Opinión

La rebelión de los hombres

Apenas un ocho por ciento de la población española expresa que no existe desigualdad por sexos

La brecha salarial entre hombres y mujeres se mantiene
La brecha salarial entre hombres y mujeres se mantienelarazonLa Razón

Leo dos artículos aquí muy interesantes. Uno es de Jorge Vilches al que medio plagio el título. Me encanta la idea de que los hombres se rebelen de una vez. Pero no contra el feminismo, que es solo la convicción de que el hombre y la mujer deben tener igualdad de oportunidades, sino a favor de hacer su propia revolución personal que lleve a una transformación social en la lucha de géneros. Apenas un ocho por ciento de la población española expresa que no existen desigualdades en este terreno. Este dato es muy esperanzador, indica que el noventa por ciento es consciente de que existe injusticia y, por lo tanto, hay que acabar con ella. La cuestión es cómo. Julio Carabaña, inolvidable profesor mío de Sociología, hace un recuento del informe del CIS, algunos de cuyos datos son contradictorios. Por ejemplo, el 44 por ciento de los los hombres se sienten discriminados con las políticas de igualdad, Es decir, piensan que se ha llegado demasiado lejos en la promoción de la paridad de las mujeres. Sin embargo, esta afirmación es falsa para el 65,5% de ellas, que en número aún mayor opinan que la situación para acceder a un puesto de trabajo de responsabilidad es mucho más complicada para las féminas. Afirmación que defiende el 50 por ciento de los hombres y que confirma la propia realidad. Como ven, si creemos en las encuestas, aparecemos muy confusos. Porque una cosa es la creencia, otra la acción ante esa injusticia, otra los dogmas que nos atenazan y, finalmente, el miedo o la ignorancia sobre cómo forjar esa rebelión personal. Así vamos, en bucle, pero sin marcha atrás; porque la revolución de las mujeres no la tiene. Y la única manera de que nadie se sienta dañado, no ya por las políticas feministas, algunas muy desafortunadas, sino por las propias mujeres de la vida, es que ellos se sumen a nuestro empeño. Juntos, sin agresiones mutuas, solo así se podrá lograr esa igualdad en la diferencia.