
Jardinería
El truco para que la albahaca florezca en tiempo récord y sin fertilizantes artificiales
Además de ser una gran aliada en la cocina, también actúa como repelente natural de insectos, lo que la hace ideal para el cocultivo con otras plantas

No hay nada peor que ir a echar mano de la albahaca para darle el toque final a un plato de pasta, una pizza casera o preparar un buen pesto… y encontrarse con las hojas secas, mustias o completamente podridas. Para evitar ese pequeño drama culinario, es fundamental cuidar la planta correctamente desde el primer día.
La buena noticia es que mantenerla fresca y lista para cosechar no requiere experiencia previa ni sacrificar el bolsillo con fertilizantes artificiales, sino constancia, algunos trucos sencillos y fertilizantes naturales que seguramente ya tienes en casa. Y si crees que tu albahaca ya está perdida, no te preocupes: aún puedes revivirla.
La albahaca es una de las hierbas aromáticas más versátiles y fáciles de cultivar. Con su aroma inconfundible y su enorme variedad de sabores y colores, esta planta mediterránea se adapta perfectamente tanto a jardines como a balcones o alféizares de ventana. Además de ser una gran aliada en la cocina, también actúa como repelente natural de insectos, lo que la hace ideal para el cocultivo con otras plantas.

Cómo cultivar albahaca desde cero
Si partes de semillas, la albahaca es muy amigable para quienes se inician en el cultivo de hierbas. Lo primero es elegir un lugar con buena luz: necesita al menos seis horas de sol directo al día. La siembra debe hacerse en un sustrato húmedo y bien drenado, cubriendo ligeramente las semillas con unos milímetros de tierra. En unos cinco a siete días, las semillas comenzarán a germinar. A medida que crezcan las primeras plántulas, será necesario aclararlas, dejando una separación de entre 15 y 30 cm entre cada una.
Si prefieres cultivar en interior, comienza entre seis y ocho semanas antes de la última helada de la temporada. Cuando las plantas tengan dos o tres pares de hojas verdaderas, podrás trasplantarlas al exterior o a una maceta más grande.
Variedades para todos los gustos
Aunque solemos pensar en la albahaca genovesa -la clásica del pesto-, existen más de 60 variedades distintas. Algunas de las más populares son la albahaca tailandesa, con notas de anís que la hacen ideal para platos asiáticos; la albahaca limón, fresca y cítrica, perfecta para ensaladas o bebidas; la albahaca canela, con un aroma cálido y especiado; y la albahaca sagrada (Tulsi), muy apreciada por sus propiedades curativas en la medicina ayurvédica.

Claves para mantenerla sana y productiva
La albahaca prefiere suelos ricos en materia orgánica, con buen drenaje. Puedes enriquecer la tierra con compost o usar una mezcla especial para macetas. El riego debe ser regular pero sin excesos; si las hojas se ven caídas, es señal de que necesita agua, especialmente si está en maceta, donde el sustrato se seca más rápido.
La fertilización también es importante. Un fertilizante orgánico de liberación lenta es ideal al momento de plantar, y puedes complementar con uno líquido -como el de algas marinas- una vez al mes. Incluso puedes usar restos de cocina: cáscaras de plátano trituradas, posos de café o agua de cocción de vegetales son excelentes fertilizantes caseros.
El arte de podar (y de no dejarla florecer)
Uno de los secretos para tener una albahaca frondosa es la poda. Cuando la planta alcanza unos 15 cm de altura, puedes comenzar a cortar las puntas de crecimiento para fomentar la ramificación lateral. Además, si notas que empieza a florecer, corta las flores de inmediato. Aunque son bonitas, hacen que las hojas pierdan sabor y se vuelvan amargas.

Cómo multiplicar y recuperar tu planta
Si tu albahaca está en sus últimas, aún puedes intentar multiplicarla con esquejes. Solo necesitas cortar una rama sana de unos 10 cm, retirar las hojas inferiores y colocarla en un vaso con agua. En una o dos semanas desarrollará raíces y estará lista para ser trasplantada. También puedes hacerlo aunque tu planta esté bien, para tener repuestos siempre a mano.
¿Y si ya se ha secado? No todo está perdido
Si las hojas están secas pero el tallo aún está verde, poda las partes dañadas y coloca la planta en un lugar luminoso. Riega con más regularidad y añade un poco de compost o fertilizante líquido suave. Muchas veces, un poco de cariño y las condiciones adecuadas pueden devolverle la vida.
Cómo conservar la albahaca para todo el año
Para mantener la albahaca fresca por más tiempo, puedes colocar ramitas cortadas en un vaso de agua, cubiertas con una bolsa de plástico en la nevera. También puedes secarla o congelarla para usar en invierno, ya sea picada en cubos de hielo con aceite de oliva o en hojas enteras dentro de una bolsa sellada.
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