¿Renta mínima?

- Si los fondos públicos siguen disminuyendo, ¿cree que asociaciones como Cáritas serán capaces de seguir ayudando a todos los necesitados?

–Nos encontramos en un punto de reducción presupuestaria, a lo que tenemos que añadir que las clases medias se ven muy afectadas por la crisis, sobre todo por la elevada cifra de desempleo; una circunstancia que no había sido tan grave en anteriores recesiones. Por un lado, es necesario tomar conciencia de este reto, colaborar para que todos los ciudadanos tengan los bienes básicos. A esto hay que añadir que cada vez existe una mayor respuesta de la sociedad civil que se organiza: es más solidaria, está dispuesta a compartir, a poner en marcha mercados de intercambio. Todo esto se está haciendo al margen de nuestras instituciones, que no son capaces de garantizar el nivel de subsistencia.

- ¿Qué papel está jugando el paro juvenil en el aumento de la desigualdad?

–Los jóvenes son un colectivo excluido. Es posible que el «baby boomerang» –la generación que vuelve tras perder su empleo, un divorcio o una hipoteca fallida– recurre más a la familia para ver hasta qué punto lo puede afrontar. La gente joven que queda fuera del círculo social, marginados.

- ¿Sería posible plantear una renta mínima para los 700.000 hogares en exclusión?

–Existe un gran debate sobre estas medidas así como las que se están analizando estos días en Segovia, en una conferencia internacional que reúne a expertos de varios países para afrontar el declive de las clases medias por la crisis (appam.org). La discusión sobre la renta mínima es similar a la que se generó con las pensiones. Es una cuestión de voluntad política.

*Catedrático de Trabajo Social de la UNED