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Una británica reclama su derecho a ser esterilizada a los 29 años
Holly Brockwell ha tenido siempre muy claro que no quiere tener hijos. Ahora, para evitarlo, ha pedido a su médico que la someta a un proceso de esterilización, pero se la han negado. A sus 29 años, las píldoras anticonceptivas le generan muchos problemas, como vómitos, malestar, problemas de piel, dolor y mucho sangrado, lo que ha provocado que, en ocasiones, haya tenido que ausentarse del trabajo.
"Lo he intentado con todo tipo de píldoras y nunca encontré una que me siente bien. tampoco los implantes y parches de hormonas", confiesa a "DailyMail".
Brockwell ha madurado la idea desde que cumplió los 16. Cuando llegó su 26 cumpleaños puso en marcha su plan, pero tres años después no lo ha logrado. "Dicen que las madres jóvenes embarazadas van a cambian de opinión o que no saben lo que quieren, dos motivos que me repiten constantemente. Si a los 16 años puedes tener hijos, una decisión que afecta a las mujeres, al padre y al bebé, yo soy lo suficientemente mayor como para tomar una decisión que sólo me afecta sólo mí".
La pregunta que surge entonces es ¿cómo puede estar tan segura de que no quiere ser madre? "He pasado mucho más tiempo pensando en no tener hijos que el que dedica la mayoría de la gente en plantearse tenerlos. He pensado en todos los aspectos, incluyendo lo que sucederá si cambio de opinión", afirma.
Para Holly "es difícil explicar por qué no quieres algo. Intenta explicar exactamente por qué no te gusta alguien, o por qué no te apetece pizza para cenar hoy. Simplemente no lo haces.
La única explicación que se me ocurre es que cuando me imagino todos esos bellos momentos de los que todo el mundo habla -la celebración de tener un bebé en los brazos, el primer día de colegio o enseñarles cosas sobe el mundo- tengo un fuerte pensamiento en la cabeza que me dice 'No, gracias'".
La madre de esta mujer se esterilizó tras el nacimieno de Brockwell, su segundo parto. No quería tener más hijos, pero se volvió a casar y su marido le pidió tener nuevos hijos y llegaron tres más. Como consecuencia de esto, argumenta, ella nunca ha tenido libertad ni dinero, se ha quedado sin poder cumplir muchos de los sueños que tenía y se siente atrapada por la elección que tomó.
"No quiero que eso suceda a mí", concluye.
Brockwell afirma que "quiero que mi propia vida. Quiero una carrera, dinero, tiempo y energía. Quiero ser Holly, no mamá. Quiero ser capaz de viajar y decir "sí"a las oportunidades sin preocuparme de tener que buscar un colegio o una niñera. Sólo quiero saber que estoy permanentemente a salvo de mi peor pesadilla: quedar embarazada".
Sin embargo, el sistema de salud británico cree que no es lo suficientemente mayor como para tomar esta decisión y le han dicho que no iban a pagar una operación "innecesaria". En cambio, la sanidad privada ofrece este servicio por 2000 euros.
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