Opinión

Niños con móvil

Internet y sus redes son adictivos. Tóxicos sin sustancia.

Niñas con teléfono móvil
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Los Reyes magos han traído muchos teléfonos móviles, nos cuenta nuestra compañera Belén Tobalina a partir del informe: «Impacto del aumento del uso de internet y las redes sociales en la salud mental de jóvenes y adolescentes», elaborado por el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, que nos dice que los beneficios superan a los riesgos. ¿Cómo? Porque luego sigo leyendo y solo encuentro riesgos: riesgo de sufrir soledad y depresión, irritabilidad, peor rendimiento académico, malas relaciones familiares… Eso sí, acaba con que el móvil es inevitable, que no se pueden crear analfabetos digitales y que la solución es educar a los niños en su uso. Pero vamos a ver, si los padres somos adictos al smartphone cómo vamos a educar para que nuestros hijos no lo sean. Los pequeños son miméticos y hoy en día, que además son tiranos, diles tú que no hagan lo que tú haces. Veo a mis niños cercanos manejando la tablet de sus padres mejor que yo, buscando en internet las cuestiones más insólitas, poniéndose dibujitos y otras cosas. Jugar entre ellos sí, un rato, pero, como los adultos, el momento móvil es sagrado aún en el mejor plan posible. ¿Y saben por qué? Porque internet y sus redes son adictivos. Tóxicos sin sustancia. Pedrada a la mente a través del descanso que supone desconectar de la realidad y marchar al universo de lo extraño posible. Hace daño a la mente y al cuerpo. Hay epidemia de miopía, cada vez más gente que no ve de lejos. Hay epidemia de soledad, gente que prefiere auriculares a voces naturales. Hay dolor. Porque, al final, los adictos sufren. En mi punto de vista no caben dudas al respecto, no pueden ser los padres los que controlen este mal social de las tecnologías. Tienen que ser los gobiernos. Y nada de móviles en ningún centro académico. Porque con un móvil cerca no se aprende. Hay formas de hacerlo. Y hay que hacerlo ya, antes de que tecnología y locura no puedan desligarse.