Algeciras
Más de 1.800 mujeres toman al día la píldora del día después
El año pasado se dispensaron más de 670.000. Su venta sin receta ya ha generado 42 millones de euros.
El Ministerio de Sanidad, gobernado entonces por el PSOE, decidió en 2009 la liberalización de la píldora del día después. Así, desde el 28 de septiembre de aquel año, estos comprimidos se pusieron a la venta en farmacias sin necesidad de receta médica. Entonces, el departamento dirigido por Trinidad Jiménez adujo que la medida respondía a la necesidad de reducir los embarazos no deseados y, por tanto, el número de abortos. También insistió entonces en que no debía utilizarse como anticonceptivo habitual. Lo cierto es que, cinco años después, parece evidente que su liberalización multiplicó su venta: si en 2009 se dispensaron 388.475 unidades, en 2014 se vendieron 671.439 un 72,8% más. Así, más de 1.800 españolas consumen la píldora anticonceptiva.
Un 0,70% menos
Así se desprende de los datos ofrecidos por la consultora IMS Health, que muestra la evolución de la venta del fármaco en los últimos años. Lo cierto es que el auténtico «boom» se produjo durante los dos años posteriores a su venta sin receta: en 2010 se vendieron 710.715 unidades y, en 2011, 736.099, que constituye el techo hasta la fecha. Desde entonces, su venta ha ido cayendo paulatinamente, aunque de forma sostenida. De hecho, la comparación entre 2014 y 2013 refleja un descenso del 0,70%. Así, la situación del fármaco parece estable. Los datos se refieren a tres productos: Norlevo, Postinor y EllaOne, la llamada «píldora de los cinco días» al ser efectiva a las 120 horas de haber consumado el acto sexual.
«Pudo haber un efecto reclamo al principio, cuando la píldora se publicitó tanto. Después, la venta tiende a estabilizarse. Sin embargo, es necesario ver la tendencia a más largo plazo», afirma Esteban Rodríguez, ginecólogo del Hospital Punta de Europa de la ciudad de Algeciras y presidente de la comisión deontológica de Ginecólogos de Derecho a Vivir. «¿El descenso? Quizá la gente ha recibido una información veraz de los riesgos potenciales y ha tomado conciencia», añade. Sin embargo, cree que «su uso en las personas más jóvenes se ha banalizado, y ha pasado a ser un recurso de fin de semana, algo rutinario».
«Ahora, con la epidemia de gripe, estamos viendo que las restricciones a ciertos productos farmacéuticos son enormes. Y en ese caso, hablamos de fármacos que tienen menos riesgos y peligrosidad», compara por su parte José Miguel Serrano Ruiz-Calderón, miembro del Comité de Bioética y profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad Complutense. «Al hablar de ciertos medicamentos, parece que hay una carga ideológica que los hace excepcionales. Estos fármacos deberían ser tratados como otros. Aparte de todo, parece que hay cierta intención malthusiana tras ellos», añade.
Y es que la liberalización de la píldora del día después no estuvo exenta de polémica. En primer lugar, por sus efectos secundarios, que se podían multiplicar por un consumo abusivo de la misma. Como recuerda Rodríguez, la base de estos medicamentos es la hormona levonorgestrel, que consigue un efecto inhibidor de la ovulación. «Puede provocar disturbios del ciclo menstrual, hemorrágeas, tromboembolismo pulmonar en mujeres jóvenes... Los riesgos son conocidos desde hace tiempo. Ingerir una dosis de Norlevo, por ejemplo, es equivalente a tomar una caja de anticonceptivos de golpe», explica el ginecólogo. Por ello, «es un método de emergencia y para un uso excepcional. Su uso arbitrario, abusivo y compulsivo debe de ser desaconsejado desde el punto de vista médico».
«Hay que replantearse su utilización. Debería hacerse bajo revisión médica y realizar un seguimiento, como ocurre con montones de medicamentos. Además, se debería tener en cuenta la sensibilidad hacia este producto de las personas que lo usan. Todo, con el objetivo de garantizar un uso correcto. Son productos que tienen una serie de efectos», apunta Serrano.
¿Fármaco abortivo?
Tampoco hay que olvidar la controversia en torno a la finalidad última de la píldora del día después: ¿se trata de un fármaco abortivo? «Tienen cierto efecto inhibidor de la ovulación, pero no se descarta también un efecto inhibidor de la implantación del embrión, lo que implicaría que es un abortivo», explica Rodríguez. «Verificar si se trata de una ovulación o una implantación es una aproximación teórica. No se puede saber al cien por cien. A la hora de saber cuándo surge la vida humana, la fecundación y la concepción, nos movemos en el terreno de la incertidumbre. Por eso, ante la duda, habría que considerar que es un método abortivo», añade. Así, recuerda que si sólo afectara a la ovulación, estos fármacos no tendrían ningún inconveniente desde el punto de vista moral. Un ejemplo de la controversia en este sentido fue la decisión de los obispos alemanes de aceptar la píldora del día después, pero sólo en caso de violación.
«El uso masivo de estos medicamentos podría explicar también una cierta reducción en el número de abortos», asegura Serrano. Una cifra esta última anunciada a finales de año por el Ministerio de Sanidad y que fijaba en 108.690 las interrupciones del embarazo durante el año 2013. Así, los abortos se redujeron un 3,3% con respecto a los practicados en 2012 –112.390–.
8,15 millones de euros
Lo cierto es que la industria de la píldora ha visto cómo se multiplicaban sus ingresos desde la venta libre en farmacias. En 2009, la venta de los tres fármacos arrojó un saldo total de 4,6 millones de euros. Ya en 2010, la cantidad prácticamente se dobló hasta alcanzar los 8,6 y en 2011 alcanzó su pico hasta la fecha con 8,9 millones. Desde entonces, y en sintonía con las ventas, los ingresos han ido bajando, aunque la diferencia entre 2009 y 2014 sigue siendo notable: el año pasado la dispensación de estos fármacos supuso un total de 8,15 millones de euros, un 77% más. Así, y sumando los años completos en los que la píldora ha estado disponible sin receta, ha generado en ventas alrededor de 42,5 millones de euros.
En lo que se refiere a su evolución en las ventas a lo largo del año pasado, los meses de verano fueron en los que se registró un mayor consumo, especialmente durante agosto, con la venta de 62.854 unidades en farmacias, seguido de julio, con 61.223. Por contra, febrero –49.656– y noviembre –49.771– fueron los meses de menor venta.
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