Opinión

Viejas bonitas

Ellos se sienten perdidos si no tienen una pareja al lado

Tres señoras caminan cogidas del brazo en una céntrica plaza de Valencia
Tres señoras caminan cogidas del brazo en una céntrica plaza de ValenciaBIEL ALIÑOAgencia EFE

A mí no me duele la palabra viejo porque veo en ella la fortuna de una vida larga, la fortaleza física y mental, la dignidad de la conciencia, la sabiduría… Veo el desgaste también, pero a ese deterioro físico y cognitivo se suele sumar la libertad de expresión, la dulzura, la desnudez del alma, la concisión de las palabras, el goce del presente… Viejo o vieja es para mí la expresión poética, mientras que mayor es la del disimulo burocrático. Decir sin decir. Esconder la realidad en feos vocablos. Según un informe del CSIC, en España somos muchas las mayores de sesenta y cinco años, más que muchos, pues los hombres siguen muriendo antes. Por eso también son muchas las que viven solas, más que muchos porque ellos suelen volver a casarse ante una separación o viudedad. Ellos, muchos de ellos, por la forma en que está organizada todavía nuestra sociedad, sufren más dependencia y se sienten perdidos si no tienen una pareja al lado. No, no es fácil vivir sola. Pero ellas, viejas bonitas, quizá porque ya han tenido bastante con el primero, o porque no encuentran uno a su altura, eligen la soledad. Seguir cuidando a un varón no compensa. Bastante tenemos con cuidarnos a nosotras mismas y no morir en el intento. La soledad no es el mejor estado de la persona, es innegable. Acarrea exclusión social y situaciones duras, sobre todo si no tienes hijos que verdaderamente se ocupen de ti. ¿A cuántos ancianos encuentran muertos solos en su vivienda? Da miedo morirse sola, es algo muy triste y probable cuando en tu casa no hay nadie más, o quizá solo un perrito o un gato. En este contexto, nos dice el CESIC, la soledad es preocupante. Hay uno coma siete millones de personas mayores de setenta años que viven solas y son las que declaran mayor infelicidad. Qué pena. Algo huele mal en nuestro mundo tecnológico y mercantil. No amar y cuidar a los viejos y viejas es incultura primordial.