Opinión

Manicomios

La inmensa mayoría de las personas con una enfermedad mental grave no son conscientes de su situación y es muy difícil convencerles de que lo mejor es ingresarse

Un joven contesta las preguntas de un profesional de salud mental
Un joven contesta las preguntas de un profesional de salud mentalDreamstime

Nuestra compañera Ana Abizanda escribe sobre este asunto, tan complejo como delicado, con el siguiente impactante titular: “En España hay manicomios bajo el amparo legal”. Diferentes especialistas en salud mental denuncian que los ingresos involuntarios en estos centros representan una violación de los derechos humanos, por lo que habría que modificar la ley. Estos ingresos involuntarios ocurren mayormente con adolescentes y adultos de hasta 45 años. También con personas en situación de calle. Explican los especialistas que esta realidad está aceptada por la sociedad, que entiende que es para el bien de la persona y su familia. Y que en muchos casos se hace uso de terapias de electrochoque, psicocirugía e incluso tratamientos experimentales en niños y adolescentes, autorizados por sus padres. Además, añade Nel González: «Amarrar a una persona a la cama, con brazos, piernas y cuello, o administrar una inyección para calmarle sin haber pedido permiso son parte de esas vulneraciones, que deberían estar prohibidas». Y yo, que estoy de acuerdo, me pregunto, ¿qué hacemos entonces con las personas con brotes psicóticos peligrosos para su vida y la de los otros? La inmensa mayoría de estos enfermos no son conscientes de su situación y es muy difícil convencerles de que lo mejor es ingresarse para que les ajusten el tratamiento o les ayuden de alguna manera. Es la propia policía la que tiene que convencerlos de esa necesidad apremiante. A veces lo consiguen y los trasladan a hospitales que, si es vital, los ingresan en el área de psiquiatría. ¿Qué se hace entonces con estos pacientes? Habrá que calmarles de alguna forma, ¿no? Pueden autolesionarse o lesionar al de al lado. Normalmente, cuando están controlados, les dan el alta. Y entonces regresan a sus familias o a la calle hasta la próxima. La situación se vuelve crónica hasta la extenuación. Realmente, desde mi punto de vista, el problema es estructural. Se ha avanzado muy poco en salud mental y hay que hacer nuevas leyes, nuevos procedimientos, más recursos. Si no será una tragedia endémica y consentida.