Salud mental
La nueva vacuna contra la depresión: meditar
Un estudio de la Universidad de Cambridge concluye que quienes realizan esta práctica son menos propensos a padecer ansiedad o depresión, y que los efectos duran semanas
Está de moda, se publican centenares de libros al año sobre ello, influencers y gurúes varios lo proponen como panacea para todo tipo de males: sentarse un rato a meditar, pensar en uno mismo, autoconocerse y respirar, dicen, es bueno para la salud.
Las técnicas de desarrollo personal englobadas en el llamado mindfulness son una práctica cada vez más utilizada. No siempre correctamente, no siempre en aplicaciones que respetan la evidencia científica.
Pero estudios desde diferentes especialidades parecen demostrar que, al contrario de lo que muchos opinan, la meditación y el mindfulness no son técnicas meramente pseudocientíficas: más bien, pueden aportar beneficios constatables para la salud.
El último de esos estudios ha sido publicado esta semana por investigadores de la Universidad de Cambridge en la revista «Nature Mental Health». Según el informe, los adultos que reciben cursos de meditación de manera voluntaria son menos propensos a padecer síntomas de ansiedad o depresión hasta al menos seis meses después de haber recibido las sesiones.
La palabra Mindfulness (o atención plena) se refiere a la práctica de técnicas de relajación y meditación que permiten enfocar la mente en el momento presente, en las sensaciones reales del cuerpo, la respiración, los sentidos con el fin de tomar consciencia de uno mismo, eliminar pensamientos dispersos y relajarse.
Desde hace décadas se han sucedido los estudios clínicos que tratan de relacionar este ejercicio con algún tipo de mejora en el estado general de salud mental.
Según uno de los autores de este último trabajo, la doctora Julieta Galante, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, «nuestro estudio es la mayor confirmación jamás obtenida de que los cursos de mindfulness pueden resultar beneficiosos para cualquier persona», no solo para los aficionados a la meditación, el yoga o las terapias alternativas.
La investigación se ha basado en los llamados Programas Basados en Mindfulness MBP. Son aplicaciones o cursos de uso general que incluyen técnicas de reducción de estrés mediante atención plena, terapias cognitivas de enfoque de atención, técnicas de autoconocimiento o técnicas interpersonales. Muchos terapeutas (no todos procedentes de entornos científicos) ofrecen estos cursos como remedio para superar estrés y depresión. Pero, ¿realmente funcionan?
El equipo de la doctora Galante ha analizado datos de 2.371 adultos que habían formado parte de diferentes ensayos para comprobar, con técnicas de psiquiatría científica, el impacto de los programas MBP en la salud. La mitad de los participantes fueron seleccionados aleatoriamente para que recibieran cursos diferentes de ocho semanas de duración en distintos centros especializados. La otra mitad no participó en programas controlados.
Tras analizar la evolución de todos los sujetos se pudo confirmar que los participantes en cursos de meditación obtuvieron un beneficio al menos moderado en su capacidad de resiliencia contra el estrés y la depresión. De hecho, en el grupo de los que realizaron mindfulness se observaron mejoras en el estado de ánimo en un 13 por 100 más de participantes. Los beneficios fueron similares en todos los grupos de «meditadores», independientemente de su edad, sexo o nivel socioeconómico.
A pesar del auge de estas técnicas, la ciencia todavía no tiene suficiente conocimiento de los posibles mecanismos por los que la meditación mejora el estado de salud mental. Parece obvio que existe una relación entre su práctica y una menor tendencia a desarrollar estrés y depresión sintomáticos. Pero se desconoce si este es un efecto directo de la meditación o simplemente una consecuencia del hecho de practicar una actividad en grupo deseada. En otras palabras, aún no sabemos si elegir mindfulness para sentirse mejor puede ser equiparable a elegir otra actividad como el deporte, las relaciones con amigos o la música.
Por otro lado, tampoco se ha podido determinar si practicar la meditación en persona con un monitor especializado tiene mayores efectos que la realización de técnicas mindfulness con alguna de las muchas aplicaciones digitales que han proliferado y que permiten meditar en casa. En cualquier caso, los autores de Cambridge han sido muy claros en las conclusiones de su estudio: «Si le ofrecen hacer un curso de mindfulness en persona de entre cuatro y ocho semanas, con un profesor especializado, y tiene curiosidad por conocer sus efectos, basándonos en esta investigación le recomendamos que lo pruebe. Incluso creemos que puede ser una buena idea para las empresas invertir en la mejora de la salud mental de sus empleados a través de estas técnicas».
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