Cargando...

Investigación

El millonario legado de Mir se esfumó en 2 años

Los albaceas del reconocido empresario publicaron en diciembre de 2018 un libro-homenaje en el que afirmaban que «se cierra el círculo de ayudas filantrópicas tras sesenta años»

De izq. a der., Xavier Trias, Pere Mir, Antoni Vila Casas y Artur Mas, en 2013, tras recibir la Medalla de Oro de Barcelona Ajuntament de Barcelona

Hay veces que no es necesario ir muy lejos para encontrar datos. A veces estos llevan tiempo publicados, simplemente esperando que alguien los recupere. Eso es lo que pasa con todo

el asunto relacionado con el legado del empresario Pere Mir y la gestión llevada a cabo por sus albaceas, los mismos que en la actualidad están siendo investigados por presunta administración desleal y apropiación indebida. Jordi Segarra Pijuan, mano derecha e izquierda de Mir; Josep Tabernero Caturla (jefe de Oncología Médica del Hospital Vall

d’Hebron y director del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia), médico de su confianza, y el abogado Juan Francisco Capellas Cabanes son los protagonistas de la investigación realizada por la jueza de Barcelona Myriam Linage Gómez. Ellos son también los responsables de un libro con el que se quiso conmemorar el generoso legado económico de Mir y que incluye un pasaje clave para entender dónde estamos. LA RAZÓN ha podido localizar un ejemplar de esta obra prácticamente inencontrable en el mercado.

En diciembre de 2018 vio la luz un volumen de edición privada, sin intención de ser comercializado, como demuestra que no se incluyera el imprescindible ISBN. Titulado «El llegat de Pere Mir 1919-2017», el libro era una coedición de las fundaciones privadas Cellex y Mir-Puig, y era una manera de conmemorar el cercano centenario del nacimiento del mecenas desaparecido el 10 de marzo de 2017. El casi centenar de páginas se dedican a hacer balance y listado de los numerosos proyectos que sufragó Mir tanto en vida como después del fallecimiento. Sin embargo, lo que posiblemente llame más la atención sea el único texto que se reproduce en la página 77 y que parece una declaración de intenciones.

En él se dice que «con estas contribuciones, la Fundació cierra el círculo de ayudas filantrópicas que inició Pere Mir 60 años antes, cuando comenzó a contribuir en el Pairal de Vilassar de Mar, otra entidad de ayuda a personas necesitadas especializada en la atención a la gente mayor». Es decir, los gestores del legado del empresario dejaban fijado por escrito que no se dejaría más dinero a «ayudas filantrópicas».

En el libro también hay espacio para explicar cómo conoció Mir a cada uno de los tres investigados, el relato que siguen manteniendo en la actualidad. En el caso de Josep Tabernero, siempre según esta obra, fue en 2010 cuando sustituyó a Josep Baselga como director del Vall d’Hebron Institut d’Oncologia (VIHO) desarrollándose entre los dos «una relación de gran estima y confianza mutua». En el mismo texto se apunta que al empresario le ayuda «la predisposición de Tabernero de ayudar a todo, hasta el punto que lo designa como uno de sus albaceas –de él y de su esposa, Núria Pamias– y patrono de sus fundaciones».

Jordi Segarra es otro de los nombres claves en esta historia. En el libro que él mismo ayuda a editar se recuerda que el entonces químico y el rico empresario empezaron a tratarse a mediados de la década de los setenta, siendo fundamental Segarra para que Mir empezara a interesarse por el mundo de las fundaciones. «Poco a poco habían establecido una relación de gran amistad y de máxima confianza, hasta el punto de que Pere Mir convirtió a Segarra en la persona clave para el futuro de las fundaciones Mir-Puig y Cellex», según se recoge en la

obra conmemorativa. El autor del texto también recuerda que Mir definía a Segarra como «mi mano derecha y también la izquierda»,

por su participación en decisiones tanto personales y familiares como las de corte filantrópico. Por su parte, Juan Francisco Capelles es simplemente citado de pasada, sin aportarse noticia alguna de su amistad con Mir.

Otro aspecto importante del libro que nos ocupa, recordemos que editado por las fundaciones que son ahora objeto de investigación, es que en un pasaje se recuerda que «la mayoría de los

compromisos [los de las fundaciones] expiran entre 2018 y 2020 y no serán renovados. Los fondos remanentes se destinarán, además de a algunos proyectos puntuales, a garantizar la continuidad de tres iniciativas a diez años vista». Esto se haría siguiendo dos criterios. Por un lado estarían los proyectos por los que Pere Mir había sentido una vinculación especial y de los que se sentía responsable, tanto contribuyendo y como gestor. Por otro lado, según el libro, «es que, por la experiencia acumulada con las donaciones hechas a lo largo de los años, son

áreas en las que se puede hacer una labor importante con inversiones relativamente pequeñas».

El volumen que debía ser un homenaje a Mir también es una manera de conocer a sus albaceas.