Opinión
Toque de atención
Bergoglio usa esta vez términos dramáticos
La encíclica «Laudato si» fue publicada el 24 de mayo del 2015; pocos meses después se abría en París la COP21. Francisco confió a los periodistas que la publicación de la encíclica se adelantó a petición de la entonces Ministra francesa Segolène Royal que consideraba decisiva la intervención del Papa para el éxito de la conferencia.
La exhortación apostólica «Laudate Deum» lleva fecha del 4 de octubre, festividad de San Francisco de Asís, y la COP28 se inaugurará en Dubai el 30 de noviembre. En el texto, el Papa considera que esta «convención puede ser un punto de inflexión que muestre que todo lo que se ha hecho desde 1992 iba en serio y valió la pena o será una gran decepción y pondrá en riesgo lo bueno que se haya podido lograr hasta ahora». Así, exige que las medidas que se adopten «sean eficientes, sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente».
Bergoglio usa esta vez términos dramáticos: «No tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebra». A la par, se defiende y defiende a los movimientos ecologistas. «Terminemos de una vez –amonesta– con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, «verde», romántico frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos».
Dentro de mes y medio los ojos del mundo se concentrarán en la capital de los Emiratos Árabes Unidos donde Bergoglio firmó en febrero del 2019 el Documento sobre la Fraternidad Humana.
La frase final de esta exhortación apostólica resulta clave: «Un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor enemigo de sí mismo».
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