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El primer bebé curado del virus del sida

Médicos de EE UU aseguran haber erradicado el VIH del organismo de un bebé recién nacido en Mississippi, cuya madre estaba infectada. La curación habría sido posible gracias a un triple cóctel de fármacos administrado a la niña 30 horas después de su nacimiento

El «milagro de Mississippi, paso a paso
El «milagro de Mississippi, paso a pasolarazon

Médicos de EE UU aseguran haber erradicado el VIH del organismo de un bebé recién nacido en Mississippi, cuya madre estaba infectada. La curación habría sido posible gracias a un triple cóctel de fármacos administrado a la niña 30 horas después de su nacimiento

Los cimientos de la comunidad científica y médica se sacudieron ayer después de que, por primera vez en la historia, un equipo médico estadounidense anunciase la curación de un bebé con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La noticia, dada a conocer en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas de Atlanta (EE UU), abre la puerta a nuevas vías de curación del VIH en recién nacidos, si bien los expertos han pedido prudencia ante el que podría ser sólo «un caso excepcional». Aunque ya hubo otro caso conocido de curación del virus –el llamado «paciente de Berlín»–, sí es la primera curación que se da en todo el mundo en un bebé.

La historia de este «milagro» se remonta al otoño de 2010, cuando una mujer acudió en estado de gestación a un hospital rural de Mississippi (EE UU), donde dio a luz de forma prematura, según informó ayer «The New York Times» en su edición digital. El hecho de que la mujer no hubiese sido examinada por un médico a lo largo de su embarazo propició que desconociese que estaba infectada por el VIH hasta el mismo momento del parto, por lo que tampoco recibió ninguna clase de tratamiento profiláctico para tratar de evitar que su bebé resultase infectado.

Infección en el útero

Ante el preocupante descubrimiento, el bebé fue trasladado de inmediato al Centro Médico de la Universidad de Mississippi, donde llegó transcurridas 30 horas desde el alumbramiento. Allí, la niña fue tratada por la doctora Hannah B. Gay, especialista en enfermedades infecciosas infantiles, quien le practicó dos análisis de sangre que confirmaron el peor de los presagios: el bebé estaba infectado por el VIH. No obstante, los niveles del virus en su organismo eran relativamente bajos para un bebé –unas 20.000 copias por mililitro–, lo que podría sugerir que la infección se produjo en el útero materno, y no durante el parto. Fue en ese instante cuando la doctora Gay decidió administrar al bebé un triple cóctel de fármacos, frente al tratamiento más habitual en recién nacidos con madres infectadas por el VIH, a los que suele administrarse uno o dos fármacos como medida profiláctica.

Los resultados no se hicieron esperar: los niveles del virus en la niña disminuyeron rápidamente hasta hacerse prácticamente indetectables pasado un mes, eso sí, complementando la actuación inicial con un tratamiento prolongado de antirretrovirales. Cuando la niña cumplió un año y medio, se interrumpió el tratamiento médico y la pequeña ya no regresó al hospital hasta cinco meses después. En ese momento, ni la propia doctora Gay esperaba unos resultados tan satisfactorios: «Todos los análisis dieron negativo». De hecho, incluso llegó a ordenar repetir los análisis pensando que podría tratarse de un error de laboratorio. Fue entonces cuando Gay se percató de que estaba ante «un caso muy inusual». Contactó entonces con la doctora Katherine Luzuriaga, inmunóloga de la Universidad de Massachusetts, que a su vez trabajaba con la doctora Deborah Persaud, viróloga de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, que fue además la encargada de presentar ayer el hallazgo ante los ojos del mundo. Nuevas pruebas muy sofisticadas confirmaron de nuevo los resultados. Aunque se encontraron diminutas cantidades de material genético del VIH, no se halló rastro alguno de ningún virus con capacidad para replicarse en el organismo de la niña. Una de las teorías que manejan los investigadores es la posibilidad de que el cóctel de fármacos administrado al bebé acabase con el virus antes de que éste pudiese establecerse de forma latente en la niña. «Ésta es una prueba de que el VIH puede ser potencialmente curable en niños», afirmó la doctora Persaud. Con todo, aún será necesario hacer muchas más pruebas para observar si este tratamiento podría tener el mismo efecto positivo en otros recién nacidos infectados por el VIH.

El escepticismo con el que ha sido acogida esta noticia por parte de la comunidad científica se basa, en parte, en dudas acerca de si realmente había infección. En este sentido, la doctora Persaud aseguró que la niña fue sometida a cinco pruebas en su primer mes de vida en las que se confirmó sin lugar a dudas la presencia del VIH. Para el doctor José Luis Casado, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, podríamos estar ante «un caso excepcional» como los que se dan en ocasiones en la medicina, informa Ep. Por este motivo, insiste en que hasta que se comprueben con mayor rigor los resultados, «la mejor manera de evitar que un niño tenga VIH es detectar y tratar a las madres».

Tres carreras dedicadas a frenar el VIH

La doctora Hannah B. Gay (en la imagen, bajo estas líneas) trabaja en la actualidad en el Centro Médico de la Universidad de Mississippi (EE UU), donde ejerce como especialista en enfermedades infecciosas pediátricas, además de haber publicado numerosos trabajos sobre el VIH. Ella ha sido la principal artífice de la primera curación del VIH en un bebé recién nacido, si bien ha contado con la ayuda de la doctora Katherine Luzuriaga –inmunóloga de la Universidad de Massachusetts con más de 20 años de experiencia investigando sobre la transmisión del VIH de madres a hijos– y de la doctora Deborah Persaud, viróloga de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, especializada en el estudio de los mecanismos de persistencia del VIH en niños.