Policía

Los forenses no creen que el «falso shaolín» se ensañara con las víctimas

Los médicos forenses no creen que Juan Carlos Aguilar, 'el falso monje shaolín', autor confeso del asesinato de Yenny Rebollo y Ada Otuya, sometiera a esta última un "sufrimiento excesivo"e "inhumano"al asesinarla, y consideran que, si hubiera actuado con "saña", las heridas a las que habría sido sometida serían "más profundas, intensas y numerosas". Durante la tercera jornada del juicio que se celebra contra Aguilar en el Palacio de Justicia de Bilbao, han declarado los médicos forenses que atendieron a la nigeriena de 29 años cuando estaba en coma y los que realizaron las autopsias de cadáver de ésta y de los restos del cuerpo descuartizado de Rebollo.

Estos expertos han confirmado de que el descuartizamiento del cadáver de la colombiana, que falleció el 25 de mayo de 2013, fue post-mortem y que, debido a cómo se encontraban los restos seccionados, no se ha podido determinar cuál fue la causa de la muerte, pese a que sí se ha determinado que sufrió lesiones antes de fallecer.

Por su parte, Ada Otuya murió en el Hospital a causa de estrangulamiento, tres días después de ser localizada el 2 de junio de 2013 en el gimnasio del 'falso Shaolín', sin pulso y golpeada, junto al acusado que presentaba arañazos de la víctima en el torso.

En primer lugar, ha declarado Alberto Garai Azkona, médico forense que examinó a Ada Otuya en la UCI del Hospital de Basurto. Según su relato, la joven sufría un hinchazón en la zona frontotemporal "por una contusión directa"que podía haber sido provocada por "un puñetazo, una patada o por haberla cogido por detrás y estamparla contra una mesa". Además, sufría otra contusión en el pómulo y una herida en el labio inferior, que precisó cinco puntos.

La víctima tenía un surco profundo en el cuello provocado "por un cable, cuerda o un lazo". "La zona blanca de los ojos estaba roja de sangre, y no goteaba porque la conjuntiva estaba indemne", ha señalado, para apuntar que se trataba de equimosis típica de la asfixia.

El forense ha afirmado que la fallecida era "una persona corpulenta, que tenía fuerza, y cara a cara era difícil tumbarla", por lo que el estrangulamiento parece que se produjo por detrás. A su juicio, podrían haber transcurrido "dos minutos"hasta que el agresor estranguló a Otuya porque da por hecho que ésta se defendió. "Le costaría inmovilizarla, por eso las contusiones que aparecen", ha subrayado.

A preguntas del jurado sobre si, dadas las lesiones que se observan, la víctima pudo sufrir "más de lo que debía", el facultativo ha señalado que "a una persona para la que se busca el fallecimiento, para inmovilizarla, hay que darle unos puñetazos, por lo menos para tenerla confundida y, luego, actuar contra ella". "Si se refiere a que se actuó con ella de manera deliberada, inhumana, con un sufrimiento excesivo..., pues no", ha asegurado.

Garai procedió también al levantamiento de los restos del cadáver de Yenny Rebollo sobre las 9.30 horas del 2 de junio, después de ser localizados en el gimnasio donde se encontró a Otuya. El intervino en el levantamiento de los primeros restos, encontrados en seis bolsas --en total fueron ocho bolsas las halladas--. Además, en los baños había depósitos de lejía, producto con el que el procesado habría limpiado la sangre.

Cuero cabelludo quemado

Las bolsas se encontraban colocadas en línea recta en el tatami. En la primera de ellas apareció cuero cabelludo quemado, en otra los pies, "que estaban serrados, bien con rotaflex o con un serrucho". "Parecía que lo había hecho alguien que tenía conocimiento porque estaban completamente pelados", ha afirmado, para explicar que había quitado la carne a los huesos. "Se había tomado interés en limpiarlos bien", ha añadido.

