumentando que se trataba de «un error de comunicación», y luego ha estado calladita toda la Navidad, hasta el 3 de enero, que, dia en el que, aunque ha agradecido «el apoyo y las críticas constructivas» lo ha hecho para 157.000 seguidores menos y con un montón de compromisos publicitarios rescindidos.

Justo castigo, sí, pero no es suficiente. Italia ya apunta a una regulación contra los engaños en la ciudad sin ley de Instagram. Y es de esperar que el resto del mundo tome buena nota…