Hasta tres grados de diferencia
¿Por qué las mujeres tienen los pies más fríos que los hombres?
La diferencia puede ser de hasta tres grados menos y la explicación es que ellas tienen de promedio menos tejido muscular y más grasa, lo que hace que necesiten proteger más los órganos vitales del frío mediante la restricción del flujo sanguíneo hacia las extremidades
Seguro que no les es extraño la frase de “no me toques con esos pies” cuando está con su pareja en la cama. Pues esto tiene una respuesta científica: ellas son más sensibles a la temperatura y tienen una respuesta más rápida al frío.
Las razones no están del todo claras, aunque se atribuyen a que, por un lado, las mujeres tienen de promedio menor tejido muscular y más grasa, lo que hace que necesiten proteger más los órganos vitales del frío mediante la restricción del flujo sanguíneo hacia las extremidades. Por otro lado, los estrógenos, las principales hormonas femeninas, espesan ligeramente la sangre, con lo que también se reduce el flujo a los pequeños capilares de manos y pies. Según datos que maneja TK Home Solutions, ellas tienen hasta tres grados menos en manos, pies y orejas. Aunque esta diferencia se va igualando tras la menopausia, es cierto que las peleas entre sexos por subir o bajar los aires acondicionados y las calefacciones son una constante a lo largo de toda la vida.
En 9 de cada 10 casos no existe una patología que cause el frío exagerado en los pies, pero con la edad esto cambia y conviene estar alertas por si surge algún problema que deba consultarse con el médico.
Tener los pies fríos puede ser lo normal en invierno, cuando las temperaturas bajan y el organismo realiza una vasoconstricción para poder mantener el calor en la parte central del cuerpo, que es donde están los órganos más importantes. Pero, a veces, los pies fríos son algo más que una mera sensación desagradable: indican una patología. Si el frío se acompaña de excesiva sensibilidad, dolor, cambio de color en la piel o entumecimiento hay que averiguar las causas.
Los expertos de TK Home Solutions muestran las principales situaciones que pueden causarlo. En primer lugar, el sedentarismo. Cuando estamos sentados durante mucho tiempo, la circulación que llega a los pies se ralentiza. Es necesario hacer ejercicio no solo cuando se noten los pies fríos, que también, sino de manera habitual; hay que dedicar un rato cada día a caminar para activar la circulación y poner en movimiento huesos y músculos. El sedentarismo es origen de muchas enfermedades cardiovasculares.
También hay factores hereditarios pues como ocurre con casi todo, esto también puede estar en nuestros genes. Las funciones físicas se deben a procesos en los que entran en juego muchos factores, gran parte de ellos hereditarios: nuestra madre tiene siempre las manos y los pies fríos y nosotros también.
Hay que tener en cuenta también posibles problemas de circulación sanguínea. Si la sangre no circula bien, la temperatura corporal no se regula adecuadamente. La mala circulación puede estar causada por problemas médicos, por falta de ejercicio o por deshidratación. Igual pasa con la anemia. En el caso de que el cuerpo no tenga suficientes glóbulos rojos o si estos no son capaces de transportar el oxígeno, se reflejará en un enfriamiento anormal en los pies.
Además, está demostrado que, en situaciones de estrés, el organismo lleva la sangre hacia el centro y rebaja el envío periférico hacia manos y pies.
Algo más serio es el síndrome de Raynaud. Se trata de una alteración de los vasos sanguíneos que hace que se contraigan con los cambios de temperatura y, en ocasiones, también sin causa aparente. Suele provocar reacciones exageradas al frío que cursan con falta de flujo sanguíneo en las manos, los pies y también en la nariz, las orejas o las mejillas. No es peligroso, pero puede resultar incómodo y muy evidente, con cambios en la piel, desde muy blanca a roja o morada, sarpullidos, engrosamiento cutáneo, sensación de cosquillas y hormigueo, entumecimiento. A veces, este síndrome va asociado a enfermedades más serias, daño en los vasos sanguíneos por traumatismos o congelación, lesiones por uso de maquinaria como motosierras o martillos neumáticos.
Los medicamentos también influyen. Muchos fármacos, como los betabloqueadores para la tensión arterial alta o los que se usan para las migrañas, entre otros, causan la constricción de los vasos sanguíneos y pueden producir frío en los pies o las manos. Como también lo hacen algunas enfermedades. La primera, la diabetes, que puede cursar con complicaciones añadidas, como una neuropatía periférica, que daña los nervios de los pies, o con bloqueo del flujo sanguíneo a las piernas y pies. También las alteraciones hormonales, el hipotiroidismo, la insuficiencia renal, la fibromialgia, los trastornos autoinmunes... son causantes del frío anormal en los pies.
Entre las soluciones para evitar este frío en los pies, los expertos recomiendan moverse, realizar masajes en la zona, utilizar plantillas térmicas o un reposapiés. La dieta es también fundamental, principalmente introducir alimentos ricos en vitaminas y minerales y bajos en grasas dañinas, mejora la circulación y aleja problemas como la anemia, la hipercolesterolemia, la hipertensión..., entre otros. En concreto, se recomiendan las vitaminas E, K y C. La E y la K están presentes en el aceite de oliva y otros acetites vegetales, en el aguacate, las espinacas, los pimientos, los espárragos y, en menor medida, en productos de origen animal. La vitamina C está en los cítricos, abunda en los kiwis y se encuentra presente en pimientos rojos y verdes, fresas, brócoli, tomates...
Entre los consejos no puede olvidarse el estar hidratados, tomar bebidas calientes y evitar la humedad.
"Los mayores pueden tener más sensación de frío, incluso aunque la temperatura ambiente no sea baja. El adelgazamiento de la piel, la falta de hidratación y los cambios asociados a la edad provocan una percepción diferente", sentencia Leandro Palomo, responsable de Salud y Seguridad de TK Home Solutions.
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