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Ex agentes de cuatro patas en busca de hogar

Un pastor alemán retirado es entregado a la familia que lo ha adoptado
Un pastor alemán retirado es entregado a la familia que lo ha adoptadolarazon

Los perros de los cuerpos y fuerzas de seguridad no tienen un destino seguro cuando se «jubilan».

Llevaba poco tiempo en el cuerpo, pero una lesión en una pata le obligó a dejarlo antes de tiempo. Los veterinarios de la Policía pensaron que la ostensible cojera de Boti, un pastor alemán de dos años y medio, podía deberse a un cáncer de huesos. Su caso es inusual, pero no es una excepción. Lo normal es que los perros que trabajan en los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, sean del Estado o de empresas privadas, presten servicio durante ocho o nueve años, lo que les lleva a pasar gran parte de su vida realizando labores de búsqueda o defensa. Sin embargo, no todos los ejemplares seleccionados por las diferentes unidades caninas del país valen para llevar a cabo este tipo de operaciones.

En algunas ocasiones el perro carece de aptitudes para el trabajo. En otras, es una enfermedad lo que impide al animal servir a la sociedad. A día de hoy, Boti es un perro afortunado. En su camino se cruzó Isabel, una veterinaria barcelonesa que sometió al can a las pruebas necesarias para conocer el origen de la dolencia.

«Era un perro que necesitaba ayuda, y a mí me encanta ayudar a los animales», reconoce la dueña, que hace un mes recorrió cientos de kilómetros a través de la Península para recoger a Boti y llevarlo a su casa. Una biopsia descartó la opción del tumor, y una serie de radiografías demostraron que el problema es una artritis severa, una patología que hará pasar al perro por el quirófano en pocas semanas. Boti no forjará una carrera como perro policía, pero al menos podrá pasar su vida en un hogar en el que le cuidan. No obstante, el destino del animal no ha sido producto del azar. Boti formaba parte de un programa de adopción de Héroes de 4 Patas, una ONG formada fundamentalmente por policías y creada con el propósito de buscar familias de acogida para los perros que son dados de baja de los distintos cuerpos. «Cuando tienen un hogar, son los perros más agradecidos del mundo», afirma Montserrat Torres, policía nacional y presidenta de la organización, dedicada a «ofrecer una retirada digna y de calidad» a los canes. La experiencia de Isabel con Boti ilustra la naturaleza de este tipo de perros. «Está muy bien adiestrado, día a día me enseña nuevas cosas él a mí», reconoce la propietaria, que no descarta volver a adoptar canes jubilados en el futuro.

«Son animales adultos con una disciplina que no tienen los perros normales», apunta Montserrat. Sin embargo, ésta no es la única asociación que persigue un retiro dorado para los perros de trabajo. A la par que se creaba Héroes de 4 Patas en Huelva, en Barcelona nacía Retired Dogs 112. Noemí González, una maestra de la ciudad condal, y su pareja Rafael Domínguez, policía nacional, se inspiraron en el caso de Ajax, el perro que fue condecorado por el Rey tras haber evitado un atentado de ETA en Mallorca, para fundar la organización. Después de su jubilación, el reconocido can pasó sus últimos años en el Lobopark de Antequera, un hecho que llamó la atención de los iniciadores de Retired Dogs 112.

Madga Ramos ha añadido un miembro a su familia a través de esta ONG. Buscaba un perro mayor para que guardara su casa en el campo junto a su vieja San Bernardo, y se encontró con Eiko. Al igual que Boti, Eiko es un pastor alemán que no pudo continuar con su trabajo, aunque su baja se debió a no poder adaptarse a la rutina del cuerpo. «Estamos enamorados del perro, es increíble, ha tenido una adaptación muy buena», señala Magda al tiempo que alaba el comportamiento del perro con los otros animales con los que conviven en el campo. Si bien su carácter disciplinado refleja su pasado, también lo hacen sus habilidades. «Le escondo la pelota y la encuentra enseguida. Se nota que era un perro de búsqueda. Lo que ahora hace como parte de un juego, antes fue parte de su trabajo», añade. Y es que los perros no rompen totalmente con su pasado. «Es básico que después de la adopción los guías mantengan el contacto con el perro. No se puede romper ese vínculo. A todas las familias les ofrecemos continuar los vínculos con el guía, y todos dicen que sí», afirma Noemí González. Estos agentes, después de pasar por innumerables jornadas de salvamento o de rastreo, aunque no coticen en la Seguridad Social ni reciban una pensión cuando se jubian, al menos podrán encontrar una familia que aporte el cariño que necesitan.