
Transporte
Lo vuelos de ida y vuelta no duran lo mismo, es algo que debemos saber, una ciencia exacta que tiene su razón de ser
Los pilotos conocen bien este fenómeno, y es un factor crucial para planificar rutas y estimar tiempos de llegada

Desde mediados del siglo XX, el tráfico aéreo ha crecido sin parar, y lo que alguna vez fue un lujo exclusivo para algunos, ahora es una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Si bien la aviación comercial comenzó a desarrollarse en décadas anteriores, el viaje por ocio se ha popularizado no hace tanto tiempo. La gente ya no tiene problemas en costearse un vuelo gracias al numero de aerolineas "lowcost" que encontramos en el mercado.
Hace apenas unos años, volar en avión era un privilegio reservado para unos pocos. A día de hoy, las tarifas son más accesibles, y las rutas que antes solo conectaban grandes capitales ahora llegan a destinos más variados, permitiendo que cada vez más personas elijan el avión como su principal medio de transporte, tanto para el trabajo como para las vacaciones.
Vivimos en una sociedad en la que no nos gusta perder el tiempo, y es así como el avión se convierta en la opción más eficiente para moverse rápidamente de un país a otro, o incluso entre ciudades dentro de un mismo país. Lo que antes era un lujo excepcional, ahora es parte del día a día de muchos, cambiando por completo nuestra forma de relacionarnos con el mundo y haciéndonos conocer ciudades que igual antes nunca nos hubiésemos imaginado.
Con el aumento de los vuelos y la importancia de la puntualidad, los pasajeros se han vuelto cada vez más exigentes. Aunque a menudo los retrasos y cancelaciones se deben a factores que se escapan del control de las aerolíneas, como el clima o el tráfico aéreo. Pero hay un factor científico del que muchos desconocen y es que, los vuelos de ida y vuelta entre dos lugares no suelen durar lo mismo. La duración de los vuelos está influida por otros factores que ocurren a gran altura en el cielo.
¿Por qué los vuelos de ida y vuelta no duran lo mismo?
Los pilotos conocen bien este fenómeno, y es un factor crucial para planificar rutas y estimar tiempos de llegada.

Esto se debe a factores atmosféricos que influyen en el trayecto de los aviones, especialmente las corrientes de aire que circulan a gran altitud. Estas corrientes, también conocidas como "corrientes en chorro", son flujos de aire que se mueven a velocidades de hasta 300 km/h en la troposfera,y pueden hacer que un avión tarde más o menos tiempo en recorrer la misma distancia, dependiendo de si vuela a favor o en contra de ellas.
Generalmente, estas corrientes se mueven de oeste a este debido a la rotación de la Tierra, lo que implica que los vuelos en dirección oeste suelen ser más largos, mientras que los vuelos hacia el este pueden ser más cortos. Esto es más evidente en vuelos de larga distancia, donde estos vientos de alta velocidad tienen mayor impacto. Las aerolíneas incluso aprovechan estas corrientes de aire para ahorrar combustible y reducir el tiempo de vuelo en rutas específicas, optimizando así tanto la economía como la eficiencia del viaje.
El meteorólogo alemán H. Seilkoph fue quien en 1939 introdujo oficialmente el término "corriente en chorro". Desde ese momento, estas corrientes de aire han pasado a ser un elemento clave en la aviación, influyendo fundamentalmente en si un vuelo llega puntual o se retrasa.
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