
Investigación
La madre influye más que el padre en el sobrepeso de los hijos antes de que éstos nazcan
Investigadores del University College de Londres utilizaron datos de 2.621 familias británicas para analizar los efectos de la genética de los padres en el peso y la dieta de sus hijos

La genética de la madre puede influir más que la del padre para determinar si un hijo tendrá sobrepeso, aunque no haya heredado ciertos genes de ella, debido a la llamada crianza genética, por la que los genes de los progenitores moldean el entorno que crean para sus descendencia.
Investigadores encabezados por el University College de Londres usaron datos de 2.621 familias británicas para analizar los efectos de la genética de los padres en el peso y la dieta de sus hijos a través del índice de masa corporal (IMC).
El estudio se centró en los genes relacionados con la obesidad de los padres, tanto los que se transmitieron directamente como los que no, pero que pueden influir indirectamente en el peso al crear el entorno del niño, lo que se conoce como efectos genéticos de la crianza.
Al medir los genes, tanto de los niños como de sus padres, se pudo separar los efectos directos de los heredados y los indirectos de los no heredados.
Estos últimos pueden seguir influyendo en los resultados de los niños al influir en el entorno de desarrollo, como las condiciones en el útero y las prácticas de crianza, ya que estos están determinados por la genética de los padres.
Aunque el IMC de ambos padres estaba relacionado con el de sus hijos, la influencia del padre podía explicarse casi en su totalidad por la herencia genética directa.
Por el contrario, el IMC de la madre seguía afectando al peso del niño incluso después de la herencia genética directa, explicó el University College de Londres. Esto sugiere, según los investigadores, que la crianza genética puede estar influyendo.
Así, los genes maternos podrían influir en su propio peso, hábitos alimenticios o comportamientos durante el embarazo, lo que a su vez afectaría al desarrollo y la salud a largo plazo de su hijo.
La genética de la madre "parece desempeñar un papel importante en el peso de su hijo, por encima de la genética del propio niño", destacó Liam Wright, del University College de Londres y uno de los firmantes.
Wright dijo que no se trata "de culpar a las madres, sino de apoyar a las familias para que marquen una diferencia significativa en la salud a largo plazo de los niños".
Las intervenciones específicas para reducir el IMC materno, especialmente durante el embarazo, podrían reducir los efectos intergeneracionales de la obesidad, sugirió el investigador.
El equipo estudió cómo el IMC de los padres y los genes relacionados influyen en el peso y la dieta de sus hijos desde el nacimiento hasta los 17 años.
Para ello, examinaron la relación entre el IMC de los padres y el peso al nacer, así como IMC y la dieta de los hijos en seis momentos clave de la infancia y la adolescencia: a los 3, 5, 7, 11, 14 y 17 años.
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