Sanidad

Reducen un 55 % el tamaño de tumores renales sangrantes sin cirugía

Un grupo de investigadores españoles ha logrado reducir en más de un 50 por ciento el tamaño de los angiomiolipomas renales, masas tumorales benignas no cancerosas implantadas en el riñón y cuyo principal peligro es el sangrado.

Estos tumores benignos alojados en el riñón, que cuando sangran pueden poner en peligro la vida del enfermo, son la manifestación de la esclerosis tuberosa, una enfermedad minoritaria y hereditaria que hasta ahora no contaba con más tratamiento que la cirugía.

Gracias a esta investigación, liderada por científicos de la Red de Investigación Renal (Redinren), los tumores angiomiolipomas renales se podrán tratar con un medicamento ya en el mercado.

Se trata de rapamicina, un inmunosupresor utilizado habitualmente para evitar el rechazo de órganos trasplantados, según Redinren.

Para llegar a estas conclusiones, publicadas en la revista "Orphanet Journal of Rare Diseases", los investigadores desarrollaron un ensayo clínico financiado por el Instituto de Salud Carlos III en 17 pacientes de esta enfermedad rara con angiomiolipomas renales.

Los participantes fueron tratados durante dos años con rapamicina, según Redinren, que advierte de que, debido al carácter poco frecuente de la enfermedad, esta muestra de 17 pacientes convierte al ensayo en el más amplio realizado hasta el momento.

Los resultados muestran que la reducción media del volumen de los angiomiolipomas a los seis meses fue del 55 %, disminución que además se mantuvo en el tiempo.

El mecanismo para lograr esta reducción es que la rapamicina inhibe a la proteína mTOR (en la esclerosis tuberosa hay una activación permanente de esta proteína).

"Este descubrimiento abre por primera vez la puerta al tratamiento específico no invasivo de esta enfermedad", ha declarado Roser Torra, directora de este estudio, quien ha señalado que la disminución en un 55 % del tamaño del tumor es "muy beneficiosa porque reduce mucho el riesgo de sangrado".

Esta investigación ha durado tres años y los investigadores responsables desarrollan su trabajo en la Fundación Puigvert.