Estados Unidos
Olvídate de conducir
Para ello, al margen de la técnica, será necesario crear nuevas leyes, anticipar supuestos y modificar seguros.
La tecnología de conducción automática ha dado algunos pasos de gigante en tiempos recientes. No tanto en lo que respecta a los sistemas necesarios, sino a la legalidad imprescindible para que circulen por la calle. En Estados Unidos, tres estados habían autorizado su presencia en la calle. Pero se trataba de vehículos experimentales o muy caros. Y aún así se trataba de modelos que nada tenían que ver con los que vemos en la calle y sus características se acercaban más a un control de velocidad crucero que a una tecnología que revolucionaría nuestro futuro inmediato. Pero esta semana dos anuncios, ambos en Europa, cambiarán nuestra percepción de estos vehículos... Ayer, Volvo anunció que en 2017 pondrá sus vehículos sin conductor en las calles. Para esto no sólo debió desarrollar el sistema Drive Me, sino enfrentarse a problemas más profundos. El primer obstáculo fue la tecnología. Drive Me, el conjunto de sistemas y tecnologías a bordo de los futuros Volvo automáticos, cuenta con 28 cámaras –similares a las que permiten ver cómo aparcamos–, 12 sensores ultrasónicos –como los que dan una alarma sonora cuando nos acercamos a otro vehículo– y escáneres láser en los parachoques. Todos ellos están enlazados con un mapa en 3D de alta definición, sensores GPS y la oficina de control de tráfico local. Esto tiene el objetivo de advertir de problemas con el tráfico o para avisar al conductor de que debe tomar el control del automóvil si existe algún tipo de problema. Por si fuera poco, todos estos sistemas cuentan con seguros de fallo y un sistema de apoyo ante cualquier eventualidad.
Lo que se perseguía era tratar de responder al 100% de las situaciones posibles en condiciones de tráfico normal. Pero, a la par de todas estas innovaciones, Volvo también debió trabajar en conjunto con el Gobierno sueco, compañías de seguro y autoridades de transporte para lograr que en 2017 un centenar de sus vehículos autónomos puedan circular en condiciones normales. Detalles tan cotidianos como la responsabilidad en caso de accidente o la obtención de un permiso legal para leer o enviar mensajes mientras se está detrás del volante son algunas de las reformas que se han conseguido. Estos coches serán probados en la ciudad sueca de Gotemburgo. Las predicciones ya apuntaban hace tres años a Volvo como la empresa que pondría el primer coche autónomo en la calle. En 2012 había realizado, aquí en España, un ensayo pionero. Se trataba de un convoy en el que un camión guió, de forma electrónica y a lo largo de 200 kilómetros de carreteras catalanas, a varios vehículos. La prueba formó parte del proyecto SARTRE (Trenes de Carretera Seguros para el Medio Ambiente), que se realizó con fondos europeos y precisó de tres años de investigación y desarrollo. «Resulta relativamente sencillo construir y demostrar cómo funciona un coche autónomo – señala Erik Coelingh, especialista técnico de Volvo –, pero, si se busca crear un impacto en el mundo real, hay que crear un sistema robusto, seguro y asequible para todos los consumidores». Los participantes de esta prueba serán elegidos entre los habitantes de la ciudad y deberán estar sobrios y ser capaces de tomar el control del vehículo en cualquier momento. «Estamos entrando en un territorio desconocido en el campo de la conducción autónoma –dijo Peter Mertens, vicepresidente de investigación y desarrollo para Volvo–. Es emocionante dar el paso para permitir a la gente sentarse detrás del volante sin tener que conducir y en condiciones de tráfico normal en la vía pública. Nunca se ha hecho antes». El otro gran anuncio llega desde Inglaterra. Días pasados se han presentado al público los coches Meridien. Se trata de una especie de carrito de golf pasado por Photoshop para estirarlo un poco. No, el diseño no es lo suyo. Pero también de un vehículo autónomo que será testado en cuatro ciudades británicas esta primavera. No estará disponible al público, sólo se trata de una prueba para probar los sistemas en condiciones reales, aunque en un trayecto previamente determinado y aprobado por el Departamento de Transporte. El Meridien es un coche electrónico de dos asientos. Se selecciona la ruta pulsando en una pantalla táctil. Funciona con la ayuda de radares, cámaras, detectores de movimiento y sensores de ultrasonido. Todo este sistema se enlaza con un Macbook Pro en la parte trasera del vehículo, que a lo largo del tiempo de prueba –unos tres años–construirá un mapa en 3D de las rutas. «Básicamente funciona como un murciélago –explica Pierre Lefevre, director de Phoenix Wings, la empresa que desarrolló el Meridien–, emitiendo ultrasonidos para construir un mapa de su entorno. El propósito es lograr que se convierta en un reemplazo para los vehículos privados, una forma de llevar a la gente desde el metro o el tren al trabajo o el hogar». La iniciativa es interesante porque cubre un nicho que no compite con la industria del automóvil, sino que da un servicio. Por ello está financiada por el Gobierno británico. Aún así, falta un poco de tiempo para que crucemos una senda peatonal y nadie nos mire. Y los problemas más pequeños son los tecnológicos. De acuerdo con Nick Reed, director de I+D del proyecto Meridien, «quedan algunos obstáculos técnicos: el sistema no funciona muy bien con nieve o en días con neblina y la velocidad máxima es de 20 kilómetros por hora. Pero está siendo aceptado por el público. Y por las autoridades». De hecho, estas últimas son las mayores dificultades que debe afrontar esta tecnología. Será necesario crear nuevas leyes, anticipar supuestos y modificar los seguros.
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