Alimentación

Una dieta pobre mata más que el tabaco

Una de cada cinco muertes se debe a lo que comemos, según un estudio. Y sobre todo por no consumir alimentos saludables, más que por comer cosas «ricas». Así, en EE UU fallecen más personas que en Ruanda o Nigeria. Consumimos diez veces más bebidas azucaradas de lo que deberíamos

Israel, Francia, España, Japón y Andorra tienen las tasas más bajas de muerte por la dieta / Foto: Dreamstime
Israel, Francia, España, Japón y Andorra tienen las tasas más bajas de muerte por la dieta / Foto: Dreamstimelarazon

Una de cada cinco muertes se debe a lo que comemos, según un estudio. Y sobre todo por no consumir alimentos saludables, más que por comer cosas «ricas».

Somos lo que comemos», tal y como afirmó el filósofo Feuerbach. Y los riesgos de no llevar una dieta equilibrada, al final, se pagan. Un equipo de más de 130 científicos de casi 40 países ha analizado cómo comemos y sus consecuencias hablan por sí solas: llevar una dieta pobre mata a más personas en el mundo que el tabaco, la presión arterial alta o cualquier otro riesgo para la salud. De hecho, llevar una alimentación deficiente es la explicación de una de cada cinco muertes en todo el mundo. En concreto: en 2017 fallecieron 11 millones de personas a nivel global por una dieta deficiente. Éstas son algunas de las conclusiones principales del estudio publicado ayer en la prestigiosa revista médica «The Lancet». Se trata del análisis más completo sobre los efectos de la dieta en la salud jamás realizado. Pero, ¿qué dieta es más dañina? y ¿cómo comemos los españoles?

El consumo de cantidades bajas de alimentos saludables, como son los cereales integrales, la fruta, la leche, los frutos secos o las semillas, y demasiados alimentos «ricos», como las bebidas azucaradas, las carnes rojas, la carne procesada, las grasas trans o la sal que disparan las probabilidades de sufrir problemas de salud crónicos, como las enfermedades cardíacas y la diabetes, están detrás de esas muertes.

Para el estudio, los científicos evaluaron el consumo de los principales alimentos y nutrientes en 195 países y cuantificaron el impacto de los regímenes deficientes en las muertes y enfermedades no transmisibles, analizando la situación en 1990 y en 2017. Para ello examinaron 15 ingredientes: dietas bajas en frutas, verduras, legumbres, cereales de grano, nueces, semillas, leche, fibra, calcio, ácidos grasos omega-3 de mariscos, grasas poliinsaturadas y dietas ricas en carnes rojas, carnes procesadas, bebidas azucaradas, ácidos grasos trans y sodio. El resultado: asociaron más muertes con no comer suficientes alimentos saludables que con hacerlo mal. Así, las dietas ricas en sodio, pero bajas en cereales de grano entero (como cebada, arroz integral, trigo sarraceno, mijo, avena, maíz de grano entero, etc.) y en frutas representaron más de la mitad de todas las muertes relacionadas con la alimentación a nivel mundial en 2017.

Este tipo de dieta esta detrás de 10 millones de muertes por enfermedad cardiovascular, 913.000 por cáncer y casi 339.000 por diabetes tipo 2. Una cifra muy superior a la registrada en 1990, que era ocho millones de fallecimientos, debido, en gran parte, al aumento y al envejecimiento de la población.

Y pese a la importancia que tiene lo que comemos en nuestra salud, los científicos no encontraron ninguna región que consumiera la cantidad óptima de los 15 factores dietéticos. Sólo algunas regiones comen algunos ingredientes en las cantidades correctas. Por ejemplo, la ingesta de verduras es la óptima en Asia central, al igual que el consumo de ácidos grasos omega-3 en Asia Pacífico.

«La mala alimentación es un asesino que ofrece igualdad de oportunidades», recuerda el doctor Ashkan Afshin, autor principal del estudio y profesor asistente en el Instituto para la Métrica y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, en Estados Unidos.

«Este estudio afirma lo que muchos han pensado durante años: que una dieta deficiente es responsable de más muertes que cualquier otro factor de riesgo en el mundo», dice el Dr. Christopher Murray, autor del estudio y director del citado instituto. «Si bien el sodio, el azúcar y la grasa han sido el foco de los debates sobre políticas en las últimas dos décadas, nuestra evaluación sugiere que los principales factores de riesgo en la dieta son una alta ingesta de sodio o una baja ingesta de alimentos saludables, como cereales integrales, frutas, nueces, semillas y verduras», añade.

De hecho, de promedio, el mundo sólo comió el 12% de la cantidad recomendada de nueces y semillas. Léase, tres gramos de ingesta al día, frente a los 21 gramos diarios que se aconsejan. En cambio, bebimos alrededor de 10 veces la cantidad recomendada de bebidas azucaradas: 49 gramos frente a los 3 gramos óptimos.

Tampoco tomamos suficiente leche: 16% de lo recomendado, un 23% de cereales integrales que se aconseja comer y casi el doble de carne procesada de la recomendada, así como un 86% más de sodio.

España, en el top 5

Y aunque no comemos todo lo bien que deberíamos, nuestro país está entre los Estados con las tasas más bajas de muertes relacionadas con la dieta: Israel (89 muertes por cada 100.000 personas), Francia, España, Japón y Andorra. «En España, el 12,7% de las muertes están relacionadas con la dieta. La baja ingesta de cereales integrales es el principal factor de riesgo en la dieta para las muertes en vuestro país», explicó a este periódico Afshin. Nada que ver con otros países como Reino Unido, que se sitúa en el puesto 23 con 127 muertes por 100.000 habitantes, o de Estados Unidos (puesto 43 con 171 muertes por 100.000 habitantes). De hecho, en EE UU muere más gente por mala dieta que en Ruanda o Niegeria (puesto 41 y 42). Aunque los países con las tasas más altas de muertes relacionadas con la dieta fueron: Uzbekistán (892 muertes por cada 100.000 personas), Afganistán, Islas Marshall, Papúa Nueva Guinea y la República de Vanuatu.

¿Qué hay de comer?

Dado que ninguna región consume la cantidad óptima de los 15 factores dietéticos, es importante recordar que hay que consumir unos 250 gramos de fruta al día, 360 de verdura, 60 de legumbres, 435 de leche, no más de 23 gramos de carne roja ni más de 3 gramos de bebida azucarada. Y, sobre todo, llevar una dieta variada y equilibrada.