Mascotas

Káiser, salvado «in extremis»

Su estancia en el «corredor de la muerte» estaba llegando al final. Lo iban a sacrificar. Su delito: tener casi ocho años.

Miriam adoptó hace sólo tres días a Káiser: quería un perro adulto que fuera tranquilo
Miriam adoptó hace sólo tres días a Káiser: quería un perro adulto que fuera tranquilolarazon

Su estancia en el «corredor de la muerte» estaba llegando al final. Lo iban a sacrificar. Su delito: tener casi ocho años.

Decenas de miles de animales de compañía son sacrificados cada año en las perreras. Su único delito, haber sido abandonados por el que se considera su «mejor amigo». Sólo el 30% de los perros y el 3% de los gatos abandonados recogidos tienen microchip, según el último estudio de la Fundación Affinity. Permanecer unos 20 días en la perrera es lo que dura su estancia en el «corredor de la muerte». Sólo si tienen suerte, y no hay demasiadas plazas ocupadas, este tiempo puede prolongarse, aunque no de forma indefinida. Es el caso de Káiser. Un pastor alemán de casi ocho años que iba a ser sacrificado porque, dada su edad, nadie quería adoptarlo. Y es que los cachorros permanecen en los refugios la mitad del tiempo que los perros y gatos adultos: tres meses frente a siete, según la citada fundación. «Nos llamaron de una perrera de Granada porque lo iban a sacrificar en 20 días. Llevaba más de un año y medio en la perrera . Lo trajimos para el centro. Vino muy flaco», explica Ángel Felez, director de Dog Horse City, un centro situado en un pueblo de Toledo. Káiser ha estado entre cinco y seis meses en este centro de rescate y de rehabilitación hasta que hace menos de una semana Miriam, una joven que vive en El encinar del Alberche, en Villa del Prado vino a buscar a un nuevo amigo. «Lo adopté hace tres días. Conocía la asociación porque está cerca de mi casa. No buscaba una raza determinada, sino que fuera un perro adulto y que fuera tranquilo, porque estoy embarazada».

Vamos a la casa de Miriam y Káiser no se separa de su dueña. Cada vez que ella se mueve la sigue con la mirada. «No tira ni de la correa». Es un perro muy cariñoso y responde bien a las instrucciones de la joven. En sólo tres días ya sabe quién es su dueña. Ha tenido mucha suerte con su nuevo hogar. Aunque tiene que aprender a compartir tiempo y mimos de otros dos amigos peludos: Legend y Luna. «A Luna, que ahora tiene nueve años, lo compré. A Legend lo adopté en Valencia cuando vivía allí. Tiene cinco años y nació con las patas mal. Es muy cariñoso». Ángel, que nos ha acompañado hasta el nuevo hogar de Káiser, reconoce que «da mucha pena desprenderse de ellos, pero luego ves cómo los quieren y se te pasa». «¿Ves que le falta un trozo de la oreja?», apunta. Así es.

Ése mismo día, otra familia viene a adoptar un perro a Dog Horse City. Es un american bully que también «iba a ser sacrificado. Sus dueños lo llevaron primero al veterinario para que acabara con su vida, pero el veterinario se negó, así que lo llevaron a una perrera. «No tenía ni microchip. Lo iban a sacrificar. Está lleno de heridas, de mordiscos en la oreja, el pecho, las patas y está famélico de no comer», explica Ángel. Tiene la oreja izquierda destrozada. Además, según hace hincapié el director del centro, la forma de las patas –le cuesta caminar– es por «una mala alimentaicón y por endogamia». Aurora y Pili, sus adoptantes, tendrán que esperar unos días para llevárselo a casa. Aunque ya ha sido visto y curado por el veterinario, aún tendrán que transcurrir entre siete y 15 días para que pueda ir a su nuevo hogar. Un tiempo en el que además de ver cómo evolucionan sus heridas, Ángel comprobará su carácter y mejorará, si es necesario, su conducta. «Hay casos en los que modificarla puede requerir años, yo no diría que hay casos imposibles, salvo que tengan un trastorno psicológico». Para ello, Ángel «lee» la información que le dan sus perros de trabajo. «Tras pasar tres o cuatro días hospitalizado, y una vez que el perro se ha acostumbrado a nosotros y tiene confianza lo mezclamos con mis perros. Después de analizar el carácter que tiene, se le enseña para que respete el “no”, se siente y que no ataque. Para ello tengo perros que si va a atacar se van, otros se quedan mirando...».

Aunque aún no le habían puesto nombre, Aurora y Pili rápidamente deciden que se llamará Bruce. En unas semanas irá a su casa, un hogar que compartirá con otros cinco perros que también fueron adoptados. «Tenemos una finca grande y además somos casa de acogida para los casos más urgentes», explica Aurora.

Dos perros que salen de Dog Horse City y que logran un nuevo hogar. Pero no paran de llegan. Sólo esta semana han entrado ocho perros, tres de perreras y cinco de la calle. Y es que los niveles de abandono son no ya inaceptables, sino vergonzosos. Desde la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, explicaron a este periódico que se está preparando una nueva ley de bienestar, protección y defensa de los animales que sustituirá a la actual Ley de 1990. Pero a pesar de los pasos dados por Cataluña y recientemente por la Comunidad de Madrid, donde ya no se sacrifican animales domésticos, o el anuncio de Galicia que aprobará el sacrificio cero, en esta región la nueva ley «regulará y controlará los sacrificios» empezando por «disminuir los abandonos de los animales hasta cifras que sean asumibles por los centros gestores... Conseguida esta disminución de abandonos hasta niveles aceptables se podrá lograr el sacrificio cero». Pero hasta entonces, se seguirá haciendo, como en el resto de comunidades, salvo las citadas. Y es que en España se sacrifican cada año entre 23.290 y 90.688 perros y gatos. Una estimación, dado que los únicos que ofrecen datos al respecto fueron en Cataluña, donde en 2005, antes de que entrara en vigor el sacrificio cero, se sacrificó al 17% de perros y gatos que ingresaron en los centros de la comunidad. Es decir, 5.668, tal y como explicó Ignasi Rodríguez, jefe de Protección de Animales de Compañía de la Subdirección General de Biodiversidad. El otro dato es el que da Fundación Affinity: en 2015 se sacrificó al 10% de los animales abandonados que fueron recogidos. Es decir, a 13.700. Un porcentaje que resulta bajo a tenor del dato de Cataluña o la estimación que dan los animalistas en Galicia: más de 3.000 sacrificios al año. En cualquier caso, se trata se animales cuyo único delito es haber sido abandonados.