Programas espaciales

La guerra de las galaxias de Trump

La USA Space Force es un cuerpo de élite destinado a «dominar el espacio» y a «eliminar amenazas galácticas».

Defender los recursos nacionales en el espacio y proteger a la nación de los ataques y amenazas que procedan de fuera de la Tierra. Ésa será la función del nuevo Ejército del Espacio, la sexta fuerza militar de los Estados Unidos tras los ejércitos de Tierra, Marina, Aire, Guarda Costera y cuerpo de Marines. La USA Space Force es ya una realidad... al menos en la cabeza de Donald Trump.

El presidente de los Estados Unidos ha firmado esta semana la orden para que dé comienzo el proceso de establecimiento de una nueva rama militar que tendrá su escenario de operaciones en la órbita terrestre y más allá. El nuevo cuerpo militar estará integrado en la Air Force como concesión a algunos altos mandos del Pentágono y a algunos congresistas que reclamaban desde hace tiempo mayor dedicación del ejército del Aire a los asuntos que ocurren mucho más arriba del límite de vuelo de los aviones. Los defensores de esta idea (con Trump a la cabeza) han alimentado los temores de que Estados Unidos se estaba quedando atrás en la militarización del espacio, mientras China y Rusia empezaban a dar pasos al respecto.

Los críticos advierten de que poner a la fuerza aérea a patrullar el cosmos no es más que un incentivo para generar nuevos conflictos con los tradicionales enemigos. En cualquier caso, la integración de esta nueva rama dentro del ejército del Aire ha generado cierto escepticismo entre los encargados de confeccionar las leyes necesarias para darle cuerpo legal y obliga a que el rango de los mandos sea algo menor que en el resto de los ejércitos (carecerá de su propio organigrama y estará liderado por un subsecretario en lugar de por un secretario de Estado). Sea como fuere, si el proyecto sale adelante, EE UU tendrá un cuerpo uniformado nuevo. El primero desde que en 1947 se creara la Air Force para la Segunda Guerra Mundial.

¿Qué mosca le ha picado a Trump ahora con el espacio? Poco después de su toma de posesión, el presidente inició una cadena de declaraciones mirando a las estrellas. Comenzó redistribuyendo los presupuestos de la NASA con un claro fin de erosionar los fondos destinados a estudiar el cambio climático. Prefirió aumentar las partidas para la creación de un programa lunar. Hace solo dos semanas volvieron a salir a la luz los planes para que EE UU regrese a la Luna, en este caso con intención de quedarse en ella.

«Vamos a ir a la Luna como nunca antes lo habíamos hecho. Vamos a ir con socios internacionales, vamos a ir con socios comerciales. Y aquí está el elemento clave: vamos a ir de forma sostenible», afirmaba el jueves el jefe de la NASA, Jim Bridestine. «En otras palabras, esta vez, cuando vayamos [a la Luna], nos quedaremos».

La idea es viajar con «landers», robots, «rovers», y humanos, ya que el satélite natural desempeña una función geopolítica importante y atrae un gran interés a nivel internacional debido a sus recursos naturales únicos, sobre todo a los cientos de miles de millones de toneladas de hielo que puede albergar. «Su hidrógeno y oxígeno algún día podrán ser utilizados para sostener la vida de la humanidad o para la producción del combustible para cohetes», opinaba el jefe de la Agencia Espacial Americana.

Pero ni las previsiones más optimistas aventuran que una colonia humana en la Luna sea una realidad antes de 2050. En nuestro satélite no hay gran cosa que proteger aún: un montón de chatarra, algunas banderas y las huellas de los «moonwalkers» que pisaron el regolito. No parece nada tan relevante como para enviar a un ejército allí.

Lo que Trump propone ahora proteger es el patrimonio material de su país un poco más cerca: los satélites orbitales. Muchos críticos alertan de que tampoco ese viaje merece las alforjas de un nuevo ejército. Existen modos eficaces de proteger la red de satélites sin crear una fuerza de choque, con las tecnología que ya se cuenta (fuerza aérea, misiles balísticos, sistemas de ciberdefensa...). Dar rango militar a la gestión de los satélites puede ser tomado como una provocación: una llamada a escalada.

De momento, nada se ha hablado de los costes de esta operación, que deberán ser integrados en los presupuestos de 2020. De manera que tampoco sabemos cómo serán esos soldados espaciales. La orden presidencial se limita a decir que se trata de un «grupo de élite de combatientes de guerra especializados en el dominio del espacio». Su misión es «eliminar posibles amenazas galácticas» de Rusia, China y otros potenciales enemigos que pueden crear armas capaces de inutilizar, destruir, capturar o secuestrar los satélites de los que depende el sistema de comunicaciones cruciales para la nación. De hecho, en el año 2007, China realizó una prueba militar destruyendo uno de sus propios satélites con un misil estratosférico. Rusia también está en fase de pruebas de un misil capaz de hacer seguimiento de la posición de satélites enemigos y destruirlos.

Estados Unidos, hasta ahora, solo cuenta con un cuerpo especializado de la Air Force para hacer frente a estas amenazas: un grupo de unos 30.000 profesionales coordinados por el Space and Missile Systems Center. Básicamente, monitoriza los lanzamientos de misiles balísticos potencialmente amenazantes mediante el uso de señales de radar. Existe un avión de reconocimiento X37B que orbita la Tierra con una agenda de trabajo «Top Secret» cuya misión es salvaguardar el buen estado de los 1.500 satélites bajo bandera americana.

En realidad, estos sistemas de defensa distan mucho de ser una acción militar. Más bien se dedican a observar la posición de los satélites, a garantizar que no colisionan entre ellos y a prevenir accidentes con restos de basura espacial. El tratado de la ONU sobre el Espacio Exterior prohibe situar armas de destrucción masiva en órbita. Eso excluye cualquier nuclearización militar del espacio. Pero no dice nada sobre otros tipos de armamento.

El paso dado por Trump es una consecuencia directa de la creación de la Fuerza Aeroespacial en Rusia en 2015 y de la Rama Estratégica de Apoyo Espacial del Ejército de China. Parece que esta vez Estados Unidos ha llegado a la carrera espacial más tarde que sus contrincantes. Veamos quién se pertrecha mejor en la nueva guerra de las galaxias.