Estados Unidos
Un problema técnico aborta una misión espacial sin precedentes
SpaceX aplazó este martes por un problema técnico, momentos antes del despegue, el lanzamiento de la cápsula Dragon para abastecer a la Estación Espacial Internacional (EEI), que iba a ir acompañado de un ensayo sin precedentes de aterrizaje del cohete Falcon 9 en una plataforma en el océano Atlántico.
El lanzamiento, que ya se había pospuesto en dos ocasiones en diciembre, estaba previsto para las 06.20 hora local (11.20 GMT) de hoy martes en el centro de la agencia espacial estadounidense (NASA) en Cabo Cañaveral, en Florida, en el sureste de EEUU.
Con la cuenta atrás ya en marcha, el despegue se canceló cuando apenas faltaba un minuto y 20 segundos para la hora programada.
Durante esa cuenta atrás, los ingenieros de SpaceX observaron un problema en uno de los vectores de empuje del cohete que, probablemente, habría causado una «interrupción automática» del lanzamiento, de acuerdo con un portavoz de la compañía, John Taylor.
El multimillonario fundador de SpaceX, Elon Musk, explicó en Twitter que esa parte del cohete se estaba «comportando de forma extraña» y, por ello, es necesario investigar a fondo lo ocurrido.
El próximo intento tendrá lugar el próximo viernes también desde Cabo Cañaveral a partir de las 05.09 hora local (10.09 GMT), según indicó SpaceX, una de las dos empresas privadas contratadas por la NASA para llevar material a la EEI.
El objetivo principal de esta misión era lanzar la cápsula no tripulada Dragon con más de 2,2 toneladas de alimentos, suministros y experimentos científicos para los seis astronautas que viven actualmente en la EEI.
Entre los experimentos que llevará la Dragon a la EEI figuran uno para estudiar el sistema inmunológico de las moscas de la fruta y un instrumento de la NASA, conocido con las siglas CATS, para supervisar desde la órbita la distribución mundial de las nubes.
Es la quinta misión de este tipo tras el éxito de las cuatro anteriores, pero esta vez, cuando ya Dragon estuviera en órbita y encaminado hacia la EEI, SpaceX pretendía que la primera fase del Falcon 9 se desprendiera y aterrizara de forma controlada en una plataforma flotante sobre el Atlántico, a unos 320 kilómetros al este de la ciudad de Jacksonville, en Florida.
Ese intento de aterrizaje no tiene precedentes, de acuerdo con la compañía, que estimó en diciembre sus probabilidades de éxito en un 50 por ciento «en el mejor de los casos».
La prueba pretende ser la primera de otras similares con las que el fundador de SpaceX busca desarrollar cohetes independientes y reutilizables que permitan abaratar el costo de los vuelos espaciales.
SpaceX ya logró el año pasado, en dos intentos en abril y julio, dos amerizajes exitosos del Falcon 9.
La empresa, con sede en California, tiene un contrato de 1.600 millones de dólares con la NASA para realizar 12 misiones de abastecimiento a la EEI con su cohete Falcon 9 y su cápsula Dragon.
Mientras, su competidora, Orbital Sciences, cuenta con un contrato con la agencia espacial de 1.900 millones de dólares para efectuar ocho misiones de abastecimiento.
En octubre pasado, un cohete Antares de Orbital Sciences explotó poco después de partir con dos toneladas de carga para el complejo espacial y, días más tarde, murieron dos pilotos en un vuelo de prueba de la nave espacial SpaceShipTwo de la compañía Virgin Galactic.
Estados Unidos, que retiró su flota de transbordadores en 2011, perdió la capacidad para realizar viajes tripulados en un vehículo propio y ha dependido de las naves rusas Soyuz para enviar a sus astronautas a la EEI, con un costo de unos 70 millones de dólares por vuelo.
El pasado 5 de diciembre, la cápsula Orion realizó con éxito su primer vuelo de prueba no tripulado al espacio, un paso importante hacia la exploración de nuevos destinos en el espacio profundo como un asteroide o el planeta Marte.
La NASA se ha marcado como objetivo enviar una misión tripulada a un asteroide en 2025 y a Marte en 2030.
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