
Psicología
¿Qué es la “crianza cáscara de huevo”? El estilo de crianza de moda que amenaza con ser tóxico para los niños
La expresión fue teorizada y popularizada por la psicóloga y psicoterapeuta estadounidense Kim Sage

La capacidad de ser madre o padre no es innata. Se construye día a día, con cada etapa del desarrollo del niño, nutrida por teorías psicológicas y por la necesidad constante de adaptación al entorno familiar y social. Sin embargo, no todos los progenitores logran mantener un estilo de crianza estable: algunos atraviesan dificultades para gestionar sus emociones y estallan con frecuencia. A este fenómeno se le ha dado un nuevo nombre: “crianza cáscara de huevo”, o eggshell parenting, un enfoque que puede volverse altamente tóxico para los niños.
La expresión fue teorizada y popularizada por la psicóloga y psicoterapeuta estadounidense Kim Sage, especializada en este tipo de parentalidad desde 2023. Según Sage, los "padres cáscara de huevo" son emocionalmente inmaduros. Pueden pasar de la alegría al enojo en cuestión de segundos, lo que genera un entorno emocional impredecible e inestable para sus hijos. Tal como explica el medio Aufeminin.com, estos padres pueden mostrarse amorosos y permisivos en un momento y, al siguiente, adoptar una actitud colérica y autoritaria sin señales previas.
Además, tienen dificultades para establecer límites claros y constantes, algo fundamental en el desarrollo infantil, y en muchos casos confunden los roles, involucrando a sus hijos en la gestión de sus propias emociones o problemas personales. Esta carga emocional impuesta a los menores puede resultar dañina y confusa, ya que no les corresponde actuar como apoyo emocional de sus padres.
La terapeuta familiar Natalie Moore, citada por Parents.com, señala que estos comportamientos no siempre derivan de trastornos psicológicos, aunque en algunos casos pueden tener origen en heridas no tratadas o en trastornos como el de personalidad narcisista o el límite.
La analogía con la cáscara de huevo no es casual. Por un lado, los hijos se ven obligados a “andar con cuidado”, como si caminaran sobre huevos, para evitar reacciones explosivas. Por otro, la cáscara representa esa dualidad del padre o madre: aparentemente fuerte por fuera, pero muy frágil emocionalmente por dentro. Esta combinación hace que el entorno familiar se vuelva volátil y poco seguro para los niños.
Las consecuencias de este estilo de crianza no se hacen esperar. Los hijos de padres cáscara de huevo crecen bajo una constante hipervigilancia, siempre atentos a cualquier signo de tensión o conflicto. Esta inseguridad emocional puede extenderse hasta la adultez, afectando su capacidad de expresar emociones, de establecer vínculos afectivos sólidos y de funcionar adecuadamente en contextos sociales y laborales. Según la psicóloga Noelle Santorelli, esta alerta constante lleva a muchos a desarrollar patrones de autosacrificio, en los que priorizan las necesidades de los demás sobre las propias, incluso a costa de su bienestar emocional.
La psicoterapeuta Isabelle Filliozat, en declaraciones recogidas por MagicMaman, subraya que una de las habilidades más importantes para cualquier padre es la regulación emocional: la capacidad de mantener la calma ante situaciones difíciles y ser una fuente de estabilidad y seguridad para el niño. “Es una competencia esencial que marca realmente la diferencia”, afirma.
En un contexto donde las redes sociales y las nuevas corrientes de crianza influyen cada vez más en la vida familiar, la “crianza cáscara de huevo” aparece como un estilo en auge que, lejos de empoderar a los niños, puede dejar huellas profundas y duraderas en su desarrollo emocional.
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