Barcelona

Mayor de 25 años, con estudios y dinero, el nuevo ludópata

La Razón
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Desde que en 1977 se legalizó el juego en España, las máquinas tragaperras y más aún la creciente oferta de casas de apuestas o videojuegos on-line han ocasionado que la ludopatía patológica sea un trastorno de conducta impulsiva creciente, tal y como apunta Enrique Echeburúa en el informe «Nuevas fronteras en el estudio del juego patológico». Aunque los expertos indican que el porcentaje de población ludópata puede ser del 1 o 2%, Bartolomé Pérez, psiquiatra del Hospital Clínico de Alicante, señala a este periódico que «ahora, con las apuestas digitales, el número de afectados pueden ser muchos más». De hecho, Pérez considera que «estamos ante un problema de salud pública y las autoridades políticas no son conscientes de los problemas que acarrea el juego».

Por las consultas de los profesionales de las Unidades del Juego Patológico en los centros hospitalarios han detectado que el perfil del paciente que ha caído en la red del juego ha cambiado. Se acercan más jóvenes con estudios superiores y con un nivel socioeconómico alto. El Observatorio del Juego On-Line en nuestro país, en la publicación de su primera investigación en noviembre de 2012, describe al jugador genérico como un hombre, entre 25 y 44 años con estudios universitarios y que trabaja y, por ello, tiene cierto poder monetario para apostar. Según la institución, la cuantía que desembolsa a la semana quien se sienta delante de un ordenador es de 51,2 euros si destina el dinero al póquer on-line. En cambio, si se juega al casino virtual, el gasto es de 35, 7 euros y de 33,7 en las apuestas.

Pero el juego no es sólo cosa de hombres. Para el psiquiatra, el motivo de la adicción en ambos sexos se debe a la impulsividad. «Es posible que la mujer recurra a las plataformas webs porque ellas son más emotivas», aclara Pérez. De hecho, un estudio publicado en la revista «Journal of Gambling Studies» y elaborado por sanitarios del Hospital de Bellvitge (Barcelona) detalla que las féminas recurren al juego para regular sus estados emocionales negativos.

Consecuencias

El enfermo puede ser consciente de que tiene un problema cuando percibe que se gasta el dinero «pero piensa que puede resolverlo por sí mismo sin la atención de un profesional», declara Pérez. De hecho, la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitado advierte de que las deudas cuantiosas o el incumplimiento de pagos son algunas de las consecuencias que acarrea el juego. Además, Pérez pone el acento en que en bastantes casos, el ludópata no sufre una única adicción sino que el juego puede ir de la mano de las drogas.