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¿A qué temperatura debes poner el aire acondicionado, según los técnicos expertos?
Ni demasiado frío ni insuficientemente fresco: la temperatura ideal para el aire acondicionado existe, y puede ahorrarte dinero y problemas de salud

Con la llegada del verano y las olas de calor que recorren buena parte del país, el aire acondicionado se convierte en un imprescindible para garantizar el confort en casa. Sin embargo, no siempre lo usamos correctamente. Una de las dudas más comunes gira en torno a la temperatura ideal: ¿cuántos grados son los adecuados para refrescar sin malgastar energía ni afectar la salud?
Aunque cada persona tiene su umbral de comodidad térmica, los técnicos expertos coinciden en un rango óptimo que permite mantener el equilibrio entre frescor, eficiencia energética y bienestar. Se suele creer que son los 26 grados, pero no, no son los 26 grados, como muchos creen.
¿A qué temperatura debes poner el aire acondicionado en verano?
Según recomendaciones del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y diversos técnicos en climatización consultados por medios especializados, la temperatura ideal para usar el aire acondicionado en verano se sitúa en 24 grados centígrados. Este valor permite enfriar una estancia de manera efectiva sin forzar en exceso al aparato ni generar un consumo desmedido.
Este dato no es arbitrario. A esa temperatura, el cuerpo humano puede mantener una sensación térmica agradable sin experimentar un choque térmico brusco al salir al exterior. Además, los equipos funcionan de forma más eficiente, consumiendo menos energía que si se les exige bajar la temperatura a niveles inferiores como 20 o incluso 18 grados, algo que muchas personas hacen erróneamente.
En los últimos años, la cifra de 26 ºC se ha popularizado, impulsada por campañas institucionales de ahorro energético. Sin embargo, muchos técnicos en climatización advierten que, aunque puede parecer una decisión prudente, mantener el aire a esa temperatura puede hacer que el aparato trabaje durante más tiempo sin lograr el confort deseado, especialmente en días de calor extremo. El resultado: mayor consumo eléctrico y menor sensación de frescor.
La elección de la temperatura también repercute directamente en el bolsillo. Según datos del IDAE, por cada grado que se reduce en el termostato del aire acondicionado se puede ahorrar entre un 6 % y un 10 % del consumo energético. Es decir, pasar de 22 a 24 grados puede suponer un alivio importante en la factura de la luz.
Pero no sólo se trata de dinero. También está en juego la salud. Un ambiente demasiado frío puede provocar resfriados, sequedad en las vías respiratorias, irritación ocular e incluso contracturas musculares por los cambios térmicos bruscos. Por el contrario, un uso equilibrado del aire acondicionado ayuda a prevenir golpes de calor, mejora la calidad del sueño y evita que el cuerpo se vea expuesto a situaciones de estrés térmico.
Además, es importante considerar la humedad ambiental. Cuando se abusa de temperaturas demasiado bajas, se reduce la humedad en el aire, lo que puede generar un entorno propicio para la proliferación de bacterias y hongos, especialmente en sistemas mal mantenidos. La temperatura de 24 grados, combinada con un mantenimiento adecuado, ayuda a evitar estos riesgos.
Estas son algunas recomendaciones prácticas que puedes tener en cuenta:
- Mantén la temperatura entre 23 y 25 grados, siendo 24 el valor ideal recomendado por los técnicos.
- Evita poner el aire por debajo de los 22 ºC, especialmente si hay niños, personas mayores o enfermos en casa.
- Utiliza programadores horarios o termostatos inteligentes para evitar el funcionamiento continuo innecesario.
- Refuerza la climatización con medidas pasivas: baja persianas, ventila temprano, usa ventiladores de apoyo y aísla correctamente la vivienda.
Usar el aire acondicionado de forma inteligente no significa renunciar al confort, sino encontrar el punto exacto en el que tu casa esté fresca, tu salud no se resienta y la factura no se dispare. Y ese punto, según la mayoría de expertos, está claro: ajusta tu termostato a 24 grados y tu bolsillo y tu cuerpo te lo agradecerán.
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