La DGT plantea multar al conductor si el copiloto no lleva cinturón

Crea grupos de trabajo para mantener o prohibir la venta de detectores de radar o las Apps sobre ubicación de los controles policiales. Octubre rompe la estadística de fallecidos en accidentes de tráfico.

El «efecto carné por puntos» se agota y de ello da fe la estadística, que este mes juega en contra. Y es que a fecha 9 de octubre ya contamos con el doble de muertos que el mismo mes del año anterior. Y no solo eso, el acumulado del año arroja un saldo de 929 fallecidos en las carreteras españolas, según datos de la DGT, cuando en la misma fecha de 2016 había 915. Se rompe así la tendencia a la baja con la que habíamos salido del verano y augura un final de año que no mejorará, previsiblemente, las cifras del año pasado, en que perdieron la vida 1.810 personas y otras 9.755 resultaron heridas.

La DGT ya se ha puesto manos a la obra y ha organizado grupos de trabajo entre los participantes del Consejo Superior de Tráfico –compuesto por las principales organizaciones del sector– para abordar un cambio en la normativa que permita mejorar de la misma manera que hasta ahora: en una década, España ha sido capaz de reducir en un 60 por ciento su siniestralidad y abandonar el furgón de cola para colocarse en el grupo de «los mejores».

Así, en lo que respecta a cambios normativos, la DGT ha planteado al grupo de trabajo de «normas de circulación» someter a estudio la posibilidad ampliar las sanciones o la responsabilidad del conductor por incumplimiento de los ocupantes del vehículo. Es decir, en estos momentos, el hecho de que el copiloto o uno de los ocupantes del vehículo no lleve puesto el cinturón de seguridad no supone una sanción para el conductor, aunque sí para el ocupante del coche si es sorprendido por un agente de la Guardia Civil sin el dispositivo de seguridad abrochado. Ahora se estudiará si se debe endurecer esta medida y si se debe multar o responsabilizar al conductor también de lo que hagan los acompañantes, según figura en la documentación a la que ha tenido acceso LA RAZÓN. Y es que llama la atención que a estas alturas, y pese a la multitud de campañas que se han hecho, todavía se registre un 23% de fallecidos mayores de 12 años que viajan sin cinturón de seguridad.

La DGT se está planteando, además, «la procedencia de mantener o no algunas normas que tienen que ver con los radares y su idoneidad». Así, ha abierto un debate sobre si se debe prohibir la venta de los detectores de estos cinemómetros. Y no sólo eso. También está siendo fruto de análisis en el Consejo Superior de Tráfico si se debe prohibir la difusión en aplicaciones de la ubicación de los controles policiales; si se debe mantener la posibilidad de rebasar en 20km/h el límite genérico de velocidad en caso de adelantamientos en vías convencionales o si se deben permitir los intercomunicadores de motos.

Serán objeto de revisión para un posible cambio legal cuestiones como «la obligatoriedad del alumbrado de corto alcance o cruce en toda la circulación interurbana» o si se debe respetar «la separación lateral de 1,5 metros en caso de adelantamientos a ciclistas», «si las infracciones cometidas con bicicletas o aparatos de movilidad personal deberían tipificarse como leves» o incluso «qué tratamiento hay que dar a las infracciones por incumplimiento de las restricciones medioambientales», como las que ha puesto en marcha estos días el Ayuntamiento de Madrid. Sobre velocidad y alcohol/drogas hay grupos específicos de trabajo y se está viendo cómo articular la idea de apartar de la carretera definitivamente a los conductores reincidentes o que tienen problemas de alcohol y drogas. Lo mismo que la legislación sobre bicicletas, que está bajo revisión. O la que tiene que ver con el vehículo autónomo sobre el que «es necesario aprovechar el momento para debatir qué aspectos puede recoger la Ley de Tráfico sobre esta materia teniendo presente también posteriores modificaciones reglamentarias», expone la DGT en el documento que ha pasado a discusión sobre «nueva movilidad motorizada».

Mientras, los expertos son conscientes de la necesidad urgente de abordar cambios legales para evitar el repunte de la siniestralidad que la estadística parece apuntar. «El efecto carné por puntos tuvo un efecto impactante en la seguridad vial cuando se implantó porque podías perder el carné. La gente intentaba controlar lo que hacía para evitar no perder puntos pero, con el paso del tiempo, nos hemos ido acostumbrando y su efecto se ha perdido en gran parte», explica Carmelo Sanz de Barros, presidente de RACE. «Conocemos el sistema, la gente vive con esa cultura y no se puede esperar mucho más del miedo a perder puntos en el proceso de reducción de siniestralidad», añade.

En su opinión, la red secundaria es el gran problema. «Primero porque venimos de una crisis y no ha habido dinero para la red secundaria, el parque automovilístico se ha ido envejeciendo y la señalítica de la red secundaria tiene más de sesenta años. No está ni siquiera adaptada al código actual. Esto es un problema y es preciso que, cuanto se vayan teniendo recursos, se actualice porque lleva a la confusión».

Según Ramón Ledesma, asesor de Pons Seguridad Vial, «los primeros días del mes de octubre arrojan un total de 46 fallecidos, más del doble que el mismo periodo del pasado año (21). Las voces críticas comienzan a elevarse. Sin embargo, y aunque pueda parecer reiterativo, volvemos a insistir: la tendencia se mantiene. Nos encontramos en una situación de tarifa plana de mortalidad. En lo que va de año han fallecido ya más de 900 personas, cifra similar a la del pasado año en el mismo periodo de tiempo. La política de seguridad vial no puede valorarse por meses. No puede hablarse de éxito en verano y desastre en otoño. No existen grandes cambios en las políticas públicas de seguridad vial que puedan “mover” la situación, por lo que es lógico que los resultados se mantengan».