Además, la cabeza, "aparte de estar serrada, tenía una contusión directa importante porque había unas líneas de fractura". "Luego había restos, pero no todos los de una persona entera, porque faltaban pelvis, la zona pectoral y los intestinos", ha indicado. La pelvis se encontraría posteriormente en otra bolsa y las vísceras, según confesó Juan Carlos Aguilar a la Ertzaintza, los había tirado a la Ría y a la basura.

Posteriormente, han prestado declaración otros cuatro médicos forenses, que realizaron la autopsia de los cadáveres. La de Yenny Rebollo se realizó en tres momentos diferentes porque primero aparecieron seis bolsas con sus restos, luego otra y, por último, una octava. Posteriormente, supieron que todos ellos correspondían a la colombiana de 40 años.

Mientras se proyectaban imágenes con los trozos del cadáver de Yenny Rebollo, los especialistas han confirmado que ésta sufrió contusiones en la cabeza. Asimismo, en la pelvis presentaba un trozo de hueso roto, al parecer, por un golpe fuerte. Los traumatismos detectados son compatibles con patadas o puñetazos.

En todo caso, han explicado que esas lesiones se hicieron cuando la víctima se encontraba todavía con vida, pero no han podido determinar la causa de su fallecimiento.

Los peritos han asegurado que, para descuartizar el cadáver, se requiere de "conocimientos porque han sido seccionadas a nivel de las articulaciones". "Incluso con pericia, lleva mucho tiempos desarticular articulaciones con ligamentos", han manifestado. A su juicio, 'el falso shaolín' se valió para hacerlo de una sierra y un hacha.

Asimismo, han recordado que el Instituto Nacional de Toxicología analizó el cabello y no detectó que Rebollo estuviera drogada. No obstante, con una muestra de músculo, el servicio de laboratorio del Instituto Vasco determinó la ingesta de alcohol y anfetamina.

La autopsia del cuerpo de Ada Otuya se realizó el 6 de junio de 2013, un día después de que ésta falleciera en el Hospital. Esta presentaba lesiones en el cuero cabelludo, cara, ojos y labio inferior (con una herida sangrante), además de en el cuello, muñecas

e hígado, "con un origen traumático claro", como "pueden ser puñetazos o patadas". No obstante, han precisado que la causa de la muerte fue la asfixia.

Preguntados si Otuya pudo ser "golpeada salvaje y cruelmente de manera repetida durante horas", han señalado que, de haber sido así, habría que esperar "bastantes más lesiones, incluso de mayor entidad

y más intensas". En el caso de algunas pequeñas heridas o arañazos que tenía en otras partes del cuerpo, han señalado que, si se hubiesen hecho "con saña, serían más intensas, más numerosas, de mayor longitud y profundidad".

Peritos policiales

Por último, han testificado peritos de la Ertzaintza, que han explicado las imágenes "de índole sexual"que aparecieron grabadas a Yenny Rebollo en el gimnasio. Las primeras son de las cuatro de la mañana del 25 de mayo de 2013, y en ella aparece la colombiana con el suéter levantado hasta el cuello.

En las segundas, de las seis de la mañana, ésta aparece semidesnuda con los labios ensangrentados, sentada con las manos atadas a la espalda, y con las piernas unidas con cinta adhesiva. En un tercer grupo de imágenes, realizadas entre las siete y las nueve de la mañana, Rebollo está tendida en el suelo, completamente desnuda, con hematomas, sobre todo en el pecho izquierdo, y en el rostro. Las manos ya están desatadas, se le notan las marcas de bridas y se desconoce si estaba "desvanecida o fallecida". En algunas, Aguilar posa junto a la víctima en posturas sexuales.

Las últimas imágenes son del día siguiente, a las 20:15 horas, y en ella aparece, en primer plano, una mujer con los ojos tapados que mantenía relaciones sexuales habituales con el acusado, y en un segundo plano, el cuerpo de la víctima.